En la colonia Palmitas, enclavada en un cerro de Pachuca, se acabó el grafiti y los índices delictivos se redujeron desde que el colectivo Germen se dedicó a hacer el mural más grande de México.
Un total de 209 casas de esta colonia popular de calles con pesadas subidas fueron pintadas de manera detallada con colores vivos. Lo que antes eran esquinas donde los chavos se juntaban a “echar una caguama”, “un churrito de mariguana”, o los dos, ahora detallan con esponjas, pinceles o pequeñas brochas el macromural.
El “dueño” del proyecto Pachuca se Pinta es Irving Trejo, conocido como el Zero 3; trata de representar lo que es la naturaleza, y se apoya en jóvenes como Carlos Duarte, el Xces, quien con toda calma toma una pequeña esponja para dar forma a una parte del mural.
Duarte aseguró que se han “incluido” en las vidas de las familias de la colonia “y estamos viviendo aquí”, y recordó que anteriormente se vivía mucha inseguridad. A las seis de la tarde ya no subían coches a la zona, mucho menos gente a pie, sólo los jóvenes que se juntaban en las esquinas.
De acuerdo con la secretaria de Planeación y Evaluación del ayuntamiento de Pachuca, Ana Stefania García Camacho, la incidencia delictiva ha bajado “sensiblemente”, y ahora incluso se registra una sana convivencia entre los vecinos y los aerografistas.
El macromural inaugurado ayer por el presidente Enrique Peña Nieto se trata de un programa piloto a nivel nacional, y de acuerdo con Aldo Brum González, uno de los jóvenes que busca crear una conciencia colectiva, la colonia ha cambiado, pues “cuando llegamos aquí, el lugar estaba súper sucio”.
En su opinión, la colonia ha alcanzado un ambiente de armonía y los vecinos han retomado la convivencia.