El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves durante una visita nocturna sorpresa a una base estadounidense en Afganistán que se reanudaron las negociaciones con los talibanes, interrumpidas en septiembre.
El viaje de Trump, su primero al país, se mantuvo en secreto por razones de seguridad. Tuvo lugar con ocasión de la fiesta de Acción de Gracias.
“Los talibanes quieren un acuerdo, nos estamos reuniendo con ellos, les estamos diciendo que tiene que haber un alto el fuego, ellos no querían un alto el fuego, ahora quieren un alto el fuego” explicó Trump a periodistas tras haberse reunido con el presidente Ashraf Ghani, en la base de Bagram.
“Nos quedaremos aquí mientras no haya acuerdo, o hasta que se produzca una victoria total, y ellos quieren de verdad ese acuerdo” precisó Trump.
Asimismo, confirmó su intención de reducir el número de soldados estadounidenses sobre el terreno a 8.600, en comparación con los entre 13.000 y 14.000 que hay en la actualidad.
También lee: La investigación por juicio político empaña el viaje de Trump a Florida en Thanksgiving
“Ambas partes subrayaron que si los talibanes eran sinceros en su voluntad de obtener un acuerdo de paz, debían aceptar un alto el fuego”, tuiteó Ashraf Ghani tras la marcha de su par estadounidense. “Nosotros también insistimos en que para que la paz sea duradera, se deben desmantelar los refugios terroristas de fuera de Afgansitán”.
El presidente Ghani solo fue informado unas horas antes del aterrizaje de Trump de la visita del presidente, según la Casa Blanca.
Viaje secreto
El mandatario partió el miércoles por la noche desde Florida, pasando por la base de Andrews, cerca de Washington. Llegó a Bagram hacia las 20H30 hora local, pero la noticia del viaje no se hizo pública hasta justo antes de que despegara de nuevo, poco después de medianoche (hora local).
Un fotógrafo de la AFP viajó con él pero no tuvo derecho a comunicarse antes de la llegada, así como tampoco ninguno de los periodistas que participaron en el viaje, que no fueron informados del destino del viaje hasta dos horas antes de que aterrizara el avión presidencial, con todas las luces apagadas.
En sus desplazamientos dentro de la base, Trump estaba escoltado de cerca por soldados fuertemente armados, equipados con gafas de visión nocturna.
El 7 de septiembre, Trump puso fin a las discusiones que había entablado desde hacía un año con los talibanes, para sorpresa general, pues parecían estar a punto de desembocar en un acuerdo histórico tras 18 años de conflicto en Afganistán.
Justificó su decisión con la muerte de un soldado estadounidense y de otras once personas en un atentado de los talibanes dos días antes, en Kabul.
El negociador estadounidense, Zalmay Khalilzad, tan solo reveló algunos detalles del “acuerdo de principios” que afirmaba haber cerrado con los talibanes.
Este pacto preveía una retirada progresiva de los soldados estadounidenses de Afganistán a cambio de garantías de seguridad, de una “reducción de la violencia” y de la apertura de negociaciones directas entre los talibanes y el gobierno de Kabul.
La semana pasada, los talibanes liberaron a dos rehenes, un estadounidense y un australiano, profesores en la universidad estadounidense de Kabul, a cambio de la liberación de tres talibanes de alto rango que las fuerzas afganas tenían presos.
Este jueves, el presidente estadounidense posó para tomarse fotos junto a los soldados y les sirvió el pavo, antes de pronunciar un discurso ante unos 500 efectivos dentro de un gran pabellón.
“Hemos viajado 8.331 millas para estar aquí esta noche, con un solo motivo: decirles en persona que este Día de Acción de Gracias es especial, que todo va muy bien, que nuestro país es más fuerte económicamente de lo que nunca ha sido” declaró Trump, que fue ovacionado por los militares.
Además, recalcó que guerra de Afganistán no se “decid[ía] en el campo de batalla” y que “al final, hará falta una solución política […] decidida por los habitantes de la región”.