Si quieres otra razón para sacar tu aspiradora, aquí la tienes: el polvo de tu casa podría contener químicos perjudiciales que, de estar presentes en niveles suficientemente elevados, podrían dañar tu salud.
Los productos que usamos todos los días –cosas como aparatos eléctricos, champú para el cabello, y envolturas de alimentos- contienen sustancias químicas que terminan flotando en el aire que respiramos. La exposición elevada a sustancias como fenoles y ftalatos se ha vinculado con asma, cáncer, alteraciones hormonales, problemas reproductivos, y retrasos del desarrollo infantil, entre otras complicaciones.
Esos químicos terminan asentándose en el polvo del suelo y otras superficies del hogar. Y como los estadounidenses pasan más de 90 por ciento del tiempo en interiores, hay una buena posibilidad de que inhalen esos químicos, los absorban por la piel, o los ingieran accidentalmente (mamá tenía toda la razón cuando insistía en que me lavara las manos antes de cada comida).
“La mayoría piensa que el polvo solo es tierra, pero es mucho más que eso”, dice Ami Zota, de la Universidad George Washington y autora principal de un nuevo estudio sobre el polvo de interiores, publicado el 14 de septiembre en Environmental Science & Technology. “Esos químicos son amenazas potenciales, sobre todo para la salud de los niños”.
Desde hace algún tiempo, los investigadores han sabido que el polvo doméstico contiene más que solo piel muerta, caspa de animales, y tierra que arrastramos del exterior. Sin embargo, las sustancias químicas de productos de consumo presentes en el polvo no se habían estudiado a fondo; hasta ahora. La investigación de Zota es la primera que analiza tantas sustancias químicas al mismo tiempo, y en tantos lugares.
Un tipo de químicos –los ftalatos- ofrece uno de los riesgos más grandes. El estudio determinó que estaban presentes en casi 500 muestras de polvo que analizaron Zota y su equipo. Los ftalatos se adicionan a los plásticos para hacerlos más suaves y flexibles. Podemos encontrarlos en suelos de vinilo, juguetes e incluso, en cosméticos. Su presencia en el polvo es motivo de preocupación, porque se han vinculado con numerosos problemas de salud, como alteraciones hormonales; y también causan dificultades respiratorias, y retraso mental en los niños.
Además de los ftalatos, Zota y sus colegas identificaron cuatro clases de químicos en las muestras de polvo que estudiaron: un total de 45 sustancias. De ellas, 10 estaban presentes en 90 por ciento de las muestras de polvo analizadas. Esos químicos incluyeron fragancias, retardantes de fuego (en muebles y aparatos electrónicos), fenoles (en productos de belleza y botellas de agua reutilizables), y los antedichos ftalatos (en envolturas de alimentos y suelos de vinilo).
Para obtener sus datos, Zota y colegas revisaron cuidadosamente 26 estudios llevados a cabo en los últimos 15 años. Analizaron muestras de polvo obtenidas de ambientes interiores, como casas, escuelas y oficinas de 14 estados en las costas este y oeste de Estados Unidos. El análisis solo incluyó los químicos medidos en tres o más estudios.
Aunque la ubicuidad de los compuestos tóxicos presentes en el polvo doméstico podría parecer alarmante, el problema más grave es la cantidad de químicos que entran en el organismo. “El efecto potencial [de estas sustancias químicas] depende de nuestra exposición”, explica Gediminas Mainelis, científico ambiental de la Universidad Rutgers. “Depende de las actividades cotidianas de las personas. ¿Están caminando o bailando en el polvo?”
Y los más vulnerables son los niños pequeños. “Trepan por todos lados, se arrastran en el suelo, se meten las manos en la boca”, dice Zota. Además, están en una etapa en que sus cerebros y cuerpos aún se encuentran en desarrollo.
De modo que, aunque casi siempre encontrarás químicos potencialmente dañinos en el polvo doméstico, lo más importante es cuánto te expongas a ellos; algo que no puede decirnos este estudio. No obstante, Zota señala que hay maneras de minimizar la exposición a los químicos. La investigadora y sus coautores sugieren que te laves las manos con frecuencia, y también que desempolves, trapees y uses la aspiradora con regularidad. Y para mantener la casa libre de polvo, es conveniente que evites el uso de alfombras y tapetes.
En Estados Unidos, los funcionarios de sanidad federales también están conscientes de los riesgos asociados con estas sustancias. “Ya hay un gran cambio en la autorización de estos químicos”, dice Mainelis. Antes, las compañías que los producen podían introducirlos libremente en el mercado sin antes demostrar su seguridad. Todo eso cambió en junio, cuando el Congreso aprobó la Ley Lautenberg, la cual exige pruebas de seguridad para químicos nuevos y existentes.
Debido a que muchos productos ya están disponibles comercialmente, y que probarlos todos sería imposible, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos está redactando una lista de prioridades para su evaluación de seguridad. “Uno de los objetivos de nuestro estudio era ayudar a que reguladores y científicos pudieran identificar los químicos que debían priorizar para las pruebas, y para desarrollar alternativas más seguras”, concluye Zota.