Roberta Jacobson arribó este jueves a la Ciudad de México para iniciar sus funciones como embajadora del país, cargo que permaneció vacío durante 10 meses debido a que el Partido Republicano bloqueo su nombramiento en el Congreso de Estados Unidos.
“Me siento extremadamente honrada por desempeñarme como embajadora de los Estados Unidos en México. Hay mucho por hacer juntos”, dijo en español la ex subsecretaria de Estado para América Latina a su llegada al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en breves declaraciones a la prensa.
Jacobson se excusó de no “entrar a fondo en los temas bilaterales” hasta no presentar sus cartas credenciales y se limitó a decir que espera recorrer el país de punta a punta para “entender cómo Estados Unidos puede continuar siendo un vecino verdaderamente comprometido” con México.
“Espero que juntos podamos mantener una excelente comunicación entre nuestros dos países”, añadió Jacobson, que aseguró que sentía un “especial aprecio y profunda admiración” por México y los mexicanos.
Desde que el anterior embajador, Anthony Wayne, dejó el país en julio de 2015, Estados Unidos carecía de un alto representante diplomático en México, su tercer socio comercial, segundo proveedor de energía y su vecino, cuyas problemáticas, el tráfico de drogas y la migración irregular, afectan a ambas naciones.
Jacobson, de 56 años, fue sido designada por el presidente Barack Obama en junio de 2015, pero su nombramiento fue bloqueado hasta su ratificación el pasado 28 de abril. La ahora embajadora de Estados Unidos cuenta con una experimentada diplomática de 30 años.
Entre 2003 y 2007, dirigió el departamento de Asuntos Mexicanos antes de fungir como subsecretaria adjunta para asuntos relacionados con Canadá, México y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, NAFTA.
Jacobson llega a la embajada estadounidense justo cuando el gobierno de México ha dado el visto bueno a la extradición del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán. También asume su puesto justo cuando México afronta críticas nacionales e internacionales por sus problemas de derechos humanos reflejados en casos como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Otro de los temas que marcan su arribo al país, es la campaña presidencial de su país, en la que el virtual candidato republicano, Donald Trump, ha mantenido un discurso en contra de los mexicanos a quienes acusado de violadores y delincuentes.
El “clima anti-México” de Trump, junto a la promesa del magnate de construir un muro fronterizo por el que México pagará, ha propiciado que el gobierno de Enrique Peña Nieto anunciara en abril un giro de estrategia en el país vecino y nombrara a Carlos Sada, un veterano diplomático y saliente cónsul en Los Ángeles, como nuevo embajador en Washington.
No obstante, el gobierno de Obama ha asegurado en varias ocasiones que la posición de Trump no refleja el pensar de la mayoría de los estadounidenses e incluso pidió perdón a sus vecinos.