Cuando era niño y vivía en el sur de Nueva Hampshire, nuestro hogar estaba en el sitio de una granja abandonada que consistía de enormes cimientos de granito donde alguna vez estuvieron las habitaciones. Los muros de piedra serpenteaban a lo largo del bosque. Cuando exploraba las profundidades del bosque de robles altos y arces, me preguntaba quién habría construido estos muros, y por qué.
¿Qué historias contenían estos muros?
Décadas después, cuando vivía en un ambiente rural al norte del estado de Nueva York y me acercaba a mi jubilación como geólogo, mi interés por mucho tiempo latente se vio reavivado por mis paseos en los bosques aledaños. Para entonces, sabía que los muros de piedra en Nueva Inglaterra y Nueva York son vestigios icónicos de una época en que los granjeros, con el fin de plantar cultivos y criar ganado, necesitaban retirar las piedras de la tierra. Toneladas y toneladas de granito se depositaron a lo largo de la región durante la última glaciación que terminó alrededor de 10,000 años atrás.
Para finales de la década de 1800, casi 170,000 familias que subsistían de la agricultura habían construido aproximadamente 396,000 kilómetros de muros de piedra a lo largo del noroeste de Estados Unidos. Pero para entonces, la Revolución Industrial ya había empezado a contribuir con el abandono amplio de estas granjas en la región. Fueron cubiertas por los bosques al paso de unas cuantas décadas.
Durante mis caminatas más recientes en los bosques, por mero capricho usé una unidad manual de GPS para hacer el mapa de varios kilómetros de muros de piedra. Y fue entonces que me percaté de que, ademas de ser parte de un legado estadounidense, sus ubicaciones registran una historia de muchos siglos del campo magnético errante de la Tierra.
Conectar los muros con mapas históricos
La variedad compleja de muros que surgió de mis lecturas del GPS no tenían sentido para mí hasta que hallé un viejo mapa de los límites de las propiedades en mi ciudad en la sociedad histórica local. Súbitamente, vi que algunos de los muros de piedra en mi mapa se extendían a lo largo de los bordes de las propiedades de 1790. Marcaban límites.
Mis investigaciones posteriores en registros eclesiásticos y décadas de censos federales revelaron los nombres de estas familias granjeras y detalles de sus vidas, incluidas las producciones anuales de sus cosechas. Empecé a sentir que los muros de piedra me permitían conectarme con gente muerta hacía tiempo y que había labrado esa tierra.
Ahora, los engranajes de mi mente científica empezaron a girar de verdad. ¿Las agrimensuras originales de los siglos XVIII y XIX en esta parte de la ciudad todavía existían? ¿Cuáles fueron los rumbos magnéticos de la brújula de estos límites en las agrimensuras originales?
Sabía que la ubicación del norte magnético varía con el tiempo debido a cambios en el núcleo terrestre. ¿Podría determinar su variación usando los muros de piedra y las agrimensuras antiguas? Mi mapa preliminar de los muros de piedra y unas cuantas mensuras históricas mostraron que el enfoque tenía potencial.
Sin embargo, para que tuviera algún valor científico, este trabajo tenía que abarcar áreas mucho más amplias. Necesitaba una estrategia diferente para hallar muros de piedra y hacer su mapa. Afortunadamente, hallé dos tesoros de información útil.
Primero, los Archivos del Estado de Nueva York tenían cientos de las agrimensuras originales de los siglos XVIII y XIX. Y segundo, imágenes aéreas lidar (detección y distancia de la luz) estaban disponibles al público que podrían revelar muros de piedra ocultos bajo las copas de los árboles en áreas mucho más grandes de las que yo podía cubrir a pie.
Rastrear la variación del norte magnético al paso del tiempo
La Tierra rota sobre su eje una vez cada 24 horas. La ubicación de ese eje en el hemisferio norte se llama el norte verdadero, y se modifica muy lentamente. Aun así, la ubicación del norte verdadero se puede considerar estacionaria en una escala temporal de unos cuantos siglos.
Pero no es allí donde una brújula apunta cuando señala al norte. La ubicación del polo norte magnético no solo está en una ubicación diferente al norte verdadero, sino que también cambia con rapidez; actualmente, un grado cada 10 años en Nueva Inglaterra.
La diferencia de dirección entre el norte verdadero y el norte magnético (en un momento y ubicación específica de la Tierra) se conoce como la declinación magnética. La información mundial de las variaciones históricas de la declinación magnética actualmente se basa en miles de rumbos de brújula magnéticos registrados en las bitácoras de navegación de los barcos de 1590 en adelante.
Pero ahora, mi trabajo con 1,170 kilómetros de muros de piedra proveen una revisión independiente de la declinación magnética entre 1685 y 1910.
He aquí la lógica. Cuando los colonos apilaban esas piedras a lo largo de los límites de sus terrenos, usaban límites de propiedad que habían sido dispuestos según las lecturas de la brújula de los agrimensores.
Mediante usar las imágenes lidar, los rumbos de estos muros de piedra podrían determinarse con respecto al norte verdadero y compararse con los rumbos magnéticos de los agrimensores. La diferencia es la declinación magnética al momento de la agrimensura original.
Por ejemplo, las agrimensuras originales dividieron el municipio de Stoddard, Nueva Hampshire, en cientos de terrenos con límites con rumbos de brújula magnéticos de 80 grados norte al oeste y 14 grados norte al este en 1768. Conforme la tierra fue despejada para la agricultura, los propietarios construyeron muros de piedra a lo largo y dentro de los límites de las agrimensuras de 1768.
Ahora, uno puede comparar los rumbos de estos límites definidos por los muros de piedra en relación con el norte magnético y el norte verdadero de hoy día. La diferencia muestra que la declinación magnética de esta ubicación en 1768 era de 7.6 ± 0.3 grados al oeste. Esto coincide muy bien con el modelo geofísico actual de los científicos. Dado que la declinación magnética de esta ubicación hoy día es de 14.2 grados al oeste, la dirección al norte magnético de esta ubicación se ha movido alrededor de 6.6 grados hacia el oeste desde 1768.
La información de estos muros de piedra refuerza el modelo geofísico actual del campo magnético de la Tierra.
John Delano es un profesor distinguido con cátedra de Ciencias Atmosféricas y Medioambientales en la Universidad de Albany, Universidad Estatal de Nueva York.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation, y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons. Lee el artículo original.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek