GANADORA DE SIETE PREMIOS EMMY, Julia Louis-Dreyfuss, conocida por ser la irreverente Elaine en la teleserie de Seinfeld (1989-1998), ahora en la multipremiada Veep la actriz de 55 años vive el desafío de sobrevivir el reto de ser la presidenta de Estados Unidos.
En tiempos de campaña, donde Hillary Clinton es la figura femenina que hace historia por su nominación demócrata, parece asunto obligado voltear a ver a Louis-Dreyfuss debatir entre la seriedad de su puesto político y la parodia y farsa que se origina con su inepto personaje. El saber que fuera del televisor existe la figura de Donald Trump vuelve todo más irónico.
Nos sentamos a platicar con Julia y esto es lo que averiguamos sobre su nuevo personaje insignia al que puede seguírsele la pista en HBO GO y HBO Latinoamérica.
—¿Crees que la realidad va más allá de la ficción en tu serie de Veep?
—Pues cuando comenzamos con Veep sabíamos que era una sátira, y ahora se siente más como un documental.
—Mucha gente dice que debería haber más mujeres en la política porque así tal vez las cosas serían un poco diferentes, ¿tú crees que sería diferente?
—Soy una gran creyente de que debería haber más mujeres en el gobierno y, ciertamente, en este país (Estados Unidos). Creo que todos se beneficiarían de ello porque es una oportunidad de igualdad, aunque en el caso de Veep, Selena es igual de incompetente que otros políticos.
—¿Le darías algún consejo a Hillary Clinton?
—¿Yo, Julia? No me atrevería a hacer eso, ella es mucho más inteligente que yo. Ella no necesita mis consejos.
—Parece que la parodia política cada vez está más rebasada por la realidad, con situaciones que no se le ocurrirían al guionista más descabellado…
—Bueno, siento que en el caso de Trump —ese tipo de discursos que parecen estar listos para ser parodiados por sus aseveraciones y concepciones— los ha dictado él mismo en su campaña entera. Con Hillary, curiosamente en Veep se dio el caso de la vida imitando al arte, pues nosotros tuvimos unos episodios antes del escándalo de los e-mails que ya ponían a Selena en aprietos, en una situación similar. Y hablando de otro político, en México el expresidente (Vicente) Fox le respondió a Trump que “México no iba a pagar por su ‘fucking’ muro”. Y cuando usó la palabra con “f” yo no lo podía creer. Me dije: “¿Qué está pasando? Esa es una manera muy ruda para hablar de un político” —por cierto, entiendo su enojo, pero lo sentí muy agresivo verbalmente.
—¿Crees que la política de Estados Unidos está viviendo una situación desquiciada?
—Sé que se siente como una locura justo ahora, pero creo que en términos de política americana y política global es así siempre. Se siente como si fuera muy extremo justo ahora, y no sugiero que no lo sea, pero no nos olvidemos de que hubo un Watergate y un Vietnam. Hemos tenido momentos salvajes y locos en nuestra historia, vienen y van… y luego regresan.
—¿Por qué crees que la canciller de Alemania o la ahora expresidenta en Brasil, las mujeres líderes en pleno siglo XXI, siguen enfrentando el tema del sexismo?
—Bueno, no sé si lo están enfrentando. Creo que hay una percepción, una percepción enferma, de que ser mujer es como ser un discapacitado, y en la ficción se torna hasta divertido oscurecer esa idea por medio de la comedia o el drama, porque en realidad es un gran don ser una mujer.