La proximidad de la mudanza de gobernador, 18 diputados y 84 presidentes municipales, cuya elección se llevará a cabo el año próximo, ha despertado expectación para saber cuál de los grupos políticos de la entidad obtendrá supremacía en la postulación de amigos, compadres o parientes para esos cargos de representación popular.
Existe indudable incertidumbre entre los autodestapados precandidatos al gobierno del estado: Omar Fayad, David Penchyna, Fernando Moctezuma, Carolina Viggiano, Mirna Hernández, José Antonio Rojo. Los nombres de todos suenan, menos el de Nuvia Mayorga, presunta favorita de Miguel Ángel Osorio, líder político de Hidalgo, emancipador del santo nepotismo, como queda evidente en la siguiente relación histórica.
Los compromisos políticos, los compadrazgos, el amiguismo, han sido factores en la nominación de los alcaldes que han desfilado en Pachuca desde la segunda mitad del siglo pasado.
Los gobernadores Vicente Aguirre del Castillo, Quintín Rueda Villagrán y Miguel Ángel Osorio Chong, abiertamente nepóticos, designaron presidentes municipales de Pachuca, el primero, a su hermano Víctor Manuel Aguirre, en 1946; el segundo, a su primo Julio Rubio Villagrán, en 1952, y el tercero, primero a su amigo Francisco Olvera Ruiz, a quien después impuso candidato al gobierno del estado, y después, como suplente de éste, a su prima política Edna Geraldina García, en 2010.
Sin incurrir en falacias, presento una sucesión de los alcaldes pachuqueños durante la etapa de 1946 a 2010.
Terminado el periodo del alcalde Julio Rubio Villagrán (1952-1954), quien arribó al poder en avanzada edad, el gobernador Rueda Villagrán eligió a su aliado el doctor Librado Gutiérrez Samperio para despachar en la presidencia municipal.
El gobernador Alfonso Corona del Rosal (1957-1963), apuntó el dedo en 1958 hacia el empresario Juan Esquerra. El sucesor de Esquerra fue su secretario municipal, Humberto Velasco Avilés (1961-1964), obviamente apoyado por el general Corona que presidía el comité ejecutivo nacional del PRI.
En 1963, el gobernador Carlos Ramírez Guerrero exaltó alcalde al doctor Adalberto Cravioto Meneses (1964-1967) y a Darío Pérez González (1967-1970).
El profesor Manuel Sánchez Vite (1969-1975) hizo presidente municipal a su colega Rafael Cravioto Muñoz, director del diario El Sol de Hidalgo. Cravioto terminó su periodo (1970-1973) y entregó la estafeta al licenciado Gabriel Romero Reyes (1973-1976), estrecho colaborador de Sánchez Vite.
En enero de 1976, siendo gobernador Jorge Rojo Lugo, tomó posesión como alcalde de Pachuca el industrial Luis Fuentes Núñez.
Comenzó la era de los delfines
La nominación de Ladislao Castillo Feregrino al ayuntamiento de la capital constituyó el clásico dedazo del gobernador Rojo Lugo a favor de uno de sus delfines.
Luis Fuentes entregó el mando en 1979 a Ladislao, quien durante tres años se encerró a piedra y lodo en las oficinas del viejo palacio municipal de la plaza Constitución.
En l982, bajo el mando del arquitecto Guillermo Rossell, arribó como alcalde el licenciado Eduardo Valdespino Furlong.
La sucesión municipal en 1985 podría adjudicarse al grupo Huichapan. Los nexos obtenidos por el licenciado Ernesto Gil Elorduy como secretario particular del entonces presidente Luis Echeverría hicieron posible se le abrieran las puertas de la alcaldía, en la que despachó hasta abril de 1987, siendo sucedido por el suplente, Ricardo Hernández Fernández.
En enero de 1988, asumió la alcaldía el profesor y licenciado Adalberto Chávez Bustos, hombre de las confianzas del gobernador Adolfo Lugo Verduzco, que afirmó en 1991 al arquitecto Mario Viornery Mendoza, quien no terminó su mandato al ocupar otro puesto de elección popular dejando el despacho al sustituto Nicolás Gil Ochagavia.
Hacedor de políticos
El licenciado Jesús Murillo Karam, gobernador de Hidalgo (abril de 1993-1998), comenzó preparar jugadas que convertirían, en pocos años, a personas bisoñas en las artes palaciegas en prospectos para desempeñar funciones de secretario de Gobernación, procurador de Justicia, diputado local y federal y otros encargos de primer nivel.
El nepotismo de Murillo eligió a su paisano Rafael Arriaga Paz, quien en 1994 entró a la Casa Rule y salió en 1997, año en que otro político, hechura del jefe Murillo, Juan Manuel Sepúlveda Fayad, protestó como el presidente municipal número 74 de la capital del Estado.
El año 2000, nefasto para el PRI y el gobierno estatal, apareció la oposición encarnada en el panista José Antonio Tellería, único alcalde en la historia de Pachuca no impuesto por el dedazo de un gobernador o de políticos priistas, quien gobernó bien, para beneplácito popular.
El l6 de enero de 2003 debutó otro delfín priísta, el tabasqueño Alberto Meléndez Apodaca, creado bajo la sombra del gobernador Manuel Ángel Núñez Soto (1999-2005).
Al conmemorarse el 137 aniversario de la creación del estado de Hidalgo, juró el alcalde número 77 de Pachuca, Omar Fayad Meneses, iniciado en el régimen de Jesús Murillo como encargado del Sistema de Educación Pública del Estado, posteriormente, procurador de Justicia; palomeado para una diputación federal, regresado a la nómina gubernamental como secretario de Agricultura y, con desgano, aceptado secretario de Desarrollo Social.
Manuel Ángel Núñez Soto emancipó heredero a su secretario de gobierno, Miguel Ángel Osorio Chong (2005-2011), quien sin mayores obstáculos lanzó a Francisco Olvera Ruiz (también secretario de gobierno) a la presidencia municipal de Pachuca, cargo que desempeñó hasta abril de 2010 para figurar aspirante priista al gobierno del estado en la elección de julio de 2010, Para cubrir el hueco dejado por Francisco Olvera, el gobernador Osorio patrocinó a su prima política Edna Geraldina García Gordillo para alcaldesa sustituta.
Osorio Chong tuvo tiempo de escoger en 2011 al empresario Eleazar García Sánchez para gobernar la capital durante cuatro años siete meses.
Pregunta flotante en los aires hidalguenses: ¿Seguirá vigente el santo nepotismo de Osorio? ¿Quiénes serán sus delfines para gobernador del estado y para alcalde de Pachuca en 2016?