Brasil aún no logra recuperarse de la resaca económica que le dejó el sobregasto del Mundial de fútbol. Pese a ello, el próximo año la historia podría repetirse con los primeros Juegos Olímpicos y Paralímpicos sudamericanos, que se realizarán en Río de Janeiro.
En 2014, la economía sudamericana desembolsó 13,600 millones de dólares (mdd) para la Copa del Mundo, cifra 312% superior a los 3,300 mdd presupuestados por el comité organizador. A 11 meses de realizarse el evento deportivo internacional multidisciplinario más importante, la primera economía en América Latina ha gastado 70 mdd más de los 11,000 millones establecidos como gasto para el desarrollo de la infraestructura olímpica.
Además, las perspectivas económicas son nada alentadoras, pues para el próximo año analistas prevén una caída de 2.5% en el Producto Interno Bruto (PIB).
El gigante latinoamericano, además de experimentar un estancamiento económico, se enfrenta a una tasa de desempleo que se ubica en 7%, su nivel más alto en cinco años, y a una presión inflacionaria de 9%.
Asimismo, la inversión que realiza el sector empresarial cayó por octavo trimestre consecutivo, y debido al alza de costos en los productos, el gasto de las familias, que representa en promedio 60% del PIB, ha mantenido una tendencia a la baja durante los ocho meses transcurridos de este año. Es por ello que el trabajo para los juegos Olímpicos se realiza a marchas forzadas y con una gran dificultad, obteniendo las peores críticas del Comité Organizador.
El comité organizador busca animar el ambiente del país llamando a voluntarios a sumarse a la celebración deportiva y promoviendo la imagen del evento a través de la antorcha olímpica, así como las mascotas. Sin embargo, no ha logrado captar gran interés de los brasileños, pues la sociedad se siente más presionada por las medidas de austeridad implementadas por su presidenta que atraída por el magno evento.