Enrique Torre Molina lleva 13 años trabajando en temas de la comunidad LGBT+ y desde organizaciones internacionales ha asesorado empresas, gobierno, escuelas sobre cómo ser más incluyentes.
Recientemente arrancó un nuevo proyecto, que es Colmena 41, una organización que busca tender puentes para tener una “comunidad más fuerte, visible y poderosa”, dice.
Es muy importante, agrega, quitar barreras y muros entre activistas y empresarios; entre periodistas y académicos, finamente, hay personas en todos esos sectores que estamos trabajando por la igualdad total, y un paso importante para eso es como comunidad estar más cercanos, conocernos, asegura.
Para el activista, el obstáculo número uno es el miedo a lo desconocido, a lo diferente, a lo demasiado diferente. “Es lo que enfrentan las mujeres cuando trabajan por sus derechos o las personas con discapacidad, o comunidades indígenas, ese miedo es con lo que la comunidad ha luchado por mucho tiempo, que nos vean como somos, que se quite el miedo a que hay muchas formas de ser, de amar, de formar familia”.
En el día a día se enfrenta con ese miedo, entonces, llega a las empresas que quieren dar un paso a favor de la inclusión, pero no saben por dónde empezar. Tienen miedo de usar un término incorrecto, una medida que discrimine y no abone. “Creo que hay que quitarnos ese miedo para ir caminando hacia una sociedad más incluyente, más tolerante”.
El también bloguero asegura que el primer paso es hablar del tema. Por ejemplo, explica, en el caso de una universidad, en su comunidad existen personas LGBT+ y, quizá, no sea un espacio donde se sientan muy bienvenidas.
Lo que se debe hacer, recomienda, es nombrarlas, hacerlas visibles. Es algo muy básico y elemental, pero tiene un impacto y un poder muy importante. En muchas familias, agrega, hay alguien que es gay y no se nombra. No hacerlo marca una diferencia, el nombrarlo le da una dignidad a esa persona y “no podemos hacernos que no existe la diversidad y voltearnos hacia otro lado. Lo hemos vivido de forma negativa, hay que irnos quitando ese miedo para una sociedad más incluyente, más tolerante”.
El movimiento LGBT+ lleva 50 años en el mundo y en México apenas 41 años, recuerda Enrique Torre. Es un movimiento relativamente nuevo y, por lo tanto, la sociedad lleva pocos años desaprendiendo esas preconcepciones culturales que discriminan.
Se tiene que desaprender que solo hay hombres y mujeres, que solo se puede ser de esa forma, igual que para el concepto de familia y para el de matrimonio. El movimiento lleva muy pocos años retando esas ideas.
“Los cambios en estas formas culturales sobre cómo nos organizamos socialmente y nos concebimos tienen un peso muy importante, añade. Si pensamos en Ciudad de México, llevamos diez años con matrimonio igualitario, y aun así hace dos semanas hubo un crimen de odio en un restaurante. Lo cultural no cambia mágicamente con una ley o política pública”.
Al hablar sobre matrimonio igualitario, dice Torre, entiende por qué hay personas LGBT+ que rechazan a quienes usan esa forma legal para ser reconocidos como pareja. Para esas personas, afirma, es entrar en una heteronorma y en una concepción tradicional de familia. No los representa ni se reconocen en ello, insiste.
Enrique Torre lo ve con otros ojos. Para mí, declara, es más retador. Es decir, “sí me quiero casar y a través de ello redefinir lo que es el matrimonio; lo que históricamente hemos asumido que es matrimonio o familia. El ver en una sección de sociales o en Facebook esta idea muy heteronormada, pero con una pareja gay, lo que hacen no es entrar en eso, sino transgredir el mismo concepto”, concluye.