Estados
Unidos el lunes instó al diálogo entre los partidos de Venezuela después de que
los socialistas gobernantes perdieron las elecciones legislativas, mientras un
funcionario de EE UU negó cualquier intención de Washington de interferir en la
política venezolana.
John Kerry, secretario de
estado de EE UU, hizo público el llamado a todos los partidos en el país
exportador de petróleo para discutir cómo tratar de resolver sus desafíos, que
incluyen una inflación desenfrenada, escaseces de alimentos y medicinas básicos
y una moneda devaluada.
“El diálogo entre todos los
partidos en Venezuela es necesario para abordar los desafíos sociales y
económicos que enfrenta el país, y Estados Unidos está listo para apoyar dicho diálogo
junto con otros en la comunidad internacional”, dijo él.
Dado el historial de acritud
entre Estados Unidos y Venezuela con el ex Presidente Hugo Chávez y su sucesor
el Presidente Nicolás Maduro, ambos críticos frecuentes de Washington, la
declaración pudo ser tomada como una forma de interferencia de EE UU.
Sin embargo, un alto
funcionario estadounidense dijo que Estados Unidos buscaba indicar su apoyo
para que otras naciones traten de ayudar a los socialistas y la coalición
victoriosa a hallar las maneras de trabajar unos con otros en vez de insertarse
en el proceso.
El funcionario estadounidense
sugirió que naciones de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) de 12
países, la cual envió una misión para observar las elecciones, podrían ser capaces
de tener un papel.
Al preguntarle si Estados
Unidos estaba preocupado de que su apoyo a dicho diálogo pudiera ser tomado
como un desequilibrar la balanza a favor de la oposición, él respondió: “Si
dijéramos algo que sonara como si todo es para el ganador, entonces podría
entender (esa) preocupación”.
“Lo que estamos tratando de
expresar es que se va a necesitar una forma de coexistencia entre dos campos
que históricamente se han injuriado uno al otro”, dijo el funcionario, quien
habló bajo la condición del anonimato.
Según el cómputo oficial, la
coalición opositora Unidad Democrática ganó 99 escaños de la Asamblea Nacional
mientras que los Socialistas solo 46, con 22 escaños por ser anunciados.
El margen de victoria significa
que la oposición puede ejercer control sobre el presupuesto, llevar a cabo
investigaciones que podrían avergonzar al gobierno y despedir ministros.
Si la oposición llegara a ganar
una mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional de 167 miembros, podría
ejercer más poder al reorganizar instituciones como las cortes y una junta
electoral ampliamente vista por los venezolanos como pro-gobiernista.