De acuerdo con la Organización de las Naciones unidas, durante los últimos 20 años más de 1.35 millones de personas han perdido la vida ante desastres naturales y cerca de 4,000 millones de personas han tenido que dejar sus hogares o han resultado heridas. Es por eso que en el marco del Día Internacional para la Reducción de Desastres, la organización se enfocó en el tema de las pérdidas económicas antes las emergencias y los efectos negativos que traen a la vida de las personas.
El objetivo es crear consciencia en los gobiernos y en la sociedad para que se tomen medidas encaminadas a minimizar los riesgos ante los desastres. Durante el año pasado, las emergencias dejaron un record a nivel mundial en pérdidas económicas de $350 millones de dólares que se fueron destinados en la reparación de daños.
La organización del Día Internacional para la Reducción de Desastres este año gira en torno a la campaña Sendai siete, la cual se propone las metas de reducir riesgos a consecuencia de desastres naturales como la mortalidad, el número de personas afectadas, las pérdidas económicas, los daños causados a la infraestructura y servicios básicos y el incremento de estrategias de reducción de desastres en los países para la detección temprana de amenazas múltiples.
En México la Secretaría de la Defensa Nacional estableció un plan de Auxilio dirigido a la población civil en caso de emergencias, su nombre es Plan DN-III-E y establece la acciones del ejército y la fuerza aerea cuando se presentan situaciones de riesgo.
Con el anterior plan se pueden atender fenómenos geológicos (volcanes y sismos), fenómenos hidrometeorológico (sistemas invernales y sistemas tropicales) y fenómenos químicos-tecnológicos (incendios).
El Plan DN-III-E se compone de tres fases, la primera de ellas es la fase de la prevención, que tiene el objetivo de tener una reacción oportuna para la correcta toma de acciones para el control del riesgo y evitar o controlar un impacto destructivo sobre la población.
La siguiente en la lista en la fase de auxilio, en la cual, las acciones van destinadas a salvaguardar la vida de las personas, así como sus bienes y los servicios públicos.
La fase de recuperación es la etapa final, el proceso está orientado a la reconstrucción y mejoramiento de lo que fue afectado por la emergencia (población, entorno), además tiene como objetivo reducir riesgos de ocurrencia y la magnitud de los desastres naturales.