Luego de una breve incursión en la pintura, Soderbergh se reinventó como un multiusos de televisión: director y cinematógrafo para la aclamada The Knick, de Cinemax, y productor ejecutivo en The Girlfriend Experience, una serie Starz basada en su película experimental de 2009, que lleva el mismo nombre (a la fecha, está editando Mosaic, un misterioso proyecto interactivo para HBO, estelarizado por Sharon Stone).
Sin embargo, Logan —el primer guión de Rebecca Blunt, conocida de su esposa, Jules Asner— tenía algo que mantenía vivo su interés (Soderbergh niega el rumor de que, de hecho, la autora sea Asner bajo un seudónimo). Quizá fuera el ligero y provocativo parecido de este thriller+atraco con su exitosa trilogía, Ocean’s Eleven (La gran estafa), aun cuando sea “un 180 de aquel universo”, dice. La película incluye un grupo de palurdos locuaces, perdedores de clase trabajadora, y una carrera NASCAR. “No tienen dinero, no tienen tecnología”, dice Soderbergh. “Y dadas sus circunstancias y su mala suerte, emerge este trasfondo emocional que me gusta mucho”.
Se trata de la vigesimoséptima película que dirige en una carrera independiente que comenzó en 1989 con Sexo, mentiras y video. Soderbergh siente apego por sus actores, así que Logan lo reúne con Channing Tatum, con quien ha colaborado tres veces y fue su estrella en la exitosa Magic Mike. En el papel de Jimmy Logan, Tatum interpreta a un padre soltero en dificultades que hace equipo con su hermano manco, veterano de la Guerra de Irak (Adam Driver), para sacar de prisión a un asaltabancos (un Daniel Craig casi irreconocible), con la intención de robar el Charlotte Motor Speedway de Carolina del Norte durante la carrera Coca-Cola 600.
Pese a una premisa tan irresistible, las profundas frustraciones de Soderbergh con la industria cinematográfica persistieron. De modo que su objetivo principal con Logan fue cambiar cómo se hacen “las películas para adultos”. Para ello, hicieron falta dos años para desarrollar un modelo de distribución experimental con Bleecker Street Films y su empresa, Fingerprint Releasing. Pero al fin lograron su propósito: un modelo que incluye un amplio lanzamiento en salas (en vez de proyecciones art-houselimitadas) y brindar completo control creativo a los directores.
Soderbergh también ideó una manera de quedar tablas antes de cortar el primer boleto. “Vendimos los derechos en el extranjero por suficiente dinero para hacer toda la película. Luego, vendimos los derechos no teatrales a Amazon y Universal Home Video por una cantidad suficiente para cubrir los carteles y la publicidad. Así que, cuando la película se estrene en salas, estará en ceros”.
“Para mí, todo en el arte es solución de problemas”, añade Soderbergh, quien mantuvo el presupuesto de Logan en un nivel notablemente magro: 30 millones de dólares. En parte, porque pagó a su elenco usando la “escala” (el salario mínimo del Screen Actors Guild). “Es obvio que no voy a entrar en un estudio y hacer que cambien la forma de como siempre han hecho las cosas. Sería una estupidez. Así que, ¿cuál es la alternativa?”. Construir un modelo más inteligente, el cual espera compartir con otros cineastas.
Quizá Soderbergh haya dejado de dirigir, pero jamás abandonó el cine. Trabajó como productor y director de fotografía en la película Magic Mike XXL, y ha hecho trabajos no acreditados para amigos cineastas, como Spike Jonze. “Es el editor-cineasta más rápido e inteligente que conozco”, ha dicho Jonze. En 2013, Jonze pidió a Soderbergh que editara su película Ella y, sin más, le quitó 90 minutos, incluyendo un trasfondo que no venía al caso. Soderbergh también ofreció sus servicios para el thriller erótico The Canyons, de Lindsay Lohan, a condición de que le dieran 72 horas para trabajar con el material; petición que recibió una enfática negativa del director, Paul Schrader.
También ha reeditado las obras de otros directores, de manera recreativa, publicándolas (a veces ilegalmente) en su sitio web personal, Extensión 765. Entre otras: Heaven’s Gate: “Butcher’s Cut” (Soderbergh redujo la legendaria duración de tres horas y media, bajo su seudónimo de editor “Mary Ann Bernard”), Cazadores del Arca Perdida (reproducida en blanco y negro, sin diálogos, para subrayar el “virtuosismo del montaje” de Steven Spielberg), y 2001: Una odisea del espacio (Soderbergh recompuso la narrativa como si fuera un “recuerdo” de la computadora asesina, HAL 9000), pero Warner Bros y los representantes legales de Stanley Kubrick lo obligaron a retirarla del sitio.
Vale la pena señalar que, alguna vez, el director testificó ante el Congreso de Estados Unidos a favor de una política dura de “tres strikesy quedas fuera” contra los infractores de derechos de autor en línea, y que demandó a la compañía CleanFlicks, de Colorado, por editar películas comerciales para hacer versiones “family-friendly”. Asimismo, describe sus adaptaciones como “moralmente nauseabundas”. Sin embargo, no puede resistir el ¿qué tal si…?: “¿Qué tal si cambiaras esto? ¿Qué pasaría si reestructuraras aquello? Todo se reduce a la facilidad con que la edición te permite alterar el significado esencial”, confiesa Soderbergh, quien, en 2013, reeditó y relanzó Kafka, su película de 1991. “Eso me fascina a más no poder. Para mí es, con mucho, la parte más disfrutable del proceso”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek