La determinación del gobierno federal de reducir el presupuesto para las Estancias Infantiles y mantener sin reglas de operación el programa de la ahora Secretaría de Bienestar, entró a los hogares de miles de mujeres que contaban con un apoyo mensual directo a los espacios donde dejaban por al menos siete horas a sus hijos.
Las historias de ellas, las afectadas, son un caleidoscopio que muestra las diversas caras de una problemática que tiene un trasfondo de desigualdad social, falta de oportunidades y pobreza.
Newsweek en Español Oaxaca recopiló el testimonio de cinco mujeres que hasta hace unos meses eran beneficiarias del programa Estancias Infantiles, y que desde inicios de este 2019 hacen frente a una nueva realidad económica que las orilló a endeudarse, dejar para después el pago de la renta, priorizar qué hijo deberá continuar en la guardería o bien, llevar consigo a los y las niñas a sus centros de trabajo: cocinas, veterinarias y a la calle, donde realizan sus ventas.
*Pasantes
La idea de volver a casa y dejar el trabajo le da vueltas en la cabeza desde hace un mes, fue lo primero que pensó cuando la directora de la estancia infantil “PekeAmigos” –ubicada en Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca—reunió a padres y madres de familia para notificarles que dejaría de recibir apoyo por parte del gobierno federal y los tutores deberían cubrir el costo de los servicios en su totalidad.
Aidé es pasante de veterinaria, estudió cinco años en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) esta carrera pero no logró titularse por falta de recursos. La ausencia del documento y la cédula le impiden hacerse cargo de un consultorio.
Sabedora de su limitante profesional y ante la necesidad de practicar, aceptó un trabajo como empleada en una veterinaria por el cual percibe tres mil 600 pesos al mes (900 a la semana), con horario de 9:30 a 16:00 horas de lunes a sábado.
De sus ingresos, debe destinar mil 600 pesos al servicio de guardería de su hija de un año cinco meses. Sin seguridad social, prestaciones, vacaciones, servicio médico, se las arregla como puede para “estirar el sueldo”.
Antes de que el programa de Estancias Infantiles sufriera el recorte, la mujer menuda de ojos tristísimos pagaba una cuota de corresponsabilidad de 650 pesos.
Con las manos entrelazadas y la cabeza baja recuerda que hace menos de un año se separó del padre de su hija y desde entonces vive con sus padres de 67 y 77 años. La propuesta presidencial de que sean los abuelos quienes se hagan cargo de la nena le parece impensable: “ellos ya están grandes y tienen derecho a no cuidar a nadie”, suelta.
La estancia infantil le permite tener un lugar seguro dónde dejar a su nena, mientras ella se hace de experiencia en su profesión. “Sí, estoy consciente que debería haber una revisión al programa, porque hay algunas personas que no necesitan el apoyo, y aunque son las menos, tendrían que dejar los espacios para quienes en verdad no podemos cubrir con la totalidad de la colegiatura, pero no por unas tenemos que pagar todas”, afirma.
Para ahorrar un poco “regatea” el costo del pasaje a los mototaxistas. De su casa a la estancia paga 40 pesos diarios (800 pesos al mes) y camina entre 25 y 30 minutos para llegar a su trabajo, con la intención de no dar “un peso más” a los transportistas.
Nancy tiene 30 años y es pasante de Economía también por la UABJO, ella es otra de las mamás que lleva a su hija a la estancia infantil PekeAmigos.
A diferencia de Aidé, ella tiene una pareja de la cual apoyarse, pero el salario de ambos no alcanza. Pese a tener una carrera, trabaja en una cocina cercana a la guardería, de 9 a 15:30 horas de lunes a viernes, labor por la cual percibe 500 pesos a la semana.
“¿Cómo le hemos hecho en este mes sin subsidio? Le pedimos a la señora de la renta que nos aguante un poco. No podemos con los gastos”, cuenta.
Su esposo trabaja en una oficina gubernamental como “mandadero” y viven en una colonia de nombre “Rufino Tamayo” perteneciente a Xoxocotlán.
La madre de una hija confiesa que ha considerado sacar a la niña de la guardería, pero no dejaría de trabajar porque bien sabe que el dinero de su esposo no alcanza, y permanecer todo el día con la niña en un cuarto de unos cuantos metros no es sano para ellas.
“La llevaría conmigo al trabajo, sé que es peligroso porque hay muchas ollas y cosas calientes en el restaurante, pero no hay opción. Ojalá rectifiquen”, dice.
*Catálogos
Blanca tiene 24 años y una hija de dos años tres meses, inscribió a la niña en octubre de 2018 y desde entonces los progresos en su comportamiento han sido notorios. “Antes no hablaba con nadie, ni iba con mis familiares, siempre estaba sola. Y ahora es más sociable, se relaciona mejor”, cuenta.
El tiempo que la niña permanece en la guardería le permiten realizar ventas por catálogo. “Vivo en la casa de mis papás con mi esposo, nos la prestaron mientras regresan de Tijuana donde trabajan”, refiere.
Para ella es inviable la propuesta presidencial respecto a que sean los abuelos quienes cuiden de su nieta, puesto que están fuera del estado, mientras que la mamá de su pareja tiene hijos pequeños de los cuales debe hacerse cargo.
La mujer con escolaridad de secundaria a la vez que vende productos por catálogo busca empleo de medio tiempo para apoyar con los gastos de la casa. Su esposo se dedica a vender garrafones con agua, actividad que le garantiza un salario de 800 pesos semanales.
“Este mes mi pareja tuvo que pedir un adelanto en el trabajo para cubrir el pago de la estancia porque hay otros gastos: la comida, el gas, la luz, los pasajes. Esta vez fue posible pero no siempre contaremos con ese préstamo. De continuar la situación así, tendré que sacar a la niña de la guardería y llevarla conmigo a vender o quedarnos en casa”, considera.
*Mamá adolescente
Anahí Castillo tiene 19 años y es madre de un niño de tres años cuatro meses y una niña de un año siete meses. A diferencia de la mayoría de mujeres que se apresuran a dejar a sus hijos antes de las nueve de la mañana para que alcancen el desayuno que este día consiste en: naranja, memelitas y leche, ella llega poco después de las 10 horas.
La directora de la Estancia, Guadalupe Matías Manuel, pasa a los pequeños al “filtro”, donde se cerciora que no tengan algún golpe en la cabeza, rostro, piernas y brazos, les revisa también que sus uñas estén cortas, todo ello frente a la mamá, quien después habrá de firmar una serie de documentos.
La joven es una de las tres madres de la Estancia –de las 20 que reciben el servicio—que tiene dos hijos.
“¿Qué cómo le hago ahora que se debe pagar la mensualidad completa? Mi mamá me apoya con una de las dos colegiaturas. Ella misma me da trabajo en un comedor que está cerca de la guardería y me paga 150 pesos al día, que es el único ingreso que tenemos en casa porque mi esposo, aunque vivo con él, no aporta”, explica.
El cuidado de los pequeños ha sido exclusivo de la mujer que concluyó sus estudios de secundaria y que valora sacar a su hijo mayor para llevarlo con ella a la cocina y tenerlo ahí durante todo el día.
“Mi mamá no lo puede cuidar, ella también trabaja”, responde sobre el planteamiento de que sean los abuelos quienes se hagan cargo de los nietos.
*Apretarse el cinturón
Anilú tiene 37 años y durante siete meses tuvo el subsidio de la entonces Secretaría de Desarrollo Social para que su hija estuviese bajo el cuidado del personal de “PekeAmigos”, compuesto por cinco cuidadoras de salas, una cocinera y la directora.
La diseñadora gráfica puede trabajar sin ningún problema mientras la nena es atendida. Tiene un pequeño negocio del cual se hace cargo mientras su esposo está fuera de la ciudad, el tiempo que deja a la niña en la guardería le permite ampliar sus expectativas profesionales, mientras su hija está segura, aprende y juega.
“A mi nena le gusta mucho venir, las maestras son personas responsables que atienden bien a nuestros hijos”, afirma.
La suspensión del subsidio la obligó a “apretar los gastos”, a diferencia de las otras mujeres, ella no ha contemplado sacar a su hija de la estancia hasta que no cumpla los cuatro años, como lo marca el reglamento.
*PekeAmigos
La Estancia Infantil PekeAmigos está ubicada en Santa Cruz Xoxocotlán, municipio conurbado a la ciudad de Oaxaca, que de acuerdo al “Informe anual sobre situación de pobreza” se encuentra en el lugar número 31 de los 570 municipios de la entidad en rezago social.
Ese mismo estudio destaca que el 21.73 por ciento de los 93 mil 188 habitantes de la localidad carecen de seguridad social y el 29.03 por ciento de la población de 15 años y más tienen educación básica incompleta.
Bajo este contexto social trabaja la Estancia Infantil bajo la dirección de Guadalupe Matías, quien desde la suspensión de los subsidios dejó de cobrar su salario para ayudar a las madres y padres de familia, además de conservar los espacios laborales para sus maestras y cocinera.
“De acuerdo al espacio que tenemos en las salas, tenemos autorizada una capacidad para 30 niños. Hasta diciembre teníamos ese número, pero después de los reajustes presupuestarios se fueron 10”, detalla.
La también madre de familia ha emprendido una serie de medidas de pago que van desde la reducción al mínimo de la cuota de prestación de servicios, la prórroga de las mensualidades y los “abonos”.
La espera se hace larga, reconoce, mientras da cuenta de las dificultades que ha presentado en su salud en los últimos días: estrés al grado de no poder mover las manos y el pie, todo ello derivado de la situación que enfrenta. “Me preocupo mucho porque son las mamás, los niños y el personal el que resulta afectado”, apunta.
Asegura que las supervisiones se han llevado a cabo de manera rigurosa por parte del DIF Nacional y el personal de la entonces Sedesol, entre ambas instituciones revisaban al menos ocho veces al año su estancias.
“Verificaban que cumpliéramos con menús en los que incluyéramos proteína, frutas y verduras, que los detectores de humo y extintores funcionaran adecuadamente, que las maestras contaran con certificaciones de Protección Civil, y capacitación sobre educación de infantes; que los baños estuviesen limpios, que las instalaciones no fueran peligrosas para los niños y una serie de requerimientos que se publicaban en las reglas de operación”, explica.
A lo largo de cuatro años esta joven pedagoga se ha hecho cargo de la guardería y ha sabido lidiar con éxito la burocracia y los requerimientos para garantizar el funcionamiento de este espacio al que encomiendan los padres lo más valioso que poseen: sus hijos.
Lupita está segura que la Estancia pasaría el “filtro” en cuanto se realice la supervisión y cumpliría con las rigurosas reglas de operación que saldrán “algún día”, mientras tanto continuará al frente, luchando silenciosamente. “Nos pusieron el color de un partido político, pero nosotras trabajamos con niños, no con políticos”, defiende.
*¿Qué dice Coneval?
El programa de Estancias Infantiles tuvo una valoración “destacada” de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación (Coneval), en el resumen de desempeño de los programas sociales en el año 2016-2017.
“El principal hallazgo de la Evaluación de Impacto fue que el programa Estancias Infantiles aumentó en 18 por ciento la probabilidad de encontrar trabajo. Entre los efectos positivos se encontraron: aumentos en la permanencia laboral, incremento en el número de horas trabajadas y mayor diversidad en la dieta de las niñas y niños bajo el cuidado. Se identificaron efectos positivos en el desarrollo infantil”, detalla el informe.
La institución responsable de analizar el impacto de los programas sociales detectó que una de las debilidades de la estrategia implementada desde 2007, consistió en la falta de mecanismos para validar los estudios socioeconómicos realizados a los beneficiarios.
*A la más de 200 estancias en Oaxaca, el 1.96% del presupuesto anual
Oaxaca, uno de los estados más pobres del país recibía un presupuesto anual de 78 millones 640 mil 800 pesos para Estancias Infantiles, lo que representa el 1.96 por ciento de los cuatro mil millones de pesos anuales que se destinaba en todo el país a la estrategia.
La delegada en la entidad del gobierno federal, Nancy Ortiz Cabrera asegura el subsidio mensual otorgado a este programa sumaba seis millones 553 mil 400 pesos, con beneficio a seis mil 995 madres.
Sin embargo, advierte –aun sin haberse efectuado una revisión— hay “estancias de papel”, lo que significa que únicamente funcionaban en documentos pero que no brindaban ningún tipo de servicio.
La corrupción del pasado trastocó áreas de apoyos sociales, afirma la expresidenta del partido Morena, por lo que se llevará a cabo la verificación de la estrategia, que permitirá dar certeza sobre el uso de los recursos, además de garantizar las óptimas condiciones de seguridad para los niños.
Sostiene que a dos meses del gobierno todavía no tienen reglas de operación para el programa, sin embargo se cubrió la totalidad de adeudos de noviembre y diciembre que dejó el gobierno priista saliente.
La no repetición de una tragedia como la de la guardería ABC –subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)– es uno de los objetivos de hacer una pausa y mirar con lupa el programa que sufrió un recorte presupuestal en un 50 por ciento, resalta.
La servidora pública habla sobre ausencia inclusive de un padrón confiable: “en un primer momento nos dijeron que eran 240, luego 231 y finalmente resultaron que eran 214 Estancias Infantiles”, detalla.
No obstante, de acuerdo al padrón que ella misma ofrece, en Oaxaca se cuenta con estancias infantiles en 85 municipios, de las que 135 están en Valles Centrales, 33 en el Istmo, 29 en Cuenca, 13 en la Mixteca, 12 en la Costa, cinco en la Sierra Sur, tres en la Cañada, dos en la Sierra Norte, en total: 232.
Mientras el nuevo gobierno federal pretende ofrecer opciones que no requieran “intermediarios” con el fin de reducir recursos a un programa con valoración destacada por parte del Coneval, Lupita, Nancy, Anahí, Blanca y muchas mujeres ajustan sus gastos, vuelven a casa para cuidar de sus hijos, priorizan gastos, se endeudan, buscan alternativas para darles una mejor vida a sus niños.