“Ve al dalái lama, ¡es un maestro del ritmo! Espero que nuestro presidente le aprenda un poco.”
“Tengo una visión de todo centrada en el ritmo”, dice Mickey Hart, exbaterista de Grateful Dead. Por años, el percusionista y musicólogo ha promovido los poderes curativos de la música. En 1991, el Comité Especial del Senado de Estados Unidos Sobre Envejecimiento invitó a Hart y el difunto neurólogo Oliver Sacks a dar su testimonio sobre el impacto positivo que puede tener el ritmo en la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.
Y esta primavera, en el Planetario Hayden del Museo Americano de Historia Natural en Nueva York, Hart interpretó “Musica Universalis: la historia más grandiosa jamás contada”, un viaje sónico y visual que abarca 13,800 millones de años en 30 minutos, del Big Bang en adelante. Mientras interpretaba un instrumento eléctrico de aluminio y dos metros y medio modelado según el monocordio de Pitágoras, una imagen por resonancia magnética gigantesca reveló los efectos de todos esos estímulos sónicos en su cerebro.
“Todo el universo opera con ritmo, y todos nosotros somos animales rítmicos en él”, añade Hart, quien habló con Newsweek poco antes de que su banda, Dead & Company, saliera de gira.
—Ahora que Oliver Sacks se ha ido, ¿a qué neurocientífico acudirás?
—Adam Gazzaley, de la Universidad de California, campus San Francisco, está descubriendo lo que hacen los ritmos en partes específicas del cerebro. ¿Cómo se ve sónicamente una célula sana? ¿Qué frecuencias podrían dañarla? Él es un Deadhead [fan de Grateful Dead], por cierto.
—¿Sacks no tuvo un momento con Grateful Dead?
—La película “The Music Never Stopped” se basó en el ensayo de Oliver “El último hippie”, el cual cuenta la historia de alguien que no había dicho una palabra desde finales de la década de 1960. Oliver lo llevó a un concierto de Dead. De repente, el hombre dijo: “¿Dónde está Pigpen?”. Pigpen solía ser el cantante principal [de Dead].
—¿Quién tiene buen ritmo?
—Como dijo Carl Sagan: “Estamos hechos de materia de estrellas”. Cuando estás sano, tu corazón y tus pulmones bombean, tu sangre fluye, estás en sincronía. El buen ritmo sería la paz. Ve al dalái lama, ¡eso es un maestro del ritmo! Los chinos destruyeron su cultura, y él no los odia… Espero que nuestro presidente le aprenda un poco. Es muy triste. El Sr. Trump no sabe cómo bailar.
—¿Algún consejo para jóvenes bateristas?
—Debes tener una buena madre. Mi mamá, cuando los vecinos se quejaban cuando yo practicaba “Sing, Sing, Sing”, de Gene Krupa, se paraba en la puerta con una escoba: “¡Sobre mi cadáver!”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek