La presidencia de Donald Trump ya es una de las más controversiales en la historia estadounidense, y su final podría estar tan lleno de acción y ser tan impredecible como sus primeros siete meses en el cargo.
Mientras el 45º presidente de EE UU lidia con su agenda estancada, sus índices de aprobación desplomados y las investigaciones de los posibles nexos de su campaña presidencial con Rusia, asesores de la Casa Blanca supuestamente han advertido a Trump sobre su potencial ruina política: el exhaustivo proceso de juicio político que podría resultar en su destitución de la Oficina Oval. Y él no está haciéndose muchos favores a sí mismo.
Los republicanos en el Capitolio se han visto sujetos a las tormentas diarias de Trump en Twitter, con el presidente denunciando en repetidas ocasiones al líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, por el continuo fracaso republicano en abolir y remplazar la Ley de Atención Asequible. Él también ha advertido a otros que se alineen y le ayuden a aprobar sus promesas de campaña, o enfrenten la ira de sus 140 caracteres.
“Es muy triste que los republicanos, incluso algunos que cargué a la meta sobre mi espalda, hagan muy poco para proteger a su Presidente”, tuiteó Trump a finales de julio. “Si los republicanos no Abolan y Remplazan el desastroso ObamaCare, ¡las repercusiones serán mucho más grandes de lo que cualquiera de ellos entiende!”
Sus acciones podrían ser desastrosas para Trump si el consejero especial Robert Mueller determina que su campaña presidencial se coludió con el Kremlin, o que el presidente trató de obstruir la justicia en algún momento durante su corto período en la política. Cualquier situación motivaría rápidamente a más demócratas a presionar por su juicio político, y si Trump no tiene suficientes aliados republicanos, él podría ser destituido.
Varios asesores de la Casa Blanca han hablado con el presidente sobre su posible juicio político, y sobre cómo superar ese proceso judicial requerirá de amistades con los funcionarios elegidos responsables de tomar una decisión con respecto a si él debería permanecer en el cargo, reportóThe Washington Post el sábado.
Pero Trump podría estar distanciándose del Partido Republicano con miras al 2018, una especie de “triangulación” que podría ayudarle a ganar amistades allende las divisiones partidistas durante un momento de crisis presidencial, explicó Barry Bennet, ex asesor de campaña de Trump.
“Está sacado del manual de Bill Clinton… la triangulación es algo que [Clinton] perfeccionó” durante su propio proceso de juicio político, dijo Bennet alPost. Durante ese período de 1998-1999, Clinton se las arregló para mantener un apoyo unánime contra numerosos artículos de juicio político y evitó su destitución del cargo gracias a sus relaciones con legisladores demócratas y republicanos por igual.
Pero Trump está en una arena totalmente diferente sin siquiera cumplir un año en la presidencia, chocando con todo el Partido Demócrata mientras sigue denunciando a los colegas en su lado del pasillo. Si el presidente es incapaz de establecer avances con líderes influyentes del Capitolio antes de las elecciones a mitad de legislatura de 2018, el juicio político parece inevitable. En este momento nadie puede decir con certeza si él obtendrá el apoyo de suficientes republicanos o algunos demócratas para mantenerse en el poder.
Pero al ver el muro de Twitter del presidente, a Trump no parece preocuparle el hacer amistades que le protejan la espalda en Washington.
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Publicado en cooperación con Newsweek/ Published in cooperation with Newsweek