La prevalencia del cáncer de piel
en la población se ha subestimado debido a su bajo nivel de mortalidad, aunque
en realidad es el que se padece con mayor frecuencia, dijo en entrevista José
Juan Ramírez Jaimes, jefe de la Unidad de Oncología del Hospital Hidalgo.
“Podemos considerar que sí es la
primera causa de cáncer, seguida tal vez por el cáncer de mama, de pulmón, de
próstata, en el hombre es primero cáncer de piel y luego de próstata y en la
mujer, cáncer de piel y luego el cáncer de mama o cervicouterino, dependiendo
de la región del país”.
En el 2016, en el Hospital
Hidalgo hicieron 60 intervenciones quirúrgicas por cáncer de piel de las cuales
el 95% se curan y sólo un 5% llegan en una etapa tardía de la enfermedad, que
en el caso de este cáncer puede ser desde tres hasta diez años de desatención.
Cuando las personas llegan con un
cáncer de piel muy avanzado, el hospital debe hacer cirugías mutilantes que
muchas de las veces los pacientes no aceptan y finalmente deciden tratarse con
radioterapia, pero sin posibilidades de recuperación.
Debido a que los sistemas de
salud, tanto en México como en Estados Unidos, dan mayor importancia a los
cánceres con niveles de mortalidad altos, esto ha provocado que el cáncer de
piel no figure dentro de las enfermedades con mayor incidencia, porque no está
dentro de las primeras veinte causas de muerte.
Si bien las consecuencias del
cáncer de piel no son tan mortales, aún así es importante que la población tome
sus precauciones sobre todo aquellos de piel clara que son los más propensos y
en general es indispensable cuidar los tiempos de exposición al sol.
Según Ramírez Jaimes, la peor
afectación por rayos ultravioleta que una persona recibe durante su vida es en
la infancia y adolescencia, porque pasan más tiempo al sol sin protección
alguna.
La recomendación es protegerse
del son con bloqueador solar arriba del 70, entre las once de la mañana y las
cinco de la tarde y si es necesario usar sombrilla o sombrero.
Originalmente, el cáncer de piel
se muestra como una pequeña lesión en alguna parte del cuerpo, principalmente
en la cara, las piernas, y los brazos; que no termina de cicatrizar, es
indolora y crece muy lento. El más común es el basocelular, que es el más
benévolo porque sus posibilidades de generar metástasis son de menos del 1%.