El dramático testimonio de James Comey ante el Comité de Inteligencia del Senado, presentado este jueves, y durante el cual dijo que el Presidente había “mentido” y lo había “difamado”, fortaleció el argumento de que el Presidente de Estados Unidos intentó obstruir la justicia. El testimonio del exdirector del FBI debería resultar muy preocupante para el Presidente de Estados Unidos, para la Casa Blanca y para sus consejeros personales, así como para los republicanos atados a la fortuna política de Trump.
Comey describió con gran detalle una reunión en la Casa Blanca, realizada en enero y de la cual ya se había informado, en la que Trump le pidió al procurador general Jeff Sessions y a Jared Kushner, yerno y principal asesor del Presidente, que lo dejaran solo con el director del FBI en la Oficina Oval, antes de decir que Michael Flynn, su ex consejero de seguridad nacional, que estaba siendo investigado por el FBI, “Es un buen tipo. Espero que puedas dejar pasar esto”.
“¿Por qué echó a todo el mundo de la Oficina Oval?”, preguntó Comey. “Para mí, como investigador, ese es un hecho muy significativo”.
Aunque Comey nunca acusó directamente al Presidente de obstruir la justicia, su intención fue clara, e insistió en un punto clave de cualquier caso de obstrucción de la justicia: que el Presidente desobedeció conscientemente la ley. Si no fuera así, ¿entonces por qué echó a todo el mundo?
Los encargados de investigar los intentos de Rusia de interferir en la elección presidencial de 2016 serán quienes tengan que decidir si hay argumentos contra Trump. Entre estos organismos se encuentran los Comités de Inteligencia del Senado y de la Cámara y, de manera más importante, el Investigador especial Robert Mueller, el exdirector del FBI nombrado para dirigir la investigación tras el despido de Comey el mes pasado.
De acuerdo con la Constitución de Estados Unidos, el Presidente no puede ser acusado fácilmente de haber cometido un crimen, pero el investigador especial puede recomendar un proceso de juicio político que comenzaría en la Cámara de Representantes, o bien, la Cámara podría iniciar dicho procedimiento por su cuenta. No sería la primera vez. El Comité Judicial de la Cámara aprobó un artículo de juicio político contra Richard Nixon en 1974 por los cargos de obstrucción de la justicia. Nixon renunció antes de que el artículo pasara a la Cámara para ser aprobado. En 1998, la Cámara aprobó cargos de obstrucción de la justicia contra Bill Clinton en su función como un Gran Jurado de facto. Posteriormente, el Senado votó a favor de la absolución del Presidente número 42.
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Lo que Comey le dijo al Comité de Inteligencia del Senado este jueves, en persona y en su testimonio por escrito, que fue divulgado el miércoles, constituye un argumento poderoso, aunque no concluyente, contra el Presidente.
En primer lugar, dijo que el Presidente había “mentido” cuando dijo que Comey había perdido la confianza del FBI y que esa había sido la razón de su despido. Andrew McCabe, director en funciones del FBI y segundo al mando de Comey, ha dicho públicamente que este último disfrutaba de un amplio apoyo, y estas declaraciones han sido apoyadas posteriormente por artículos periodísticos. Los directores de organizaciones que representan a agentes actuales y retirados han elogiado a Comey, debilitando el argumento principal de Trump para haber despedido al agente del orden.
Comey dijo que le creyó “completamente” al Presidente en comentarios públicos según los cuales había sido despedido por la forma en que dirigía la investigación sobre la interferencia de Rusia en la elección de 2016. En un momento dramático, Comey dijo estar “seguro” de que Mueller analiza los cargos de obstrucción de la justicia contra Trump, una idea que es difícil de poner en duda dado el relato de Comey sobre la presión que dijo haber sentido por parte del Presidente para dar marcha atrás con la investigación penal sobre Flynn, quien perdió su puesto en enero después de apenas unas semanas por haber mentido al vicepresidente y a otras personas acerca de sus contactos con Sergey Kislyak, el embajador de Rusia en Estados Unidos.
The New York Timesha informado que un día después del despido, Trump le dijo a Kislyak y al Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Sergey Lavrov en una reunión realizada en la Oficina Oval, que el despido de Comey había liberado “una gran presión debida a Rusia”. Y Trump declaró a Lester Holt de NBC News que había despedido a Comey en parte debido a su manejo de la investigación sobre Rusia, la cual ha sido repudiada por Trump, quien la califica como una noticia falsa.
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“Sé que fui despedido debido a la forma en que manejé la investigación sobre Rusia”, dijo Comey el jueves. También dijo que ya había enviado sus memorandos y sus notas de esa época al investigador especial. En uno de los muchos momentos sorprendentes ocurridos durante su testimonio, Comey reconoció que le había pedido a un amigo, un profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia, que revelara noticias sobre sus notas de la época a un medio informativo poco después de su despido, como un esfuerzo para presionar al Subprocurador General Rod Rosenstein para nombrar a un investigador especial.
Sin embargo, fue el testimonio personal y directo de Comey lo que hizo que la inmensa sala de audiencias del Edificio Hart de Oficinas del Senado quedara completamente en silencio en varias ocasiones. El jueves, Comey detalló varios encuentros con Trump. De acuerdo con Comey, el Presidente no mostró curiosidad sobre la intervención rusa en sí misma en ninguno de esos encuentros. Por su parte, Comey presentó poderosos testimonios sobre reuniones privadas con el Presidente que parecían sesiones de presión utilizadas para desalentarlo de enjuiciar a Flynn y para exigirle lealtad personal. Aunque el Presidente utilizó palabras como “esperar”, como cuando dijo que esperaba que Comey pudiera “ver claro el camino” para abandonar el caso de Flynn, Comey dijo que interpretó sus comentarios como una orden y no como una petición. En un momento dado, Comey citó una famosa frase acerca de Thomas Becket, “¿Quién me librará de este entrometido sacerdote?” Al día siguiente, el clérigo había muerto.
Comey dijo que desconfiaba de Trump desde su primer encuentro con él, ocurrido en diciembre de 2015 en la Torre Trump de Nueva York. Comey afirmó que comenzó a tomar notas después de aquella primera reunión en Manhattan con Trump por temor a que el Presidente entrante pudiera mentir y describir erróneamente el encuentro. Continúo haciéndolo durante todos sus encuentros personales y telefónicos con Trump. “Estaba verdaderamente preocupado de que pudiera mentir acerca de nuestra reunión”, dijo Comey al hablar de aquel primer encuentro.
Demostrar el argumento de obstrucción de la justicia en la corte es un asunto complicado, y el Congreso no debe utilizar los mismos estándares de evidencia que utilizaría un tribunal penal al considerar las secciones 1503, 1505 y 1512 del Título 18, según el cual, una persona comete un crimen si de manera corrupta, “obstruye, influye o impide cualquier procedimiento oficial”.
Comey le dio a Trump algunas cosas que podría usar en su defensa. En primer lugar, afirmó que Trump le había dicho que quería que, de ser necesario, el FBI enjuiciara a personas “satélite” de su campaña por coludirse con Rusia, una posible referencia a gente como Paul Manafort, el funcionario de campaña de Trump que tenía clientes políticos ucranianos apoyados por Rusia y que está siendo investigado por el FBI. Durante el interrogatorio, los republicanos del Comité señalaron que Comey nunca informó a sus superiores que sus conversaciones con Trump podían ser señal de algún delito. Observaron que Comey nunca consideró la posibilidad de renunciar, algo que sí ponderó en 2004 cuando era el Procurador General en funciones del gobierno de George W. Bush y estaba en contra de las políticas del Presidente sobre la obtención de inteligencia electrónica. La intención fue clara: si la conducta de Trump era tan perturbadora, ¿entonces por qué Comey no hizo sonar la alarma?
Las respuestas de Comey a este respecto no fueron completamente satisfactorias. En ocasiones, parecía reprenderse a él mismo por no tener “la mentalidad” para confrontar al Presidente en una forma más directa. Sin embargo, a fin de cuentas, una acusación de obstrucción a la justicia no dependerá de la mentalidad de Comey, sino de la de Trump. ¿Acaso el Presidente pretendía obstaculizar una investigación penal?
Para Mueller, el investigador especial, el testimonio de Comey no resulta concluyente de ninguna forma. Ahora tendrá que escuchar la versión de Trump de la historia y ver si existe alguna prueba que corrobore la versión de Comey. ¿Trump habló con el personal de la Casa Blanca acerca de sus encuentros con Comey y los describió en forma distinta? (La Casa Blanca ha emitido varios comunicados en los que afirma que el Presidente nunca tuvo la intención de obstaculizar la investigación de Flynn). Habrá una búsqueda de documentos, testigos y demás. El personal de la Casa Blanca ha recibido la instrucción por parte de Don McGahn, abogado de la Casa Blanca, de conservar documentos que podrían ser solicitados posteriormente. El personal de la Casa Blanca ya ha comenzado a contratar abogados. Jared Kushner, yerno y asesor principal del Presidente, ha contratado a Jamie Gorelick, que fue el subprocurador general durante el régimen de Bill Clinton y es uno de los abogados más prominentes de Washington. Marc Kasowitz, el propio abogado del Presidente, se presentó ante las cámaras la tarde del jueves para afirmar que Comey había exonerado a su cliente y, de hecho, le dijo al Presidente que no estaba siendo investigado personalmente. El abogado de Trump también subrayó que el Presidente nunca le ordenó a Comey que abandonara la investigación de Flynn. Ahora que Jim Comey ha dicho lo que tenía que decir, ellos no serán los únicos que contraten a un abogado.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek