La Ciudad de México, construida sobre un antiguo lecho lacustre, se hunde hasta 30 centímetros por año, a medida que se extrae el agua subterránea para soportar sus más de 20 millones de habitantes, originando un movimiento terrestre que puede causar estragos en su sistema de Metro, de acuerdo con un nuevo mapa basado en satélites presentado en New Orleans, Louisiana la semana del cual da cuenta la revista Science.
La publicación detalla cómo el hundimiento ha sido implicado en una variedad de informes de daños e interrupciones del servicio en la vasta red del Metro de la Ciudad de México. Por ejemplo, refiere Science, los inspectores han observado grietas en las columnas de concreto que soportan las pistas sobre el suelo, y cambios verticales en las mismas vías.
“El diseño original [de las pistas] era para una pendiente del 3 por ciento”, explicó a la publicación Darío Solano Rojas, un geofísico de la Universidad de Miami en Florida. “Pero después de tantos años de hundimiento, la pendiente cambió [a más del 7 por ciento], y los frenos del tren no fueron diseñados para esa pendiente”, agregó.
Solano-Rojas y sus colaboradores han analizado los datos satelitales que muestran cómo cerca de 93 kilómetros de vías férreas sobre tierra en la Ciudad de México se están hundiendo. El equipo utilizó datos de un satélite italiano que rebota pulsos de láser de microondas del suelo y registra el tiempo que tarda la luz en regresar. Armados con estos tiempos de viaje para pases de satélite de 2011-12, los científicos calcularon las alturas del terreno con precisiones de nivel milimétrico y cómo cambiaron con el tiempo.
Las líneas de metro en la parte oriental de la ciudad se están hundiendo más rápidamente que las demás, informó Solano-Rojas en la reunión de la cual da cuenta Science. Los investigadores también analizaron cómo las tasas de hundimiento variaron a lo largo de las secciones adyacentes de 30 metros de la vía. Este hundimiento diferencial es el verdadero culpable, dijo Solano-Rojas, porque hace que la pista se doble y cambie de pendiente, ya que algunas secciones de la vía se hunden más rápido que otras.
Solano-Rojas y sus colegas luego correlacionaron sus mapas de hundimiento diferencial con las ubicaciones de los daños reportados en las pistas y los accidentes recopilados de los periódicos locales, YouTube y Twitter. Los resultados fueron sorprendentes: el equipo descubrió que los segmentos de la Línea A tenían la mayor cantidad de problemas y los niveles más altos de hundimiento diferencial. “Eso es preocupante porque los funcionarios del gobierno están evaluando un plan para extender la Línea A en 13 kilómetros”, señala el equipo. Los investigadores también encontraron altos niveles de hundimiento diferencial cerca de la estación de Oceanía, en donde trenes chocaron en 2015.
No todas las áreas de alto hundimiento diferencial están asociadas con daños o accidentes reportados, hallaron los investigadores. Pero el reporte indica que estos puntos deben ser monitoreados porque los efectos del hundimiento a menudo tardan años en manifestarse. “Vemos desplazamientos que podrían generar problemas en el futuro”, dijo Solano.