A 30 años del sismo del 1985, Reynaldo Vela Coreño ha
desarrollado un sistema para resguardar la vida en un siniestro de gran magnitud.
El ingeniero, originario de Tepotzotlán, Estado de México, tiene 29 años y es
Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2009.
Vela Coreño es egresado de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM) Unidad Azcapotzalco y explica el origen y
características de su proyecto:
—¿Cómo surge la idea?
—El proyecto K 107 surge aproximadamente hace cinco años en
la UAM, cuando era estudiante de Ingeniería Civil y llevaba la materia de
estructuras isostáticas. Mi profesor nos habló sobre los sismos y la
vulnerabilidad que tiene la ciudad de México ante un terremoto mayor al de
1985. Esto derivado de la energía que se ha venido acumulando en lo que se
conoce como la Brecha de Guerrero. Ahí surgió la idea.
“Después, durante una huelga muy larga de la UAM, me moví de
manera independiente para no perder más estudios. Conseguí colarme en unos
cursos de biocombustibles en Japón y Corea del Sur.
“Cuando realizo este viaje me doy cuenta de que las
estructuras que tienen los japoneses son ligeras pero sismorresistentes. Las
estructuras disipan la energía sísmica. No obstante, cuando hay un terremoto,
se desprende el plafón, los muros divisorios y los objetos que cuelgan. Esos
objetos se convierten en proyectiles para los seres humanos que están adentro.
“En México, las estructuras no disipan la energía. Un
terremoto muy fuerte puede resultar en un colapso total. Así trabajé la idea
del proyecto: ¿Qué pasaría si tuviéramos un dispositivo, una cápsula que
salvaguardara la vida de quien la utiliza durante un terremoto? La cápsula
evitaría que el plafón te cayera encima, te electrocutaras o te intoxicaras.
“Entonces me dediqué por algunos años a investigar y
trabajar con los materiales y el software para la cápsula, porque una cápsula
como esta debe estar diseñada para soportar fuerzas de cortante, de momento
flexionante, de momento torcionante, de tensión, de presión. Estas fuerzas son
las que debe soportar una estructura cuando se presenta un sismo. Si diseñamos
la cápsula para soportar lo que estas estructuras deben resistir, entonces
podemos asegurar que la cápsula va a disminuir el riesgo de que no sobrevivas.”
—¿Qué materiales usaste?
—En la actualidad ya se han desarrollado aleaciones que son
mucho más resistentes que el titanio. Los materiales que se aplican en la
industria aeroespacial, por ejemplo, incluyen resinas que son más resistentes
que el propio acero.
“Nosotros usamos varios materiales, desde Kevlar hasta la
aleación de polvo de titanio con acero en el armazón.
“Y lo tengo que decir, la mayoría de nuestros materiales son
de importación, porque en México usamos un acero de baja calidad, aunque este
sí pasa las normas de seguridad del país. Por ejemplo, la normatividad japonesa
para la construcción es como cinco veces más estricta que la mexicana, sus
materiales son de mejor calidad y aun así fallan, como pasó con el desastre de
Fukushima. Imagínate lo que puede pasar en la ciudad de México, necesitamos una
regulación más estricta para construir.”
—¿Con qué dispositivos cuenta la cápsula?
—Además de los materiales, la cápsula está conectada a la
alerta sísmica del país y tiene su propia alerta de respaldo, que es la que se
ha utilizado en Japón, la que se encarga de detectar las ondas S en un temblor,
ambas se activan en cuanto empieza el siniestro. Entonces si tienes una cápsula
en la casa y de pronto se activa, en lugar de buscar el famoso triángulo de la
vida, te introduces en la cápsula y una vez adentro te vas a dar cuenta,
gracias al software que instalaremos, de la magnitud del temblor, el tiempo, la
duración, etcétera.
“Ya dentro de la cápsula tienes alimento para un mes. En
México tenemos un alimento que la NASA ya utiliza con los astronautas: el
amaranto, que tiene un gran contenido en proteínas, vitaminas, minerales y es
ultraligero, y el deshecho que genera es mínimo en comparación con otros
alimentos; este producto prehispánico es la base del kit de alimentos más otro
tipo de barras energéticas.
“Tenemos un sistema de agua de consumo humano dentro de la
cápsula, que también es la suficiente para sobrevivir un mes, un tanque de
oxígeno también, con una mascarilla para que respires por si no hay oxígeno en
caso de colapso del inmueble.
“Aparte cuenta con un sistema de localización GPS con
respaldo de una red independiente de 18 satélites, este nos va a permitir
ubicarte en tiempo real, aunque se caigan las telecomunicaciones, que es común
en un temblor. Aunado a esto, estamos desarrollando un sistema de búsqueda para
las cápsulas apoyado por drones.”
TENDRÍA UN COSTO DE
22 000 PESOS
—¿La cápsula será accesible para todos?
—Desafortunadamente, como mencioné, todos los materiales
son de importación, en México no se fabrican. Pero la idea es que se pueda
vender en un precio relativamente bajo. El modelo básico tendría un costo de
alrededor de 22 000 pesos y ya estamos
pensando en pagos diferidos y subsidios para las franjas de la población con
menos recursos.
“Las dimensiones de la cápsula no son exageradas, se
comparan con las de un refrigerador, y pueden depender de tus dimensiones
corporales; hay cápsulas para niños, para adolescentes, para personas de la
tercera edad, incluso para madres con sus bebés y cápsulas para un adulto
promedio. El tamaño oscila entre dos metros con 10 centímetros hasta un metro
para los niños. Está pensada para que no te estorbe dentro del inmueble.
—¿Puede ser útil para el sector industrial?
—Podemos pensar en las centrales eléctricas, las refinerías
o lugares donde sea necesario resguardar operadores que están en constante
peligro, que aunque muchos de esos lugares tienen cuartos de pánico, a veces no
reciben el mantenimiento que necesitan.
“La cápsula tiene su propio banco de baterías de litio. La
iluminación es Led. El único mantenimiento que se le tiene que hacer es cada
medio año y consiste en cambiar el depósito del agua, y el del oxígeno que es
cada dos años y medio.
“Claro, en una inundación, la cápsula flota. También puede
funcionar contra un incendio porque es hermética, incluso te puede proteger de
los gases piroplásticos que se desprenden de una erupción volcánica, al menos
durante un tiempo breve, porque las temperaturas de estos gases pueden llegar
hasta los 1600 grados centígrados. Pero es posible trabajar un modelo especial
para este tipo de circunstancias.”
—La cápsula tiene un aspecto similar al de un huevo, ¿cómo
llegaste a esta forma?
—La naturaleza es perfecta, la forma del huevo fue una de
las primera inspiraciones. El huevo en sus polos resiste 200 veces más que en
sus laterales. Se cree que algunas especies de dinosaurios ponían sus huevos a
tres o cuatro metros de altura, y no se quebraban.
“Entonces probé esta forma, junto con otras similares, como
la de la sandía, el melón chino. Y luego tuve que traducir todo eso a una
propuesta real para resistir un temblor, que sabemos que ocurrirá, igual o
mayor que el del 85.”
(Con información de
Agencia Informativa Conacyt)