CULIACÁN, Sinaloa.—“Ah, esos del PRI”, dice el doctor.Así le dicen todos en la colonia, un sujeto prácticamente calvo, con algunos cabellos negros en las sienes, donde se pierden las patitas de sus espejuelos. Intercambia una sonrisa con el tipo rechoncho que viene a dejarle producto para su tiendita-tortillería, en el fraccionamiento Los Ángeles.
Se ajusta los lentes, se lame un dedo y pasa la hoja del periódico. Lee las noticias, lo incomoda saber que Sinaloa vuelve a pintarse tricolor, nuevamente un cambio, apenas a seis años del anterior.
La ciudad está caliente, más de lo acostumbrado. El último fin de semana la sensación térmica fue de 42 grados, agrio anuncio de lo que depara el verano para el estado… de los infiernos.
Las altas temperaturas son comunes y bien reconocidas en Sinaloa, tan famosas como sus corridos, sus mujeres, la violencia y el narcotráfico. Aunque esté nublado en Culiacán, el clima sigue tenso.
En Escuinapa ondean las banderas de simpatizantes del partido Movimiento Ciudadano y del Partido Acción Nacional: deambulan reclamando el robo del que se sienten víctimas, mientras en Navolato se da una situación similar, las señoras pegadas al barandal que impide el acceso al consejo electoral. Cientos de personas están ahí, acompañando al partido local, el Partido Sinaloense (PAS), que obtuvo el segundo lugar en la lucha por la gubernatura con su abanderado en candidatura común con Movimiento Ciudadano, Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Ahí están, pese al inclemente calor, el paso de las horas o el cansancio, agrupados portando sus cartulinas, “INE vendido”.
El PRI en estas elecciones se lleva en la entidad casi el tan añorado carro completo, pero lo más importante para ellos es recuperar “la grande”.
Del Partido Acción Nacional los reclamos son iguales, un blanquiazul desdibujado, su competidor, el expriista y empresario pizzero Martín Heredia Lizárraga, cayó hasta el tercer puesto. El reclamo general era “elección de Estado” por parte de los panistas, sus líderes, sus representantes y candidatos, señalando la actuación del gobierno sinaloense en estos comicios, cuando se supone ellos están al mando de ese gobierno.
Acción Nacional quiso emular un poco con Martín lo logrado hace seis años, cuando fincaron sus esperanzas en un candidato también salido del PRI, Mario López Valdez (Malova), quien se llevó consigo a Heredia como uno de sus operadores, para competir en esa alianza fraguada con tal de ganar, sin importar las consecuencias.
“Malova”, acrónimo por el que se le reconoce más al mandatario, así como por sus bailes y estilo dicharachero, puso ese distintivo en las decenas de ferreterías, heredadas por el que llama su “padre empresarial” Leonardo “Nalo” Félix, quien se las vendió cuando antes era tan sólo su empleado, su administrador.
López Valdez llegó a la gubernatura luego de arrancarse la camiseta del tricolor en el 2010. Acusando cerrazón de parte del partido y que no lo dejarían competir de forma equitativa, con “suelo parejo” como gustan decir, contra el entonces aspirante y millonario empresario de la carne, Jesús Vizcarra Calderón.
Malova dejó así las huestes del PRI, para contender como “candidato ciudadano” bajo las siglas del PAN, PRD y Convergencia, hoy conocido como Movimiento Ciudadano, a quienes se les sumó posteriormente el PT en candidatura común. La ilusión fue mucha, la esperanza vendida a la ciudadanía, muy grande. Su slogan de marketing era que traerían “el gobierno del cambio”.
En el debate entre candidatos mostró fotos de casas millonarias supuestamente pertenecientes a Jesús Aguilar Padilla, quien era en ese entonces el gobernador, además, sacó a relucir la imagen de su contendiente, el empresario de la carne Jesús Vizcarra acompañando presuntamente en un bautismo al narcotraficante –hoy el más buscado luego de la captura de “El Chapo”— Ismael “El Mayo” Zambada.
“¿Eres compadre del ‘Mayo’”?, le cuestionó Malova a su opositor del PRI, sin que este ofreciera una respuesta.
La elección fue histórica, se registraron los comicios más votados en Sinaloa, con un 58 por ciento de participación del electorado, el “gobierno del cambio” triunfó con un cinco por ciento de diferencia.
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Owasldo “N”, de 45 años, yace muerto a la salida de la zona 02 del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, apenas a 30 metros del Palacio Municipal de Guasave.
Oswaldo “N” sería otro registro más, un “N” más agregado a los “N” números de asesinatos ocurridos en la entidad en esta administración llena de violencia.
En homicidios dolosos ya se rebasó al sexenio anterior, esto sin tomar en cuenta que en aquella época, en el 2008, se desató la llamada “guerra contra el narcotráfico”. La gente prefería no salir por las noches, las balaceras eran continuas, y el ulular de ambulancias constante. Cerraron ese sexenio con un total de 6609 homicidios, al concluir el mes de mayo de este año 2016, la Procuraduría de Justicia estatal reconocía 6991, y contando.
La diferencia, en este caso, es que Oswaldo es yerno del Director de Vialidad y Transporte estatal, Domingo Ramírez Armenta, un tipo gordo, moreno, de cabello corto y papada amplia. Es la viva caricatura de los políticos de los cartones, más cuando usa sus lentes.
No es la primera vez que se dan una serie de hechos de violencia vinculados, de una forma u otra, con funcionarios o exfuncionarios. La vez anterior fue después de la transición de mandato, en enero de 2011, y la víctima fue el anterior Subsecretario de Gobierno, Luis Pérez Hernández, a quien señalaban de haber operado la guerra sucia en la campaña de 2010 con filtraciones de llamadas telefónicas grabadas.
Ramírez aunque es el titular del área, su jefe directo es el secretario de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros. De cabello entre gris y cano, casi tan alto como el gobernador, aunque de porte un poco más serio, es el funcionario con la mayor cantidad de patrimonio declarado en el gobierno estatal, con poco más de 57 millones de pesos cuando recién ingresó a la administración, y está por concluir con más de 65 millones, según el último reporte oficial.
Se le conoce como “el dos”, el segundo al mando en el gobierno del Estado. No sólo es el principal operador de las relaciones políticas, también es el mandamás que define los permisos y concesiones en el transporte público. Los concesionarios jugaron un papel preponderante en la elección del domingo, dejando de prestar el servicio, luego de sendas denuncias de daños a sus unidades por portar los logos del PRI.
Vargas fue parte de la decena de aspirantes a la candidatura a la gubernatura por el Revolucionario, pero quedó en el camino al ser elegido un “desconocido”, un tal Quirino Ordaz Coppel, a quien finalmente terminó apoyando, conformando un equipo de campaña denominado “Grupo Trébol”, usando un emblema que lo caracterizó en su campaña a diputado federal en 2006 y el cual estuvo utilizando para promoverse días previos a la designación, el dibujo del trébol de cuatro hojas y su nombre lo llevaron decenas de camiones urbanos y, aún lo traen, algunos por olvido o descuido.
Quirino Ordaz Coppel, candidato a gobernador de la coalición PRI-PVEM y PANAL, en compañía de familiares y amigos, celebró su triunfo como ganador virtual de la elecciones en el estado de Sinaloa. Foto: RASHIDE FRIAS /CUARTOSCURO.
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Sinaloa no es sólo el narco, los buchones, las trocas de lujo o la capilla de Malverde. El estado destaca también por su terreno fértil, donde se producen, maíz, frijol, tomate, sorgo, trigo. Pero de igual forma, la realidad no puede evadirse, también se da la mariguana, la amapola y el opio, en especial en la sierra.
La Sedena reportó un decomiso de más de 255 toneladas de mariguana en el estado el año pasado. A eso se sumaron 2 204 kilos de semilla de esta planta, además de 401 kilos de semilla de amapola, casi medio tonelada de cocaína, 238 kilos de goma de opio y 238 litros de goma de opio, otros más de 12946 litros de metanfetamina, 23 637 kilos de metanfetamina, y lo menos, unos cuantos kilos de heroína, morfina y hachís.
Todo esto en campamentos, secaderos, depósitos especiales de sustancias químicas e invernaderos. Aquí se han encontrado incluso los más sofisticados laboratorios y sitios de producción de plantas, con la última tecnología, sistemas de riego y uso de rayos ultravioleta.
La noticia de la designación del candidato del PRI, Quirino Ordaz, estuvo precedida apenas unos días antes por una noticia mayor, la captura del hombre más buscado del planeta, quien ocupó el puesto como “el más buscado” por el FBI a Osama Bin Laden, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Fue atrapado precisamente en Los Mochis, ciudad donde fue una vez alcalde el actual gobernador, ahí, en una casa a unos metros de la vivienda de la madre del mandatario, ahí, a unos metros también de una de las casas propiedad de su secretario Gerardo Vargas, en el barrio de Las Palmas.
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“Yo no sé quién es ese Quirino, ni voy a votar por él”, me comentó en una ocasión un taxista en una frugal conversación, agitando un cigarrillo entre sus dedos.
Lo primero que destaca en Quirino es su rostro. Víctima de una parálisis facial, tiene el lado izquierdo detenido. También su apellido resalta, por la cadena de tiendas en el estado y algunas partes de la república con el emblema de la llave. Es un empresario hotelero, sus inversiones radican en Mazatlán, de donde acababa de ganar la diputación federal el año pasado. Su padre, Quirino Ordaz Luna, fue alcalde del puerto.
“Si algo me han enseñado mis padres es a cumplir mi palabra, yo soy un hombre de palabra… les prometo quedarme los tres años como diputado”, presumió en uno de sus mítines al inicio de su campaña, se grabó video y circuló en Youtube, hasta que fue eliminado luego de su designación como candidato a la gubernatura. Duró en el puesto sólo tres meses.
En su trayectoria política está su trabajo como subsecretario de Administración y Finanzas con el priista Jesús Aguilar Padilla. En este cargo destaca su participación durante el periodo de cambio de gobierno en un contrato de adjudicación directa por más de 50 millones de pesos en la compra de patrullas para una de las empresas de Leonardo “Nalo” Félix, el “padre empresarial” del gobernador entrante, Mario López Valdez, en una operación denominada simplemente: las “Nalopatrullas”.
Este era tan sólo el comienzo, el vivo retrato de la corrupción que se avecinaba. El más reciente estudio del INEGI coloca a Sinaloa entre los estados más corruptos del país, con una tasa de 18 144 personas que fueron víctimas de la corrupción por cada 100 000 habitantes en el 2015.
Los “coyotes”, personas dedicas a cobrar para “agilizar” un trámite, tienen hasta su lugar en la Unidad de Servicios Estatales. Puedes verlos sentados ocasionalmente casi en la pura entrada, levantándose solamente para ofrecer “el servicio”, a cambio de unos 200 pesos.
El otro “padre” de López Valdez es Juan S. Millán, un exgobernador priista reconocido por su poder económico e influencia política, en especial por forzar la candidatura y convertir en gobernador a Aguilar Padilla, quien luego lo traicionara queriendo respaldar a su compadre, Jesús Vizcarra.
Millán no se dejó y dio el espaldarazo al empresario ferretero, llevándolo con los otros partidos, obteniendo el triunfo y arrebatando la hegemonía que tenía el PRI en Sinaloa, gobernando desde hacía 80 años. Pese a ello, aún sigue en el partido, acompañó a Ordaz Coppel en su acto de cierre de campaña y se dio un abrazo en el presídium con Vizcarra.
En sus inicios la administración malovista se convirtió en un gobierno de “cuotas y de cuates”, contrario a lo que prometía, repartió puestos tanto a panistas, perredistas, y claro, a priistas quienes lo ayudaron también para ganar la contienda.
Pero Malova sólo tardó tres años para volver a estar muy de cerca de nuevo con el PRI de manera oficial, cuando lo recibieron con aplausos y lisonjas en un acto multitudinario a donde lo invitaron a presenciar el informe de labores de los Senadores de este partido.
“Lo debemos tomar como una señal que le sirva al estado y al país, es la señal de la unidad, la señal del trabajo colectivo”, expuso Malova en ese momento al micrófono en dicho evento en el mes octubre del 2013.
“No hay diferencia entre los anteriores gobiernos, no se avanzó, es lo mismo de antes, con otros personajes”, señaló en su momento el Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Enrique Hernández Norzagaray al hacer un análisis de este gobierno.
Así lo ve también Elsa, una robusta paquetera en una tienda de autoservicio, mientras cuenta las monedas. Apenas terminó la primaria, pero no le hace falta más para tener su opinión personal de la política, de lo que vive día a día reuniendo los pesos de propina que le brindan por echar el mandado en las bolsas.
“Todos son los mismos”, remata.