IVAN SKRIPNICHENKO, un activista de la oposición rusa de 35 años, montaba guardia en torno a un monumento de un enemigo asesinado del Kremlin cuando un hombre en ropas sobrantes del ejército se le acercó. “¿No amas a Putin?”, le preguntó y luego noqueó a Skripnichenko de un puñetazo en la cara.
Ocho días después, Skripnichenko estaba muerto. “Fue un golpe poderoso y profesional”, dice a Newsweek Marina Lebedeva, una activista opositora del gobierno que dice que presenció el ataque del 15 de agosto en el centro de Moscú. El asaltante también pateó a Skripnichenko mientras yacía en el suelo junto al monumento lleno de flores de Boris Nemtsov, el líder de la oposición que fue acribillado en ese mismo lugar, cerca de la Plaza Roja, por gatilleros chechenos en 2015. Las autoridades se han negado a dar permiso para el monumento, por lo que activistas de la oposición han montado guardia desde la muerte de Nemtsov.
Hay una docena de cámaras de seguridad en y cerca del puerto, pero la policía dice que no hay metraje del circuito cerrado de televisión del ataque a Skripnichenko. También eso fue lo que dijeron después de que Nemtsov fue acribillado.
Skripnichenko, padre de dos y amante de la música rock, murió en el hospital mientras era atendido por sus lesiones. Los investigadores no han arrestado a nadie por dicho ataque y aventuran que Skripnichenko quizá murió por causa de una enfermedad cardiaca sin relación con la golpiza recibida. Sus familiares aseguran, en cambio, que su salud era perfecta, y sus compañeros activistas de la oposición no tienen dudas sobre lo que pasó esa tarde. “Este fue un asesinato político”, asegura Lebedeva. “Las bestias mataron a Ivan”.
ÁCIDO EN LA CARA
La muerte de Skripnichenko forma parte de una escalada de violencia con tintes políticos previa a las elecciones presidenciales de marzo próximo, en las que se espera que el presidente Vladimir Putin busque reelegirse por un nuevo periodo de seis años. Las tensiones han ido en aumento porque Putin tiene un competidor genuino: Alexei Navalny, un carismático abogado que combate la corrupción. Aun cuando el comité electoral ruso controlado por el gobierno quiere mantener a Navalny fuera de la boleta, el hombre de 41 años ha hecho campaña por meses. Ha atraído a decenas de miles de jóvenes voluntarios y recaudado, de rusos comunes, más de un millón de dólares.
ACTIVISTAS DE OPOSICIÓN, durante un mitin. Dado que Putin
busca la reelección, Rusia ha visto una escalada en la violencia política
contra sus críticos. FOTOS: MLADEN ANTONOV/AFP/GETTY
Putin ha llamado a los opositores como Navalny “traidores nacionales”, y se ha desatado una reciente serie de ataques perpetrados por activistas a favor del Kremlin y matones sombríos con vínculos sospechosos con las autoridades. En Siberia, la gente involucrada con la campaña de Navalny ha sido acuchillada o golpeada con bates de beisbol. En septiembre, Nikolai Lyaskin, director de las oficinas centrales de la campaña electoral de Navalny en Moscú, fue atacado por un hombre armado con una barra de hierro. “Me golpeó dos veces mientras llevaba materiales de campaña al auto de un compañero activista”, dice Lyaskin. “Pocos minutos después del ataque, mi teléfono celular timbró, y recibí un mensaje de texto que decía: ‘Está Hecho’”. Lyaskin, quien sufrió una conmoción severa como resultado de la golpiza, no tenía idea de lo que significaba el mensaje. Pronto lo descubriría.
A los pocos días del incidente, la policía en Moscú detuvo a Alexei Shcherbakov, quien confesó tener en la mira a Lyaskin. Los opositores estaban pasmados: gran parte de la violencia en contra de los críticos del gobierno queda impune en Rusia. Pero su sorpresa pronto se convirtió en indignación. Shcherbakov dijo a la policía que Lyaskin había prometido pagarle 150,000 rublos (2,570 dólares) por atacarlo. No dio una razón de por qué Lyaskin, quien niega las acusaciones, hizo eso.
Pese a su confesión, la policía rápidamente liberó a Shcherbakov de su custodia con los resultados pendientes de la investigación sobre el ataque. Ni siquiera se le exigió pagar fianza. Fue una muestra rara de indulgencia de las autoridades rusas, quienes frecuentemente mantienen en custodia a personas acusadas de publicaciones “extremistas” en medios sociales —lo cual a menudo significa críticas en línea a Putin— hasta que sus casos lleguen a la corte. “Esto es aterrador”, dice Lyaskin. “Tengo esposa y un hijo pequeño, y este hombre anda por allí en alguna parte”.
Lyaskin cree que Shcherbakov, a quien Newsweek no pudo contactar para que comentara al respecto, trabaja con las autoridades para asustar y desacreditar a activistas de la oposición. “El mensaje ‘Está hecho’ posiblemente fue enviado para darle a la policía algún tipo de prueba falsa de que Shcherbakov trabajaba bajo mis órdenes”, dice. Después del incidente, partidarios a favor del Kremlin usaron las redes sociales para acusar que Lyaskin había ordenado el ataque para suscitar publicidad para la campaña de Navalny.
Mientras organizaba una impugnación sin precedentes contra Putin, Navalny también ha sido atacado. El incidente más serio tuvo lugar en abril, en Moscú, cuando casi lo cegaron de un ojo después de que un asaltante le arrojó una sustancia química en la cara. Se cuenta con metraje televisivo del incidente, pero los activistas de oposición han sido incapaces de identificar al atacante con certeza porque el canal de televisión a favor del Kremlin desdibujó su rostro.
Para Lyaskin, la violencia acumulada es una señal de que Putin está preocupado por Navalny —quien tiene prohibido hablar en los medios de comunicación estatales— y su capacidad de transmitir sus mensajes desafiantes a través de internet y en sus viajes frecuentes a las provincias. El día en que Lyaskin fue atacado, Navalny hacía campaña enfrente de una gran multitud entusiasta en Múrmansk, una ciudad rusa dentro del Círculo Ártico. “El Kremlin no puede combatirnos con sus propios voluntarios o mítines de campaña porque no cuenta con ello”, dice Lyaskin. “La violencia es todo lo que le queda a Putin ahora”.
NAVALNY es un competidor genuino de Putin. FOTO: OLEG NIKISHIN/EPSILON/GETTY
“REVOLUCIÓN OCCIDENTAL” DE RUSIA
Aun cuando nadie ha sido acusado por el ataque que casi le cuesta la vista a Navalny, el líder de la oposición ha señalado a un miembro de un grupo nacionalista llamado el Bloque Radical del Sudeste. Igor Beketov, líder del SERB (South East Radical Block), no se molesta en disimular su desprecio por los líderes de la oposición. “Los activistas de la oposición son como tumores malignos en el cuerpo de Rusia”, expresa. “Nuestro trabajo es llamar la atención sobre ellos”.
El grupo nacionalista, formado durante las protestas violentas a favor de Rusia en Ucrania oriental en 2014, ha estado involucrado en numerosos ataques contra gente que se opone al régimen de Putin. El perpetrado con químicos contra Navalny ocurrió un día después de que activistas del SERB visitaron el parlamento ruso para reunirse con quienes Beketov dice que eran altos legisladores. “Ellos escucharon con mucha atención nuestras experiencias sobre combatir los intentos de montar una Maidan en Rusia”, Beketov se refiere a las protestas que derrocaron al presidente ucraniano a favor de Moscú. Beketov no dirá quién patrocinó la visita del grupo al parlamento, pero miembros del SERB han recibido tiempo personal con eminentes políticos a favor de Putin, incluido Pyotr Tolstoy, el portavoz adjunto del parlamento.
Beketov niega que el grupo haya tenido algo que ver con los asaltos a Skripnichenko o Navalny. Sin embargo, no tiene reparo en admitir que el grupo a menudo arroja excremento y otras sustancias, incluido un tinte verde brillante conocido en Rusia como zelyonka, a activistas de la oposición y periodistas. “Esta gente quiere dañar a Rusia”, dice, a manera de justificarse.
El SERB tiene vínculos ideológicos con el Movimiento de Liberación Nacional (NOD, por sus siglas en inglés), una corriente fanáticamente antioccidental fundada en 2012 por Yevgeny Fyodorov, exasesor presidencial y alto legislador del partido Rusia Unida de Putin. El NOD, cuyos activistas chocan con regularidad con activistas de la oposición, afirma tener 200,000 miembros en toda Rusia, aunque los analistas dicen que la cifra real posiblemente es mucho menor. Aun cuando Fyodorov dice que no condona los ataques contra figuras de la oposición, también asegura que “entiende” la ira detrás de ellos.
“Sabemos que Estados Unidos ha invertido muchísimo dinero en una revuelta masiva antes o después de las elecciones. Ellos quieren que millones de personas salgan a la calle”, dice Fyodorov. “Los activistas del NOD son personas que simplemente quieren mantenerse con vida. Ellos hacen todo lo que pueden para evitar una revolución patrocinada por Occidente en Rusia”.
El fanatismo violento ha obligado a algunas figuras de la oposición a huir de Rusia por miedo a perder la vida y la de sus seres queridos. Yulia Latynina —una periodista de 51 años que escribe para Novaya Gazeta, el único y más antiguo periódico de oposición en Rusia— conoce demasiado bien las presiones que enfrentan quienes se oponen al prolongado régimen de Putin.
En agosto de 2016, un asaltante lanzó una cubeta llena de excremento sobre Latynina cuando caminaba hacia las oficinas de Ekho Moskvy, una estación de radio moscovita donde presenta un programa semanal. “¡Estás vertiendo mierda sobre Rusia, perra!”, gritó un hombre que llevaba puesto un casco de motocicleta, relata Latynina. Las autoridades rusas se negaron a abrir una investigación del incidente, el cual tildaron de insuficientemente serio para ser considerado una ofensa criminal.
LATYNINA es una crítica del Kremlin y periodista; un
asaltante le lanzó una cubeta llena de excremento. FOTO: ULF ANDERSEN/GETTY
En julio, un líquido nocivo fue embadurnado sobre el auto de la periodista, así como en las paredes de su hogar en la provincia. Nadie salió herido en el incidente, que sucedió a la mitad de la noche, pero los gases emanados por el producto hicieron que Latynina y sus padres viejos sintieran náuseas. Expertos independientes contratados por Novaya Gazeta después identificaron que tal líquido contenía dimetilformamida y moléculas altas de ftalatos, una combinación potencialmente fatal. Los vecinos dijeron a Latynina que habían visto un auto negro alejarse de su hogar poco antes del ataque. Un mes después, alguien le prendió fuego al auto de Latynina estacionado fuera de su casa. Ese fue el llamado para que la periodista abandonara Rusia. No tiene planes de regresar pronto.
Latynina dice a Newsweek que considera que Putin es responsable de la violencia ejercida en su contra y contra otros críticos del Kremlin. Incluso si Putin no ordenara directamente los ataques, explica, sus comentarios y la falta de acción de parte de las autoridades prueban que la agresión contra los opositores quedará impune. “Putin es un tipo de la vieja guardia de la KGB a quien le gusta tener la posibilidad de desmentir”, afirma Latynina vía Skype desde una ubicación no revelada fuera de Rusia. “Hay una provisión interminable de gánsteres de poca monta listos para hacer el trabajo sucio por él. Y Putin ahora está dispuesto a que estos gorilas se pasen de la raya”.
Poco después de los comentarios de Latynina, el partido gobernante Rusia Unida, de Putin, nombró a Andrei Turchak, un gobernador regional, como su nuevo secretario general. Turchak, de 41 años, ha sido vinculado con la golpiza casi fatal a Oleg Kashin, un reconocido periodista de la oposición, en 2010. La esposa de uno de los supuestos asaltantes dice que Turchak ordenó el ataque contra Kashin como venganza por comentarios críticos. Algunos analistas creen que Turchak, quien niega las acusaciones, pero no ha sido cuestionado por la policía, ahora es un contendiente para ser el próximo primer ministro de Rusia.
Es posible que la violencia continúe. El pasado 23 de octubre, un hombre irrumpió en las oficinas de Ekho Moskvy y apuñaló a Tatyana Felgenhauer, editora adjunta de la estación de radio, en el cuello. Felgenhauer, de 36 años, fue enviada al hospital, en condición crítica. Ella ahora se recupera después de una operación. La policía arrestó a un hombre de 48 años por el ataque. Sus motivos no están claros: el hombre dijo que tenía en la mira a Felgenhauer porque ella lo había acosado “telepáticamente”. Sin embargo, figuras de la oposición sugirieron que el apuñalamiento podría estar conectado con un reporte reciente en los medios de comunicación estatales que describía a Felgenhauer y sus colegas en la estación de radio como agentes del Departamento de Estado de Estados Unidos. “Esto es la propaganda del odio, y está poniendo en riesgo las vidas de la gente”, dice Ilya Yashin, un activista a favor de la democracia.
De vuelta en el monumento improvisado de Nemtsov, una foto de Skripnichenko ha sido colocada junto a un retrato del asesinado líder de la oposición. “Ellos ya han matado a dos personas aquí”, dice Lebedeva, la activista de la oposición. “Quién sabe cuándo las muertes van a parar”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek