Para impedir el catastrófico aumento del nivel del mar por el continuo calentamiento global, los científicos han propuesto un nuevo plan radical: construir un muro. Pero no cualquier muro, el muro más grande del mundo.
Michael Wolovick, de Princeton, y John Moore, de la Universidad Normal de Beijing, dicen que un muro artificial para evitar que el agua caliente llegue a los glaciares de la Antártida impedirá más derretimiento. Este muro sería “el proyecto de ingeniería civil más grande que haya intentado jamás la humanidad” y, en su diseño más extremo, se extendería a todo lo largo del glaciar Thwaites, entre 80 y 95 kilómetros.
El glaciar Thwaites es una masa enorme de hielo ubicada en la Antártida Occidental y que actualmente es responsable del cuatro por ciento del aumento global en el nivel del mar. Sin embargo, es altamente inestable, y a los científicos les preocupa cada vez más lo que podría suceder si se derrumba. Investigaciones anteriores han mostrado que los niveles del mar aumentarían tres metros, poniendo en riesgo a millones de personas quienes viven en islas de tierras bajas y en áreas costeras.
En su estudio publicado en la revista The Cryosphere de la Unión Europea de Geociencia, los científicos plantearon la posibilidad de geoingeniería para impedir el derrumbe del glaciar Thwaites. La geoingeniería es la idea de que podemos controlar artificialmente el clima. Normalmente, las propuestas más extremas se relacionan con manejar la radiación solar, en las que más luz del Sol es reflejada lejos del planeta, dando por resultado que baje la temperatura global.
Sin embargo, hay preocupación de que las técnicas para manejar la radiación solar no ayuden a las corrientes cálidas que derriten los glaciares. Como resultado, Wolovick y Moore dicen que, en vez de tratar de cambiar todo el clima global, podríamos pensar en intervenciones orientadas en “ubicaciones de alta influencia”, como el Thwaites.
En el estudio, los investigadores plantearon toda una gama de diseños que podrían ayudar a contener el glaciar en cierta cantidad de escenarios hipotéticos. Discutieron la viabilidad económica y el calendario para poder llevar a cabo un proyecto tan inmenso.
El diseño más ambicioso, escriben ellos, sería un “alféizar artificial”, que provea una “barrera continua construida a lo largo del frente del glaciar, diseñada tanto para bloquear la transportación de agua cálida como para dar un reforzamiento físico en caso de que la placa flotante de hielo se rectifique en ella”. En su forma más básica, el alféizar podría consistir en montículos artificiales o columnas de 300 metros colocados en el lecho marino; no se bloquearía el agua cálida, pero podría ayudar a contener y soportar el glaciar, potencialmente ayudando a que vuelva a crecer.
Como se esperaba, los modelos en computadora mostraron que el muro continuo sería más efectivo para salvar el glaciar Thwaites, pero incluso el diseño más pequeño tenía una posibilidad de éxito de 30 por ciento.
Los autores señalan que este tipo de proyecto de ingeniería es enteramente inviable al momento; no esperan que los humanos se comprometan a una tarea tan gigantesca por uno o dos siglos. Incluso entonces, sería un plan ambicioso, por lo menos porque sería construir en uno de los medioambientes más inhóspitos de la Tierra. Pero esto no debería impedir que los científicos hagan planes a largo plazo.
“Todos entendemos que tenemos una obligación profesional urgente de determinar qué aumento del nivel del mar debe esperar la sociedad, y con cuánta rapidez posiblemente se de ese aumento del nivel del mar. Sin embargo, argumentaríamos que también hay una obligación de tratar de idear maneras en que la sociedad se proteja a sí misma contra un derrumbe rápido de la placa de hielo”, dijo Wolovick en una declaración.
Peter Irvine, científico de la Universidad de Harvard, quien no estuvo involucrado en el estudio y cuyo trabajo es enfoca en clima y geoingeniería, dijo que el ensayo de Wolovick y Moore es la única propuesta detallada para detener la disminución de los glaciares marinos desestabilizados. Él le planteó a Newsweek sus dudas de que el muro sea posible con la tecnología actual, pero que las ideas detrás son interesantes.
“Hay pocos medioambientes en los que sería más difícil trabajar que debajo de la placa de hielo de la Antártida, o sea, en una ubicación increíblemente remota, con tiempo extremo, con los peligros de icebergs y derrumbes de hielo, y con la construcción llevándose a cabo tanto bajo agua como bajo hielo. Aun más, los alféizares antárticos más efectivos que proponen los autores harían empequeñecer a las obras en tierra más grandes que se hayan llevado a cabo jamás, y éstas se construyeron en ubicaciones mucho más convenientes”, explicó él.
“Pienso que esta es una idea científica interesante, pero necesita ser analizada por algunos ingenieros marinos y antárticos para resolver si es remotamente viable, incluso para glaciares mucho más pequeños.”
Wolovick y Moore también dicen que la reducción de las emisiones de gases de invernadero todavía son la mejor manera de mitigar el futuro cambio climático. Sin embargo, la geoingeniería podría convertirse en una cuerda de salvamento necesaria: “Si la humanidad no pone bajo control a las emisiones, la única meta viable a largo plazo de la geoingeniería glacial sería manejar, en vez de impedir, el derrumbe”, dijo Wolovick a Newsweek.
Moore añadió: “He trabajado en geoingeniería por un tiempo, casi todos anticipaban (y quizás esperaban) que hubiera algo sensacional que demostrase ser peor que el cambio climático por los gases de invernadero. Eso no ha sucedido todavía. Pero todos los que trabajan en este tópico saben que se requiere una medida temporal para que superemos lo peor de la transición a un futuro sustentable en que quememos combustibles no fósiles. No es ni puede ser un sustituto de la mitigación. Debe haber una estrategia de salida para cualquier geoingeniería antes de que comience”.
Este artículo se actualizó para incluir las citas de Wolovick y Moore.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek