La migración pasó a constituirse de un fenómeno en una cotidianeidad para pueblos como el hñäñhü, que ha visto partir a cerca de 140 mil indígenas, quienes se han convertido en detonadores del desarrollo en el Valle del Mezquital mediante el envío de remesas.
Según el investigador Antonio Rodríguez en su trabajo Características del Pueblo Hñäñhü, publicado a través de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Cdi), esta etnia, considerada como la única sobreviviente en la mesa central de México –la cual no cuenta con vestigios arqueológicos–, migra primordialmente como un acto de sobrevivencia debido a que el desarrollo que existe en otras regiones no es paralelo al suyo, pues ni siquiera la mitad de sus integrantes cuenta con
refrigerador.
De este pueblo disgregado en 13 municipios de Hidalgo, una cuarta parte cuenta con automóvil propio, la mayoría importados a consecuencia de su migración.
Pese a la dependencia de medios de comunicación como los teléfonos para interactuar con las personas que migran, 80 por ciento no cuenta con dispositivo fijo en su casa: la mayoría depende de celulares y casetas de pago por minuto.
Conforme a los censos de población, según el autor, cada familia tiene una interdependencia económica o afectiva con algún connacional en el extranjero, lo que ha permitido mejoras en las viviendas de integrantes de este pueblo indígena.