Con 27 años de existencia, el despacho de abogados Gutiérrez Mateos y Asociados, especializado en el litigio personalizado en las materias mercantil, civil y penal, se distingue por contar con una amplia infraestructura jurídica para atender y hacer frente a los servicios profesionales que le son solicitados.
La firma está integrada por el Mtro. Emilio Gutiérrez Mateos, socio titular que fundó la firma en el año 1992, además de un equipo de abogados asociados integrado por José Javier Peña Lucido, Ángel Oswaldo Rodríguez Fernández y Rogelio Urzúa Robles, a quienes también está unido un grupo de litigantes especialistas, pasantes y personal administrativo.
De acuerdo con Gutiérrez Mateos, la ética y la honestidad son los pilares del despacho. Además, el fundamento de su filosofía es la conformación de un equipo de gente honesta, capacitada y comprometida que ha dedicado su vida al litigio.
“El principal reto de la firma de abogados ha sido integrar un equipo que comparta esos ideales, con una actuación honesta, ética, preparada y responsable, y más cuando en México es complicado caminar de esta forma”, añade el fundador del despacho.
El camino fácil es el que se busca —agrega—, y el difícil, el del estudio, la preparación y la responsabilidad: “Lamentablemente, es el que menos se aplica. Predicar con el ejemplo es una de las filosofías de la firma y sus integrantes. La única manera en la que uno puede transmitir es con el ejemplo: en la familia, en la casa, en el trabajo, en la profesión”.
—¿Por qué especializarse en las ramas mercantil, civil y penal? —se le pregunta a Emilio Gutiérrez.
—Desde el inicio de mi ejercicio profesional, prácticamente desde el primer semestre de la carrera, me enamoré del mundo del litigio: ejercer la profesión directamente ante los tribunales, defender los derechos de las personas, estar siempre involucrado en estas materias, la mercantil, civil y penal, las cuales, hasta la fecha, y desde la fundación del despacho, seguimos desarrollando todos los integrantes de la firma. Todo lo que rodea el mundo mercantil, financiero, empresarial, todos los actos que son realizados por los particulares en su vida cotidiana, y eso complementado con la rama penal.
—¿Qué ventaja competitiva representa para sus clientes que pueda ofrecer estas tres especialidades?
—Son pocos los despachos que mantienen la especialización en estas materias, lo que evidentemente da una opción muy importante a nuestros clientes, por no tener que diversificar en la contratación de varios abogados o despachos para el manejo de sus asuntos. Eso les resulta en una ventaja no solo en costos, al no duplicarse estos, sino que, más aún, en el ejercicio coordinado de sus acciones, lo que se refleja normalmente en el resultado final de los asuntos.
—¿Qué tan importante es ofrece un servicio personalizado?
—Lo más importante de todo despacho es el cliente, el trato personalizado con él. Es prioridad para la firma que toda aquella persona que nos busca y que pone en nuestras manos sus valores más fundamentales, en muchas ocasiones sin conocernos, encuentre un respaldo y representación legal-personal de excelencia, lo que se traduce en una inmensa responsabilidad. Esa es la verdad que hay que tener presente y enfrentar todos los días, cuando una persona llega a nuestro despacho es porque tiene una necesidad o problema.
“Debe haber un complemento directo entre la prestación de un servicio profesional en materia legal y un trato personalizado —continúa—. Cuando se dan esos dos elementos, normalmente se le brinda tranquilidad a la persona porque encuentra el espacio para ser escuchada, para que se le explique de forma correcta y profesional cuál es su situación legal y cuáles son sus alternativas”.
—¿Cuáles son los retos más importantes que enfrenta el país en materia de derecho?
—El principal reto, sin duda, es que la gente vuelva a sentir seguridad jurídica en su vida y en la de su gente querida, en su libertad, propiedades, posesiones y derechos. Que la sociedad vuelva a confiar en el derecho, en los órganos que lo crean y en las autoridades que lo imparten. Que la sociedad se pueda volver a organizar a través de la debida aplicación de la ley, pero para ello hay que erradicar la impunidad y la corrupción, así como las leyes arbitrarias e impositivas.