La Comisión Europea quiere obligar a los
proveedores de contenidos audiovisuales bajo demanda por internet, como los
gigantes estadounidenses Netflix o Amazon Prime, una cuota de 20 por ciento de difusión
de obras europeas en su catálogo.
La propuesta parte de las reglas globales a
las que están sujetas las cadenas de radiodifusión europeas para preservar la
producción local frente a las producciones norteamericanas, principalmente
hollywoodenses.
La Comisión quiere además fijar una cuota financiera
a los proveedores de contenidos por internet para contribuir al financiamiento
de las producciones europeas, obligación también en vigor para los difusores
tradicionales.
Durante el festival de Cannes, el domingo
pasado, el vicepresidente de la Comisión Europea, Andrus Ansip, dio un discurso
en el que subrayó la necesidad de actualizar las reglas europeas.
“La industria del cine en Europa está
bien establecida como uno de los centros de producción más importantes y
variados del mundo (…). Creo que todos queremos conservarlo así. Para
alcanzar este objetivo, las reglas deben adaptarse a la tecnología”, dijo.
Gunther Oettinger, comisario europeo a cargo
de la Economía Digital, que también estaba en Cannes, estimó como
“inevitables” los cambios en los mecanismos de financiamiento.
En 2014, cuando Netflix aún preparaba su
llegada a Francia, París reclamaba un cambio en las reglas europeas para
proteger su mercado de los nuevos actores. Los franceses han sido los que más
han presionado para que Netflix no se convierta en una excepción a la regla
establecida, cuya naturaleza es impulsar la realización de contenidos europeos.
Los proveedores de contenido a la demanda ya
se encuentran sujetos a la reglamentación actual, que sin embargo es diferente
entre los 28 países de la UE, algunos más estrictos que otros.
La ley europea actual exige de manera
general que las difusoras dediquen una parte de sus programas a las
producciones europeas.
Según la Comisión “para los proveedores
de contenido a la demanda, los Estados miembros escogieron enfoques
diferentes”.
Como ejemplo, la parte de obras europeas
impuestas en los catálogos de contenidos a la demanda pueden variar de 10 a 60
por ciento según los países de la UE.
“La Comisión Europea no llega, una vez
más, a entender cómo funciona el mercado del mundo digital”, criticó
Daniel Dalton, eurodiputado británico conservador que advirtió contra un
“proteccionismo digital”.
Toda propuesta de la Comisión deberá ser
aprobada por el Parlamento Europeo y los Estados miembros.
Pese a los reclamos, Netflix ya ha manifestado en otras
ocasiones su rechazo a que se
le impongan cuotas o subvenciones.