El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó este jueves “liquidar sobre el terreno” a los autores de atentados que pongan en peligro a las fuerzas de seguridad, después de un “acto terrorista” la víspera en San Petersburgo.
El mandatario aseguró que no descartaba ninguna pista pero que se había abierto una investigación por “intento de homicidio” tras la explosión del miércoles por la noche en la segunda ciudad de Rusia, donde ya se produjo un atentado mortal el pasado abril.
“Ayer (miércoles) se cometió un acto terrorista en San Petersburgo”, declaró Putin al comenzar una ceremonia de entrega de condecoraciones a militares rusos que participaron en operaciones en Siria.
El presidente ruso anunció haber ordenado a los servicios de seguridad del país (FSB) “liquidar a los bandidos sobre el terreno” cuando sean detenidos en Rusia “en caso de amenaza a la vida o a la salud” de las fuerzas de seguridad.
“Se trata de quienes se preparen para cometer atentados en nuestro país”, precisó ante la prensa su portavoz, Dimitri Peskov.
En un comunicado publicado por la noche, el Comité Nacional Antiterrorista (NAK) había indicado que está “coordinando” la investigación.
“Un artefacto de fabricación casera colocado en un casillero de la consigna estalló” en ese supermercado situado en la avenida Kondratiev, explicó el comité, precisando que la carga era “equivalente a 200 gramos de TNT”.
Los investigadores “buscan a las personas relacionadas con ese delito”, subrayó.
Sin la mochila
El portal de información local Fontanka.ru difundió el jueves imágenes de las cámaras de vigilancia en las que aparecía el sospechoso de provocar la explosión.
En esas imágenes, el individuo, vestido con una chaqueta verde con capucha, aparecía, primero, con una mochila, visiblemente pesada, y después, saliendo del supermercado sin la mochila.
Según el último recuento, 14 personas resultaron heridas en la explosión. Seis personas seguían hospitalizadas, dijeron las autoridades, que indicaron que los heridos recibirían ayuda financiera.
La organización yihadista Estado Islámico (EI) y la rama siria de Al Qaida han amenazado en varias ocasiones a Rusia, a raíz de su intervención militar en Siria, que empezó el 30 de septiembre de 2015.
En abril de este año, 15 personas murieron y decenas resultaron heridas en un atentado ocurrido en el metro de San Petersburgo, reivindicado por un grupo poco conocido vinculado con Al Qaida. El presunto autor del ataque también murió en el atentado.
A mediados de diciembre, los servicios de seguridad rusos anunciaron haber desmantelado una célula de EI que se disponía a perpetrar atentados el 16 de diciembre en San Petersburgo, principalmente en la turística catedral de Nuestra Señora de Kazán.
En aquel momento, Putin telefoneó a su homólogo estadounidense, Donald Trump, para “agradecerle” las informaciones transmitidas por la CIA, que permitieron desbaratar los ataques.
‘Dictadura bárbara’
Después de que Putin anunciara a mediados de diciembre la retirada parcial de sus tropas, los servicios de seguridad afirmaron temer una llegada de yihadistas desde Siria e Irak, ahora que el EI prácticamente perdió todos sus territorios.
Cerca de 4,500 ciudadanos rusos se fueron al extranjero para combatir “junto a los terroristas”, indicó a mediados de diciembre el director del FSB, Alexander Bortnikov.
A los rusos -la mayoría procedentes de las inestables repúblicas musulmanas del Cáucaso-, se añaden varios miles de combatientes procedentes de Asia central, que representan una importante diáspora en Rusia.
Rusia “hizo una contribución crucial en la derrota de las fuerzas criminales que lanzaron el desafío a toda la civilización, en la destrucción del ejército terrorista, de una dictadura bárbara”, recalcó Putin el jueves.
San Petersburgo es una de las 11 ciudades rusas que acogen, del 14 de junio al 15 de julio, el Mundial 2018 de fútbol, para el que se han previsto importantes medidas de seguridad.
El portavoz del Kremlin negó la existencia de alguna amenaza particular contra la segunda ciudad del país, subrayando que el terrorismo constituye un “peligro para cualquier ciudad del mundo”. “Es un fenómeno contra el que hay que luchar sin descanso y aunando los esfuerzos de todos los países”.