Su voz se escucha cansada, sostiene a tientas el peso que representan sus 92 años y tantas y tantas palabras, publicaciones, reconocimientos, Dolores Castro Varela es una poeta de altos vuelos.
Pero también es narradora, ensayista y crítica literaria, así como profesora de literatura en la Universidad Nacional de México, la Universidad Iberoamericana y en las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca, Estado de México y en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Entre los premios más importantes cabe mencionar el Premio Nacional de Poesía de Mazatlán, en 1980, el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, así como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, 2014, entre otros.
Sin embargo, antes de que su trabajo literario fuese reconocido, hasta publicar más de diez libros de poesía, dos de ellos incluso publicados en edición bilingüe: El corazón transfigurado / The Transfigured Heart (trad. de Francisco Macías, 2013) y Algo le duele al aire / Something Pains the Wind (trad. de Francisco Macías 2015), Dolores Castro Varela sorteó una serie de retos, como ella misma nos confirma: “Poder estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras la carrera de maestra en Letras y en Literatura Española”.
También tuvo la oportunidad de realizar uno de sus primeros viajes para estudiar durante un año en la Universidad Complutense de Madrid “sin descuidar mi matrimonio, mi maternidad y, eso sí, continuar con mi vocación poética”.
En su número 189 la revista Punto de Partida, de la Universidad Nacional Autónoma de México, publicó distintas propuestas literarias de jóvenes cuya fecha de nacimiento se situara entre 1985 y 1991, por lo que al preguntarle a Dolores Castro Varela acerca del papel actual de la mujer en el arte, y sobre todo en la literatura, no duda en contestar que “hay muchas mujeres que hoy escriben y lo hacen muy bien, tanto en poesía como en otros géneros literarios”. Y mientras hacemos una pausa y ella se toma su tiempo, le pido que me proporcione algunos nombres, no lo piensa demasiado: “Coral Bracho, Mariana Bernárdez, María Baranda… paso a paso se ha conquistado la libertad de la mujer para participar en el arte”.
Y es que a Dolores Castro le tocaron aún esos tiempos en que ser mamá, poeta, ejecutiva y empresaria suponía todo un desafío, ya que de alguna manera se ampliaba el horizonte impuesto por los paradigmas femeninos, por lo que al preguntarle cómo ha enfrentado cada faceta de su vida, nos contesta: “Con esperanza y fe en la vida”.
Por otra parte, sin titubear, también nos asegura que en México lamentablemente no se brindan las mismas oportunidades a los hombres que a las mujeres, y aclara: “En esto se ha avanzado un poco, sin embargo, como ejemplo pondría precisamente este último reconocimiento que se me otorga, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura”, y aunque de alguna manera intuyo lo que va a decir, cuando lo hace me deja inquieto, con todo un mar de reflexiones: “A ver, dígame, ¿a cuántas mujeres más se lo han dado?”.
Otra de las facetas de Castro Varela, y por la que también es conocida, la encontramos en la de impartir talleres literarios, ya que en ellos ve la “oportunidad para continuar con la posibilidad de que se formen más lectores y escritores, lo cual, por otra parte, también me permite retroalimentar mi interés por escribir hasta el final”.
Pero, ¿cómo escribe Dolores Castro Varela? Ella confiesa: “Trato de escribir en una forma clara y concisa. Mis poemas provienen de las principales preocupaciones humanas que se alimentan en toda una carrera literaria. Surge una imagen primera, y de ella se desprenden muchas imágenes complementarias”.
Y por lo que dice no ha de ser nada sencillo, e inmediatamente aclara: “Escribo casi inmediatamente para que conserve un ritmo natural y dejo reposar el poema. Después, sin alterar ese ritmo, y tratando de no agregar un solo adorno, llego al final del poema, que casi siempre surge con su propia estructura. Me interesa tanto esta primera parte (inspiración) como la segunda (expiración). En esta segunda es importante tener un vocabulario propio enriquecido y tan sencillo como para que se produzca la comunicación. Generalmente, despierto con la imagen primera y, por otra parte, escribo mis poemas en computadora”.