En 1994, Pete Wilson, entonces gobernador de California, presentó una reforma de ley conocida como la Proposición 187, con la que se prohibía a los indocumentados el acceso a la salud y educación pública, entre otros servicios sociales. La 187 recibió el apoyo de más de cinco millones de votantes y el rechazo de por lo menos 3.5 millones de electores estadounidenses.
En ese contexto, Ben Monterroso, un ciudadano estadounidense de origen guatemalteco, decidió fundar Mi Familia Vota, una organización sin fines de lucro cuyo fin es “detener los ataques que se estaban dando en contra de la población latina en Estados Unidos”.
Veinte años después, con casi 54 millones de latinos viviendo en ese país, la comunidad hispana es la primera minoría de Estados Unidos y, de acuerdo con el U.S Census Bureau, representa el 17 por ciento de la población total de ese país.
Los hispanos que residen legalmente en Estados Unidos tienen un enorme potencial de votos en la elección presidencial de 2016. Y este potencial irá aumentando, pues se calcula que los latinos representarán el 31 por ciento de la población total estadounidense para el año 2060.
El poder demográfico de la comunidad hispana en Estados Unidos es evidente, pero debe de ser trasladado al campo político para tener valor.
Mi Familia Vota está enfocada en “educar a los latinos en su derecho a votar, llevar a más hispanos a las urnas, incorporar a los residentes legales al padrón electoral y en promover la nacionalidad de quienes aún no se han naturalizado”, explica Ben Monterroso, quien hace unos días estuvo de visita en México.
Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo en donde los ciudadanos tienen que registrarse con anticipación para poder votar. De ahí que inscribirse en el registro electoral sea indispensable para poder participar en la elección del próximo presidente, que tendrá lugar en 2016. Sin embargo, el principal problema que enfrenta la comunidad hispana estadounidense es que no se moviliza, lo cual se traduce en un alto abstencionismo electoral: los ciudadanos no se registran o no van a votar aun después de haberse registrado.
En California, por ejemplo, hay, potencialmente, 8.1 millones de votantes latinos. De ellos, sólo 4.1 millones están registrados en el padrón electoral. Dos millones aún no se han registrado y 1.1 millones son residentes permanentes, pero todavía no se han naturalizado.
Monterroso explica que “el objetivo de Mi Familia Vota es que el 8 de noviembre de 2016 salgan a votar quince millones de latinos”. Es decir, que haya un incremento de 3.5 millones de votantes en comparación con las elecciones de 2012.
En Estados Unidos no es requisito haber nacido en el país para ocupar cargos políticos, por eso hay estados, como California, en donde varios políticos son latinos “y muchos representan a la comunidad de una manera digna”, añade Monterroso. “Falta poner al máximo lo que podríamos hacer al elegir a más candidatos latinos, pero primero hay que participar en las elecciones”. La voz de la comunidad latina quiere ser escuchada, pero “para poder tener un espacio en la mesa debemos de trabajar para ese espacio, no nos lo van a dar gratis y nadie sabe más de nuestra comunidad que nosotros”.
La comunidad hispana tiene una presencia importante dentro del escenario político de Estados Unidos, incluso dos candidatos a la presidencia por el Partido Republicano —Marco Rubio y Ted Cruz— son latinos. Sin embargo, esa presencia carece de importancia cuando la comunidad no participa. Para Monterroso, “el no participar puede tener implicaciones grandes, pues el que ahorita no está ayudando está contribuyendo a los ataques que nuestra comunidad está teniendo”. Se refiere, en concreto, a los ataques del republicano Donald Trump.
“Nuestra responsabilidad es estar listos”
A Donald Trump, su discurso antiinmigrante y declaraciones racistas no sólo le han ganado popularidad en los medios de comunicación: hoy por hoy es el favorito para representar al Partido Republicano en las elecciones presidenciales.
Monterroso considera que ello se debe a que el ala más conservadora de este partido lo está apoyando. Para el fundador de Mi Familia Vota, este candidato y sus reiterados ataques suponen “una amenaza a la comunidad y sus propuestas no resuelven nuestros problemas”, agrega preocupado, pues hay quienes no se toman en serio la fuerza del magnate.
Durante su campaña, Trump ha prometido que, de ser presidente de Estados Unidos, las primeras órdenes que dará desde la oficina Oval serán las de construir un muro que separe a México de Estados Unidos y deportar a todos los migrantes de esta nación; “incluso a los que tienen hijos nacidos allá”, enfatiza Monterroso.
Hay esperanza aun con el avance de este candidato republicano, pues se estima que “con los ataques de Trump más personas saldrán a votar”, agrega Monterroso. “Sí, hemos notado que hay más participación, pero tenemos que trabajar, no podemos dejarlo al azar”, explica, y añade que no descansará en trabajar para concienciar a los potenciales votantes latinos durante los doce meses que faltan para que tengan lugar los comicios presidenciales en Estados Unidos.
Otro candidato por el Partido Republicano es Jeb Bush, uno más en la línea familiar que ha pasado por la Casa Blanca. “Su esposa es mexicana, y cuando Trump ataca a la comunidad, Bush no defiende”, dice Ben Monterroso, consternado. No entiende qué hay tras el silencio de este candidato que dice entender y conocer a la comunidad latina de Estados Unidos.
“El próximo presidente latino ya nació”
Pareciera que la única finalidad de empoderar a los latinos en Estados Unidos es la de que participen en las elecciones. La realidad es que el sueño de contar con un presidente hispano ha existido por años en la mente de los millones de residentes latinos del país, de la misma manera que la población afroamericana soñó con Barack Obama.
Monterroso sonríe y revela sus sueños: “Un presidente latino es la esperanza que todos tenemos. Yo estoy convencido de que el próximo presidente latino ya nació y tenemos una gran posibilidad: hoy hay dos candidatos latinos por el Partido Republicano, y se habla de que uno de los hermanos Castro podría ser invitado a ser vicepresidente. Es cuestión de tiempo para que veamos a un presidente latino”.
Al presidente ejecutivo de Mi Familia Vota, como a muchos otros hispanos que viven en Estados Unidos, le gusta fantasear sobre este escenario. Cree que el primer presidente latino “debería de ser capaz de ver los temas que afectan a nuestra comunidad: escuelas, educación, salud y mejores pagas en nuestros trabajos. Yo esperaría ver esos cambios. Lo que nuestra comunidad necesita son oportunidades”, refiere el hombre que ha pasado gran parte de su vida luchando por esta causa.
“Las cifras no lo son todo”, dice Monterroso para finalizar. “No lo son todo, pero cualquier candidato presidencial que quiera llegar a la Casa Blanca tiene que tener el 50 por ciento del voto latino. De no tenerlo no puede llegar”.
Y la esperanza se le cuela en la sonrisa.