Considerado el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud es recordado el 23 de septiembre, con motivo de su aniversario luctuoso número 76, ocurrido en Londres en 1939.
Nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, antigua Moravia -hoy Príbor, Checoslovaquia- pero cuatro años después su familia migró a Viena, ciudad en la que vivió hasta un año antes de su muerte.
PADRE DE LA PSICOLOGÍA MODERNA
El neurólogo austriaco Sigmund Freud, mejor conocido como el Padre del psicoanálisis, es considerado uno de los intelectuales más destacados del siglo XX.
La vida y obra del célebre médico, quien revolucionó la psicología con sus conceptos “complejo de Edipo” y “sexualidad infantil”, sigue causando interés en escritores como la francesa Elisabeth Roudinesco, quien recientemente publicó “Freud en su tiempo y en el nuestro”.
En el seno de una familia judía, el 6 de mayo de 1856, nació Sigmund Freud, en Freiberg, actual Príbor, República Checa, donde pasó sus primeros años de vida, hasta que cumplió tres años y tuvo que huir con su familia de los disturbios antisemitas a Leipzig, lugar en el que permanecieron poco tiempo, pues luego se instalaron de manera definitiva en Viena, Austria.
Atraído por la justicia, el joven Sigmund pensó en estudiar Derecho, no obstante, optó por Medicina, carrera que cursó en la Universidad de Viena a partir de 1873, señala su biografía publicada en el portal del Internet “epdlp.com”.
Luego de especializarse en neuropatología, concretamente en la parálisis infantil y en los problemas del lenguaje como la afasia, montó su consultorio, donde trató a pacientes con histeria, una reacción neurótica en la cual los conflictos emocionales son convertidos en síntomas físicos como parálisis y sordera.
Posteriormente conoció al neurólogo francés Jean-Martin Charcot (1825-1893), de quien aprendió hipnosis, gracias a una beca que le permitió estudiar en París, Francia.
En esos años, de acuerdo con los datos de Freud publicados en el sitio web “psicoactiva.com”, el neurólogo se dedicó a aplicar la hipnosis, pero al poco tiempo descubrió que la cura sólo era temporal, razón por la que incentivo su búsqueda, misma que lo llevó a descubrir el reino inconsciente de la vida psíquica.
Dicha exploración dio origen a un método terapéutico y una teoría de la personalidad, a la que Freud llamó psicoanálisis y la cual aplicó junto con su amigo y colega Josef Breuer (1842-1925), con quien descubrió que detrás de cada problema psicológico existe también otro problema sexual.
En 1896, luego de romper su relación con Breuer, quien robó algunos de sus conceptos, Freud empezó a transformar la metodología terapéutica que aquél había calificado de “catarsis”, basada en la hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de “libre asociación”.
En los siguientes años víctima del desprecio de los demás médicos trabajó sólo, desarrolló los conceptos psicoanalíticos de “inconsciente”, “represión” y “transferencia”, y en 1899, publicó su obra “La interpretación de los sueños”.
De acuerdo con su perfil disponible en el sitio web “biografiasyvidas.com”, en la siguiente década Freud comenzó a ganar seguidores, mismos que se reunían en su casa para debatir sobre el psicoanálisis; un grupo que fue ampliado y cambió, incluso, varias veces de composición, consolidándose así una sociedad, que en 1908, celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico.
En el siguiente periodo, el destacado psicoanalista viajó a Estados Unidos, donde dictó una serie de conferencias, en 1910 fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis y publicó “Introducción al psicoanálisis”.
Tiempo después, en 1923, le fue diagnosticado cáncer de mandíbula por lo que se sometió a una serie de intervenciones, esto a raíz de su adicción a los puros.
No obstante su estado, Freud siguió con sus contribuciones al escribir “El porvenir de una ilusión” (1927), “El malestar en la cultura” (1930) y “Moisés y el monoteísmo” (1939).
La vida del destacado psicoanalista Sigmund Freud llegó a su fin el 23 de septiembre de 1939, a los 83 años de edad en Londres, Inglaterra.
A los 17 años concluyó sus estudios secundarios y aunque consideró estudiar derecho, se decidió por la medicina en la Universidad de Viena, pero sin la intención de practicarla, sino de estudiar la condición humana con rigor científico. Cambió su nombre de Sigismund a Sigmund Freud, a los 22 años de edad.
Decidió, a la mitad de la carrera, dedicarse a la investigación biológica y de 1876 hasta 1882, trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, interesado en estructuras nerviosas de animales y la anatomía del cerebro humano.
Fue en 1882 cuando conoció a Martha Bernays, quien años más tarde sería su esposa, y debido a sus escasos recursos económicos, desistió de la carrera de investigador y se ganó la vida como médico, carrera en la que se había titulado un año antes.
De 1882 a 1885, laboró en diversos departamentos del Hospital General de Viena, especializándose en neuropatología y en 1884 cuando se le encarga elaborar un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína, el cual experimentó en su persona.
Para 1885 es nombrado Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en la que enseñó en casi toda su carrera neuropatología y psicoanálisis.
Obtuvo una beca para estudiar en París en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la tutela de Jean Martín Charcot, el más importante neurólogo francés de aquella época.
Ahí fue donde pudo observar la histeria, los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma.
En 1886, después de un largo noviazgo, se casa con Martha Bernays y tienen seis hijos, tres varones y tres mujeres, de las cuales, la menor, Anna Freud, se convertiría en psicoanalista infantil.
Para 1886, y después de comprobar la funcionalidad de la hipnosis, Freud y Breuer elaboraron en conjunto un libro que trataba sobre la histeria.
Y es durante la realización de dicha obra que Freud desarrolló sus primeras ideas sobre el psicoanálisis y en 1896 comienza a transformar la metodología terapéutica que había calificado de catarsis basada en la hipnosis.
Dicho método lo denominó “libre asociación”, ya que tras el desprecio de otros médicos para trabajar con él, le llevó a forjar los elementos esenciales de los conceptos psicoanalíticos de “inconsciente”, “represión” y “transferencia”.
Algunos de sus conceptos básicos son el “Yo” del psicoanálisis, término que le designó a la parte central de la estructura de la personalidad. También se encuentra el “Superyó”, que es una de las tres instancias de la mente humana, junto al Ello y el Yo.
Además del “Inconsciente”, que en psicología es la región hipotética de la mente que contiene los deseos, recuerdos, temores, sentimientos e ideas, cuya expresión queda reprimida en el plano de la conciencia.
Entre sus obras resaltan “El porvenir de una ilusión”, de 1927, “El malestar en la cultura” de 1930, “Moisés y el monoteísmo” de 1939, así como “Tótem y Tabú”, de 1913.
(Con información de Notimex)