Tras la salida de Emilio Lozoya Austin, quien dejó a Petróleos Mexicanos en la peor crisis de su historia, y la llegada de José Antonio González Anaya a Petróleos Mexicanos, concuño de Carlos Salinas de Gortari, quien parece designado en el cargo para rematar lo que queda de la petrolera, la otrora paraestatal insignia del país se dirige hacia nuevos recortes masivos de presupuesto para no quedar atrapada entre el desplome de los precios crudo, su producción caída a pique y crecientes robos de su combustible.
Ante las millonarias pérdidas que ha registrado la petrolera durante años debido a malas gestiones administrativas, lapidación de recursos, falta de inversión en infraestructura y tecnología así como el saqueo por parte de un sindicato liderado por Carlos Romero Deschamps, quien aún sigue en su cargo, el presidente Enrique Peña Nieto implementó una reforma que terminó con el monopolio que la firma mantuvo durante siete décadas sobre la industria energética, y cuyo objetivo es revitalizar a Pemex a través de la participación de capital privado, nacional y extranjero.
Sin embargo, Pemex enfrenta otro problema: los fondos de la compañía se han agotado ante el colapso de los precios internacionales del petróleo, su incapacidad para reanimar su producción y el acecho de bandas del crimen organizado, que extraen combustible clandestinamente de sus ductos.
“Pemex evidentemente está en una situación crítica en sus finanzas”, dijo David Shields, director de la revista especializada Energía a Debate
“Simplemente para sobrevivir y no causar problemas en las finanzas nacionales, Pemex tiene que hacer recortes de personal y de todos sus gastos”, explicó el experto, que considera que la empresa también debería suspender proyectos exploratorios.
Para revertir la tendencia negativa, Peña Nieto nombró este mes a un nuevo director ejecutivo, José Antonio González Anaya, exdirector del Instituto Mexicano del Seguro Social y a quien se adjudica el recorte del déficit financiero de esa institución.
La semana pasada, el gobierno anunció un ajuste al presupuesto de Pemex por unos 5 500 millones de dólares, que González Anaya tendrá que proponer al consejo de la empresa el viernes para su aprobación.
Aunque Pemex no ha divulgado detalles de los recortes, el objetiva es de evitar que afecten la producción petrolera.
El consejo puede proponer cambios y la decisión final sobre las áreas sujetas a los recortes serán reveladas el lunes, cuando la compañía divulgue sus resultados financieros de 2015.
Esas cifras darán una idea de la gravedad de los problemas que enfrenta la petrolera. En el tercer trimestre de 2015, reportó pérdidas por unos 10 200 millones de dólares, casi tres veces más que en el mismo periodo de 2014.
Pemex, urgida de “oxigeno”
Pemex había hecho su presupuesto estimando que vendería cada barril en 50 dólares, un precio que se ha reducido a la mitad y ha obligado a la empresa a reducir sus gastos.
En tanto, la producción ha decaído continuamente desde su pico de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 hasta 2.2 millones de barriles diarios a finales del año pasado.
Por otro lado, Pemex ha descubierto en los últimos años miles de tomas clandestinas en sus ductos, que han costado a la compañía 2 000 millones de dólares al año.
La reforma energética, promulgada en 2014, abrió el sector a la inversión extranjera por primera vez desde 1938. Al tiempo que la estrategia atrae competencia, el gobierno espera que Pemex firme contratos con inversores para reducir costos.
González Anaya asistió esta semana a una conferencia de la industria energética en Houston, Texas, donde se reunió con numerosas empresas trasnacionales y constató “el gran interés que existe en el sector por invertir en México y asociarse con Petróleos Mexicanos”, aseguró la empresa en un comunicado.
El director insistió en ese evento en que Pemex “tiene viabilidad de largo plazo” gracias a un extenso inventario y bajos costos de producción.
“Enfrentamos grandes retos, y a la vez, se vislumbran grandes oportunidades”, escribió González Anaya esta semana en el periódico El Financiero.
Sin embargo, la atención se centra en si Pemex, que emplea a 145 000 personas, reducirá su plantilla laboral.
“Llego con una mente abierta para hacer lo que sea necesario”, dijo el funcionario a la cadena Televisa, al ser cuestionado sobre posibles recortes laborales.
La empresa ya había recortado 11.5% de su presupuesto el año pasado y suprimió 11 000 empleos al no reemplazar los puestos vacantes de los jubilados.
Alejandro Villagómez, experto en temas de energía, aseguró que la empresa está deprimida por su enorme deuda y las numerosas pensiones de retiro que debe pagar.
“Tiene que atender el problema laboral”, dijo Villagómez, al asegurar que, de no hacer los cambios, la empresa no tendrá viabilidad financiera.
Tiene que hacer “restructuraciones que den oxígeno a la empresa”, apuntó.
Si comparemos a Pemex con otros titanes petroleros. Tres rasgos se desvelan claramente:
Escasa productividad: Pemex produce 2.5 millones de barriles de petróleo diarios en la actualidad (42 por ciento menos que en 2004); mientras Shell genera 3.2 millones de barriles diarios; Petrobras, 2.9; British Petroleum, 3.4; y Exxonmobil, 4.9.
Pero la plantilla de Pemex posee 150 000 trabajadores; casi el doble que Shell (86 500), Petrobras (84 900), British Petroleum (84 300) y Exxon Mobil (76 200). Así, mientras un trabajador de Pemex produce 16 barriles de petróleo por día; uno de Petrobras genera 34; un empleado de British Petroleum, 40; y uno de Exxonmobil, 64… (leer texto completo)
