Un equipo de científicos afirma haber encontrado un nuevo candidato para explicar los orígenes de la vida animal, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature.
Desde hace mucho tiempo, muchos biólogos han pensado que los primeros animales multicelulares evolucionaron a partir de organismos unicelulares que recuerdan a los coanocitos, que son microorganismos que se encuentran en las cámaras internas de las esponjas de la actualidad.
Estos coanocitos son muy similares a otros organismos unicelulares denominados coanoflagelados, a los que se considera como los parientes vivos más cercanos de los animales.
“Durante décadas, la mayoría de los biólogos han pensado que esta teoría es correcta, ya que los coanocitos de las esponjas son muy semejantes a los coanoflagelados unicelulares”, dijo en una declaración Sandie Degnan, de la Universidad de Queensland, Australia, y coautora del estudio.
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Sin embargo, los investigadores de Queensland han puesto en duda esta idea y, en cambio, sugieren que estos animales originales evolucionaron a partir de otro tipo de célula que puede asumir muchas formas distintas, de manera muy similar a las células madre que podemos encontrar en el interior de nuestro cuerpo.
“Hemos descubierto que los primeros animales multicelulares probablemente no eran como las células de las esponjas actuales, sino que eran conjunto de células convertibles”, señaló en una declaración Bernie Degnan, otro de los autores del estudio de Queensland. “La que podríamos llamar la tatara-tatara-tatara-tatarabuela de todas las células del reino animal era, probablemente, muy similar a una célula madre”.
“Esto resulta un tanto intuitivo ya que, en comparación con las plantas y los hongos, los animales tienen muchos tipos de células que utilizan en formas muy distintas, desde las neuronas hasta los músculos, y la flexibilidad celular ha sido muy importante desde el inicio para la evolución de los animales”, afirmó.
Mediante el uso de nuevas tecnologías, el equipo de Queensland puso a prueba la idea de que los primeros animales eran semejantes a coanocitos y coanoflagelados al comparar los transcriptomas, que son una serie de moléculas genéticas, de distintos tipos de células.
Los organismos que el equipo investigó comprenden tres tipos de células que se encuentran en las esponjas, entre ellas, los coanocitos, los coanoflagelados y otros microorganismos unicelulares que pertenecen al grupo de los holozoos. En cada organismo, buscaron ciertas “signaturas” de transcriptomas con el objetivo de comprender mejor su historia evolutiva.
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“Sus signaturas de transcriptomas simplemente no coinciden, lo que significa que estos no son los componentes básicos fundamentales de la vida animal, como se pensaba originalmente”, señaló Sandie Degnan. “Esta tecnología se viene utilizando desde hace apenas unos cuantos años, pero finalmente nos ayudó a abordar una muy antigua cuestión, lo que nos llevó a descubrir algo totalmente contrario a lo que cualquier otra persona haya propuesto jamás”.
“Tomamos una teoría fundamental de la biología evolutiva y la pusimos de cabeza”, dijo. “Ahora tenemos la oportunidad de reimaginar los pasos que dieron lugar a esos primeros animales, las reglas subyacentes que convirtieron a células individuales en vida animal multicelular”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek