El presidente Donald Trump canceló su primer viaje por América Latina, alegando que el mandatario quiere “supervisar la respuesta estadounidense a Siria”, informó la Casa Blanca.
El vicepresidente Mike Pence viajará a Lima en lugar de Trump para participar en la Cumbre de las Américas, anunció la secretaria de prensa Sarah Sanders.
“El presidente Trump no asistirá a la 8ª Cumbre de las Américas en Lima, Perú ni viajará a Bogotá, Colombia, como estaba programado originalmente”, dijo Sanders.
“A pedido del presidente, el vicepresidente viajará en su lugar. El presidente permanecerá en los Estados Unidos para supervisar la respuesta estadounidense a Siria y monitorear los acontecimientos en todo el mundo”, mencionó.
Sin embargo, Pence no irá a Bogotá, señaló un funcionario de la Casa Blanca.
El presidente estadounidense se apresta a decidir en las próximas horas sobre una acción militar en Siria, tras su amenaza de hacer “pagar” al gobierno de Bashar al Asad y sus aliados por un presunto ataque químico.
Washington, con el respaldo de Londres y París, dijo estar listo para actuar con o sin apoyo de Naciones Unidas, donde el Consejo de Seguridad debería pronunciarse este martes sobre los planes de Estados Unidos y Rusia para investigar el presunto supuesto ataque químico.
Estados Unidos podría tomar su decisión tras la votación del Consejo de Seguridad.
El anuncio de la cancelación a último minuto del viaje de Trump a Latinoamérica se produce un día después del allanamiento por parte del FBI de las oficinas y la residencia de Michael Cohen, el abogado personal del presidente, una iniciativa que enfureció al mandatario.
Rusia ya advirtió que el texto estadounidense contiene “elementos inaceptables”. Y, según expertos, Moscú se prepara para vetar la resolución: “Eso dará a Estados Unidos y quizás a Francia una excusa para una acción militar”, estimó Richard Gowan, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Trump se reunió el lunes con su gabinete y cenó con la máxima jerarquía militar, en tanto dijo a los periodistas que “tenemos un montón de opciones militares y les informaremos bastante pronto… probablemente después del hecho”.
“Muy peligroso”
Washington y Moscú mostraron posiciones diametralmente opuestas en una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad, en la que el embajador ruso Vasily Nebenzia advirtió que una eventual acción militar estadounidense sería “muy, muy peligrosa”.
Nebenzia rechazó el llamado de Estados Unidos a una investigación para identificar a los responsables del presunto ataque del sábado en el enclave rebelde de Duma, descrito por socorristas como de “gas de cloro venenoso”.
Pero la representante estadounidense afirmó que “el mundo debe ver que se haga justicia”.
“La historia registrará esto como el momento en el que el Consejo de Seguridad cumplió su deber o demostró su completo y absoluto fracaso de proteger al pueblo sirio”, afirmó.
“De cualquier manera, Estados Unidos responderá”, aseveró.
El secretario general de la ONU Antonio Guterres dijo este martes que estaba escandalizado con el presunto ataque químico e instó a una investigación internacional imparcial y sin restricciones.
“Cualquier confirmación del uso de armas químicas por cualquiera de las partes del conflicto y bajo cualquier circunstancia, es aberrante y una clara violación del derecho internacional”, dijo Guterres en un comunicado.
“La gravedad de las recientes denuncias requiere de una exhaustiva investigación con expertos imparciales, independientes y profesionales”, agregó.
Negativas sirias
El fantasma de una respuesta militar revivió el lunes tras el lanzamiento de misiles contra la base militar T-4 que posee el régimen sirio en el centro del país. Pero en este caso Damasco, Moscú y Teherán señalaron a Israel como responsable.
Trump bombardeó en abril de 2017 una base militar siria en respuesta a un ataque con gas sarín en Jan Sheijun, del que acusaron al régimen de Asad y que dejó 80 civiles muertos.
El régimen sirio siempre ha negado su responsabilidad por los ataques químicos que se le han atribuido durante la guerra que devasta el país desde 2011.
Gracias al apoyo militar de Moscú, el gobierno de Asad recuperó más de la mitad del territorio sirio, a costa de una guerra que se ha cobrado más de 350.000 vidas.
Con este apoyo, el régimen finalmente se centró en el último enclave rebelde en Duma, forzando a los rebeldes a evacuar la ciudad.
Durante varias semanas de febrero y marzo, el enclave rebelde fue blanco de intensos bombardeos que mataron a más de 1,700 civiles, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
(Con información de AFP)