Ahora, la lección es clara: quemar carbón y petróleo produce
dióxido de carbono, el gas que atrapa calor y contribuye al calentamiento de
nuestro orbe. Solo eso es causa suficiente para creer que los combustibles
fósiles no son una base sustentable para la sociedad. Pero he aquí otra razón:
tomó millones, incluso miles de millones, de años para que se acumularan esos
combustibles, y los estamos agotando a un ritmo asombrosamente rápido. Un
estudio publicado en julio en PNAS calcula que hemos quemado casi la mitad de
la biomasa de la Tierra en los últimos 2,000 años, con 10 por ciento de ello
consumido sólo en el último siglo.
El autor del estudio John Schramski, de la Universidad de
Georgia, compara a la Tierra con una batería. Las plantas han cosechado
gradualmente la energía solar durante eones, convirtiéndola en energía química
en la forma de combustibles fósiles, reservada en la Tierra para siempre, hasta
que la obtuvimos. Cuando quemamos esa materia en fábricas y automóviles, mucha
de la energía que la Tierra había acumulado regresa al espacio en forma de
calor.
La energía no puede ser creada o destruida. Pero la biomasa sí.
Y ahora, “la batería de biomasa de la Tierra se está agotando”, dice Schramski.
La biomasa de la Tierra es el factor clave que la distingue de todos los
planetas inhóspitos en nuestro sistema solar, que no la contienen hasta donde
sabemos, dice William Schlesinger, un biogeoquímico emérito del Instituto Cary
de Estudios de Ecosistemas. Al quemar demasiada de ella, nos estamos volviendo
más similares a uno de esos mundos sin vida, dice Schlesinger.
Es difícil decir con exactitud cuánto tardó en producirse toda
la biomasa de la Tierra, ya que proviene de muchas y diferentes plantas, así
como de algas y otras fuentes. Un estudio de 2003 escrito por el científico
biológico Jeff Dukes sugiere que tardaría aproximadamente 400 años para que
todas las formas de vida de la Tierra produzcan la cantidad de energía usada
por los humanos en solo un año.
Por supuesto, la gente ha quemado biomasa a lo largo de la
historia, y el fuego ha moldeado a los humanos y las civilizaciones de formas
indelebles. Probablemente no sea factible siquiera reducir nuestro uso de los
combustibles fósiles a cero. Una pregunta natural, entonces: ¿cuánta biomasa
podemos quemar y seguir siendo sustentables? Schramski dice desconocer la
respuesta —aun cuando dado el ritmo en que la combustión excede a la
productividad biológica, probablemente sea “mucho menos”— pero él espera que su
nuevo estudio logre que la gente piense sobre el problema.