Por Karyn Nishimura Pupee y Kyoko Hasegawa
¿Qué tienen en común un exprofesional nipón de lucha libre ahora diputado, un polémico humorista francés o un excéntrico jugador de baloncesto estadounidense? Todos ellos son invitados “estrella” del régimen norcoreano sin que se sepa si viajan al hermético país para divertirse o tienen algún tipo de papel político.
Cuando las tensiones alcanzan un límite sin igual con Corea del Norte, la agitación alrededor de estas personalidades deja interrogantes sin respuesta y disgusta necesariamente a los gobiernos.
Con más de 30 viajes a Corea del Norte, el rostro más conocido de la lucha libre japonesa, Antonio Inoki, senador, es un aficionado a los vuelos entre China (paso obligado) y el país de Kim Jong-Un.
Cuando los periodistas le preguntan en el aeropuerto qué es lo que va a hacer en Corea del Norte, Inoki, senador desde 1989 y que efectuó su primera estadía en Pyongyang en 1994, se irrita. “Estudien un poco mi trayectoria, banda de imbéciles”, tuiteó la semana pasada antes de despegar hacia la capital norcoreana.
Sin variar su discurso, este hombre que siempre lleva una bufanda roja (incluso en verano) responde que viaja para favorecer “los vínculos del deporte”, sin esconder que una vez allá tiene la posibilidad de reunirse con personalidades de primer orden.
El portavoz del gobierno japonés, Yoshihide Suga, interrogado sobre los viajes de Inoki, esconde difícilmente su enfado. La línea oficial de Tokio es reforzar la presión sobre Pyongyang para que el país renuncie al desarrollo de misiles y armas nucleares.
El exbasquetbolista estadounidense Dennis Rodman también pretende actuar para la buena causa. “Lo principal que intentamos hacer es abrir las puertas entre los dos países”, declaraba el excéntrico jugador de los Chicago Bulls en un video filmado en junio.
Al que apodaban “The Worm” cuando descollaba en las canchas, se ganó una avalancha de críticas en 2014 por haber cantado “feliz cumpleaños” a su “amigo para la vida”, el dirigente Kim Jong-Un.
Una pequeña ventana
Este excompañero de Michael Jordan en los ‘Bulls’, fue también uno de los respaldos declarados del presidente Donald Trump durante la campaña de 2016.
En cuanto al humorista francés Dieudonné, varias veces condenado por insultos racistas e incitación al odio, este fin de semana viajó por primera vez a Pyongyang junto al ensayista de extrema derecha Alain Soral, ambos invitados por la Korea International Sports Travel Company.
Estos dos muy controvertidos personajes pretenden “obrar para la paz”, sin aludir a los misiles que Corea del Norte dispara regularmente.
Que Dennis Rodman, un atleta de alto nivel, se preste al juego o que las invitaciones emanen de la Sports Travel Company no es banal.
“La promoción del deporte está estrechamente asociada a la imagen de Kim Jong-Un: un dirigente joven y enérgico. Es también un elemento de la política exterior: una manera de hacer ondear la bandera nacional un poco en todas partes del mundo y de dar una imagen más simpática del país”, escribió el ensayista y periodista Philippe Pons en su libro “Corea del Norte, un Estado-guerrilla en mutación”.
Kim Jong-Un es “un dirigente aislado. Puede que quiera pasar el mensaje de que no lo está y que se reúne con personalidades extranjeras”, dijo a la AFP el profesor Lee Yong-Hwa, experto de la península coreana de la Universidad de Kansai, en Osaka (oeste).
Esas personas son “invitadas por un miembro del entorno del dirigente norcoreano (…) pero eso no tiene una significado diplomático. Refleja la política interior de Corea del Norte”, explicó a la AFP Toshimitsu Shigemura, profesor emérito de la universidad Waseda.
“Pienso que estas visitas son inútiles desde el punto de vista de las serias negociaciones de trastienda. Esto aprovecha principalmente a las personas que quieren hacer valer su calidad de pequeña celebridad. Su única utilidad menor es a veces abrir una pequeña ventana sobre Kim Jong-Un y su círculo más estrecho”, agregó Daniel Sneider de la Universidad de Stanford.
Dennis Rodam fue en efecto la única fuente sobre el nacimiento del segundo hijo de Kim Jong-Un, una niña llamada Ju-Ae. El tercero fue anunciado en cambio por la agencia surcoreana Yonhap.
Para Kenji Fujimoto, un chef japonés que durante largo tiempo estuvo al servicio de Kim Jong-Il en Pyongyang, el padre de Kim Jong-Un, éste es igualito a su padre “como dos gotas de agua en cuanto al rostro, la corpulencia y la personalidad”.