Cuatro mexicanos se encuentran entre las 49 víctimas que dejó el ataque en el centro nocturno Pulse de Orlando, Florida. A ellos, como a muchos, el destino los llevó en busca del tan anhelado sueño americano, el cual dejaron inconcluso tras aquella fatídica madrugada, la cual será recordada como una de las peores masacres ocurridas en suelo estadounidense.
Estas son las historias, o parte de ellas, de los cuatro mexicanos que murieron el pasado 12 de junio bajo el fuego de las armas accionadas por Omar Mateen, de quien se han dado todo tipos de detalles para motivaciones que lo llevaron a perpetrar este crimen.
Luis fue la primera víctima mexicana mortal en ser identificada. Foto: Especial.
Luis Sergio Vielma
A sus 22 años de edad, Luis era empleado del parque temático de los Estudios Universal en la sección de Harry Potter. Nació en Estados Unidos. Era hijo de emigrantes del estado de Guerrero.
Era un muchacho “ejemplar, estudioso”, amante del fútbol, frecuentaba la iglesia y era asiduo al ejercicio. Así lo recuerda su padre, José Luis Vielma.
“Esa fue la única vez que fue a este lugar. Ni tomaba, no fumaba, no consumía drogas”, comentó el padre en entrevista con Grupo Imagen. Narró que la misma noche de la masacre, habló con su hijo por teléfono. “Sí papi, I love you, te quiero mucho”, se despidió.
Luis Sergio fue la primera víctima mexicana mortal en ser identificada. Al conocer su historia, la escritora británica J. K. Rowling lamentó su muerte. “No puedo dejar de llorar”, escribió la británica en sus redes sociales.
Joel le había prometido conseguirle una visa para que lo visitara en Orlando. Foto: Especial.
Joel Rayón Paniagua
Joel tenía 32 años. Era originario de Córdoba, Veracruz. La necesidad de ganar más dinero para ayudar a su familia lo llevó a pedir prestado para irse a Estados Unidos en agosto de 2015.
“Era positivo. Decía ‘para adelante, pase lo que pase’. Por eso aquí estoy de pie, porque a él no le gustaría verme derrotada”, dijo su madre, Rufina Paniagua, en declaraciones a medios locales su madre.
Ella recuerda que Joel le había prometido conseguirle una visa para que lo visitara en Orlando además de que le quería construir una vivienda en Córdoba. “Era el pilar de mi casa”, dijo su madre. “El sueño de mi hijo era terminar la casa y comprarse un coche”, comentó .
Rufina relata que el viernes fue la última vez que habló con Joel por teléfono. “Le dije que todo estaba bien, que se cuidara él allá”, narra la mujer, quien fuera abandonada por su esposo desde que sus hijos eran pequeños.
Ahora su familia, de escasos recursos, tramita una visa humanitaria para trasladar sus restos a su natal Córdoba.
Miguel era aficionado del club mexicano América y fiel seguidor del “Tri” mexicano. Foto: Especial.
Miguel Ángel Honorato
Miguel era originario de Guerrero. A sus 30 años estaba casado y era el padre de tres niños. Llegó a Estados Unidos en 1991. Junto con su familia abrió un negocio de comida mexicana.
Era “un hombre trabajador que generaba empleos”, comentó a la prensa el cónsul de México en Orlando, Juan Sabines.
Su hermano, José, explicó a Univisión que Miguel Ángel estaba en el Pulse invitado por unas amigas lesbianas que lograron salvarse.
José describe a Miguel como un hombre que no buscaba problemas pero cuando lo provocaban, dice, “no se dejaba”. Afirma que de haber tenido la oportunidad, habría vencido al atacante Omar Mateen.
“Siento que el tipo no hubiera podido con mi hermano. Él (Miguel Angel) se lo come”, dijo a Univisión.
Era aficionado del club mexicano América y fiel seguidor del “Tri” mexicano, como se observa en fotografías de la página de Facebook de su hermano. Pensaban ir al partido final de Copa América Centenario que se disputa en Estados Unidos.
Uno de las mayores aspiraciones de Juan era construirse una casa en su pueblo. Foto: Especial.
Juan Chávez Martínez
Juan nació en Maxtha, una pequeña comunidad indígena del estado de Hidalgo. Tenía 25 años y era el séptimo de nueve hermanos y emigró a Estados Unidos hace casi una década.
Según el gobierno de Hidalgo, que ha prestado asistencia a la familia, pese a su situación ilegal consiguió trabajar en la limpieza de hoteles para enviar dinero a su pueblo.
Era “el sostén económico de su hogar en el Maxtha”, señala un comunicado del gobierno que, citando palabras de su familia, describe a Juan como “una persona muy trabajadora, comprometida y cariñosa, pero sobre todo lleno de sueños y esperanzas”.
Uno de las mayores aspiraciones de Juan era construirse una casa en su pueblo. Sus restos serán repatriados a su lugar de origen.
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Con información de AFP