Mañana se cumple un año del enfrentamiento entre policías municipales de Aguascalientes y estudiantes de la normal rural Vasco de Quiroga, ubicada en Tiripetío, Michoacán; en donde éstos últimos resultaron con severas lesiones.
El evento ocurrió un viernes por la tarde, cuando los estudiantes se disponían a salir de esta entidad en dos camiones luego de haber participado en eventos de protesta iniciados por sus compañeras normalistas de la escuela rural Justo Sierra Méndez, ubicada en Cañada Honda, Aguascalientes; quienes desde el 31 de mayo de ese año, realizaron diversas protestas por el intento de reducción de la matrícula estudiantil y la intención de convertir la institución al modelo mixto, ambas propuestas realizadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP).
En su paso por el fraccionamiento Constitución para dirigirse a la salida a Zacatecas, los camiones donde viajaban los estudiantes fueron embestidos por elementos de seguridad, según lo lograron registrar reporteros de Newsweek Aguascalientes.
Ahí comenzó todo.
Por los hechos, policías municipales fueron acusados de destruir camiones, golpear, y desaparecer por dos horas a unos 26 estudiantes, los cuales -posteriormente- tuvieron que recibir atención médica.
Días más tarde, el entonces presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), Jesús Eduardo Martín Jáuregui, dio a conocer al menos dos videos en donde policías municipales habrían estado infiltrados entre los residentes del fraccionamiento Constitución para violentar a los estudiantes, que aseguran, buscaron resguardarse en diversas viviendas.
Roberto Reyes, visitador de la CEDH, visitó a los estudiantes lesionados en la clínica privada Franco Brasileña. Y como prueba de las agresiones, desde la Comisión se enviaron fotografías a medios de comunicación durante la madrugada del sábado, mostrando a los estudiantes con diversas lesiones, entre las más graves: mordeduras de perro y golpes en la cabeza.
Alan Alvarado Hernández fue entonces conocido por ser el estudiante con las lesiones más graves: casi pierde el ojo izquierdo y sufrió lesiones en la rodilla.
A un año de los hechos, su abogado, Alejandro Sánchez Laguna, recuerda el evento como un trago de impotencia con sabor a impunidad.
Pese a que el Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) aseguró que se haría cargo de los gastos por la atención médica que recibiría Alan, no los cubrió en su totalidad, según denunciaron sus padres el año pasado, a casi un mes de lo ocurrido.
Hoy, Alan permanece en Tiripetío y Alejandro le ha perdido la pista.
“Se le dio seguimiento en cuanto a su atención médica hasta que él se fue de Aguascalientes, cuando le dieron de alta, pero le tenían que hacer otra operación en Tiripetío. El IEA cubrió parte de los gastos, pero no todo, le habían programado una segunda cirugía porque en una sola operación no podían repararle todo”, asegura Sánchez Laguna.
Con el testimonio de Alan, Alejandro presentó una denuncia ante la Fiscalía General del estado y otra ante la Procuraduría General de la República (PGR) por desaparición forzada.
“Presentamos una serie de documentos fotográficos, periodísticos y testimonios de jóvenes que estuvieron presentes en el momento de la agresión, pero finalmente no tienen ni tenían la más mínima intención de concluir la investigación. Le estuvieron dando muchas largas”, explica.
A la denuncia interpuesta por Sánchez Laguna, se sumó otra presentada por el ombudsman Martín Jáuregui. Ninguna de las dos investigaciones abiertas ha concluido.
“Martín Jáuregui prácticamente armó todo el rompecabezas de ese día, denunciando personas infiltrados por parte de la policía y los ofreció en la Fiscalía, pero nunca aparecieron en la carpeta de investigación”, agrega el abogado de Alan.
Dos meses después del enfrentamiento, en septiembre del año pasado, Héctor Benítez López, entonces encargado de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal y señalado por perpetrar las agresiones, presentó su renuncia. A la par de la salida de Benítez, Elías Manzur Constantino, comisario de la misma Secretaría, también presentó su renuncia.
“No fue suficiente. No era tanto castigar, sino corregir a las corporaciones. Muchos de los comandantes que dieron la orden y estuvieron presentes siguen ahí todavía. Sacaron a dos directivos, pero no se fueron al fondo de todo.
“Nos deja un cierto dejo de impotencia y de falta de voluntad de las autoridades de querer resolver las cosas conforme a derecho y conforme a justicia. Ojalá no pase, pero si volviese a suceder algo, nosotros seremos más contundentes que la primera vez”, opina Sánchez Laguna.
A un año, las y los estudiantes normalistas organizan una marcha planeada para el día de mañana, la cual iniciará cerca del Centro Comercial Altaria y concluirá en la Plaza Principal de la capital de Aguascalientes. Durará cinco horas y se contará con la presencia de los estudiantes normalistas de Tiripetío, Michoacán.