La predicción en la que todos
parecen coincidir es que el crecimiento de dobles dígitos que disfrutaron algunas
de las economías emergentes -grupos como los BRICS, por ejemplo- en la etapa
post-crisis ya no serán el motor del crecimiento mundial. Así, las economías desarrolladas
serán las que recuperarán sus niveles de expansión de un 2.1 por ciento en 2015
a 2.4 por ciento en 2016, y serán los recipientes principales de inversión
extranjera directa. Según el Panorama Económico Mundial del Fondo Monetario
Internacional, la recuperación será más notoria en Estados Unidos y el Reino
Unido, aunque tentativa para la Eurozona y Japón. Dentro de la lista de los 10
países con proyecciones más favorables en este ámbito –conformada
principalmente por países africanos y surasiáticos-, sólo figura India como
potencia con 7.1 por ciento. Aún así, es poco probable que sustituya a China en
el corto plazo.
En cuanto al Dragón Rojo, quien jugó
el papel de principal proveedor de volatilidad en 2015, su situación política
será tan importante como la económica. China se ha posicionado de manera
consistente como el rival de la hegemonía estadounidense. Acciones como la
fundación del Banco Asíatico de Inversión en Infraestructura –una institución
multilateral similar al Banco Mundial- y las disputas territoriales en el Mar
del Sur de China han dejado en claro que el gobierno de Xi Jinping hará todo lo
posible por reafirmar su posición de liderazgo en la región Asia-Pacífico.
Mientras tanto, en territorio nacional, el modelo de crecimiento que sostuvo al
país durante las últimas décadas parece morir junto con la credibilidad de las
cifras oficiales emitidas por el gobierno. En marzo, publicará el nuevo plan
quinquenal, y en noviembre será el anfitrión de la reunión del G-20. Su
crecimiento promediará entre 6.5 y 7 por ciento, y la baja demanda de
commodities persistirá.
El anuncio de la Reserva Federal del
aumento de las tasas de interés que provocó tanta incertidumbre durante los
últimos meses de 2015 seguirá surtiendo efecto en el precio del dólar. Estas no
son buenas noticias para aquellos países cuyas monedas han sufrido
devaluaciones consistentes, pues un billete verde más caro significará la fuga
de capital de inversión extranjero, además de estragos en la salud de las
finanzas corporativas de aquellas empresas cuya deuda sea en dólares. 2016
será, además de un año de ajuste, un año de intensa actividad política en el
país Norteamericano, pues será en noviembre cuando se llevarán a cabo las
elecciones presidenciales y parlamentarias.
Brasil será el país bajo los
reflectores. En cuestión deportiva, será sede del evento más importante del
año, los juegos olímpicos de Rio 2016. Esto estimulará el gasto público,
generará empleos temporales, y modernizará el puerto carioca. La justa se
transmitirá en todo el mundo, pues las televisoras ya han invertido casi 3 mil
millones de dólares por los derechos. Sin embargo, los problemas aún acechan la
vida política del país. Su economía entrará en el segundo año de recesión,
mientras que el Real brasileño sufre su etapa de mayor debilidad desde que fue
introducido en 1994. En tanto, Dilma Rousseff enfrenta el proceso de
destitución (impeachment) y varios funcionarios de alto nivel empezarán a
cumplir su condena por el escándalo de Petrobras.
En el resto de América Latina, las
economías de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) crecerán
entre 2 y 3 por ciento, un desempeño bueno pero no espectacular. Los efectos
del fenómeno climático El Niño podrían ser graves para países como Ecuador y
Bolivia. Con un parlamento opositor y un profundo descontento social provocado
por crisis económica y desempleo, 2016 podría marcar el fin del régimen
chavista en Venezuela. Además, se prevé que este año se lleve a cabo la
inauguración de la ampliación del Canal de Panamá, en un entorno poco
favorable, pues el comercio mundial se redujo en este año por primera vez desde
2009.
2016 será un año de reajuste y
normalización, de crecimiento bajo pero estable, y de endurecimiento de la
política monetaria provenientes de la Fed y posiblemente el Banco de
Inglaterra. Los mercados de valores empiezan el año con incertidumbre, a la vez
que los commodities y el petróleo gradualmente recuperan su valor. Mientras
tanto…”que comiencen los juegos, y que la suerte esté siempre de su lado”.