Zhou Liangjun estaba emocionado. Durante casi un año vio cómo el índice de la Bolsa de Shanghái se disparaba. El joven ejecutivo de mercadotecnia nunca confió en el mercado de valores de China, pero ahora algo parecía haber cambiado. El gobierno parecía alentar la inversión en renta variable, especialmente ahora que la crisis de la vivienda del país se intensificaba. Así que, a principios del mes pasado, tomó la mitad de sus ahorros y los invirtió en acciones en la bolsa de Shanghái.
El momento no pudo haber sido peor. Aunque el mercado de China ha crecido hasta 30 por ciento año con año, experimentó un severo descenso este verano. En los diez días de negociación que terminaron el 26 de junio, el mercado perdió una quinta parte de su valor. Hace dos años, Zhou compró un apartamento y vio cómo su valor mostraba un modesto descenso. Ahora, el mercado de renta variable absorbe una mayor cantidad de su patrimonio neto, lo que lo ha dejado conmocionado y preguntándose qué hacer con lo que queda de sus ahorros. “Tal vez debería invertir en el extranjero”, dice. “Quizá pueda comprar una casa en Estados Unidos. Tal vez también debería comprar acciones en ese país. No lo sé.”
Para los ciudadanos chinos y los inversionistas de todo el mundo, esa es la pregunta del billón de dólares. Los hogares en China tienen 8.8 billones de renminbi en ahorros, el equivalente a 1.4 billones de dólares. Y una vez que empiecen a invertir en el extranjero, como piensa hacerlo Zhou, el impacto en los mercados globales, desde el sector inmobiliario hasta las acciones y bonos, será enorme.
Ya lo es, hasta cierto punto. Aunque el grueso del ahorro de los hogares chinos se ha estancado en ese país (50 000 dólares es la cantidad máxima que oficialmente se permite que las personas que tienen un pasaporte chino envíen al extranjero cada año), en la práctica, la situación es turbia. Los chinos ricos, e incluso los de clase media alta, tienen maneras de enviar dinero fuera del país. Por ejemplo, existen intermediarios que exigen honorarios de hasta 20 por ciento para ayudar a los ahorradores chinos a trasladar dinero al extranjero.
Cada vez más gente está dispuesta a pagar. Antes de que comenzara el caos en el mercado de valores, China registró una caída en el mercado inmobiliario nacional que es, con mucho, la inversión más favorecida por la clase media y alta de China. Los bienes raíces y las acciones son las formas más comunes de ahorro para los chinos, ya que los bancos ofrecen tasas de interés sobre el ahorro que equivalen prácticamente a la tasa de inflación. Hace más de un año, el gobierno comenzó a apoyar los mercados de valores de Shanghái y Shenzhen por lo que permite la compra de acciones a margen, entre otras cosas. Pero los inversionistas chinos también han recurrido a los mercados de bienes raíces en el extranjero para guardar su dinero, y la agitación actual del mercado en el país no hará más que intensificar ese interés. Según la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios de Estados Unidos, los chinos acaban de convertirse en los mayores compradores extranjeros de propiedad residencial en Estados Unidos, y representan 16 por ciento de todas las compras extranjeras en el trimestre que terminó el 31 de marzo, en comparación con 14 por ciento de las adquisiciones realizadas por los canadienses, que tradicionalmente habían sido los principales inversionistas en propiedades residenciales de Estados Unidos.
Dadas las limitaciones en el traslado de dinero fuera de China, este es un avance notable. Y dado que China está disminuyendo gradualmente las restricciones, es probable que las cifras en dólares se incrementen. Pekín se prepara para poner en marcha un programa piloto este año, el cual permitiría que los habitantes de seis de las ciudades más ricas del país inviertan en acciones, bonos y bienes en el extranjero. El programa surge mientras el gobierno trata de tomar medidas enérgicas contra el mercado gris que ayuda a canalizar la riqueza individual hacia el extranjero. Pero la política de perseguir a los individuos que evaden el límite anual de 50 000 dólares es complicada. Durante años, las familias con conexiones políticas, como los miembros del gobernante Partido Comunista y sus familiares, conocidos como “principitos”, han podido trasladar dinero con total impunidad. Las reglas que se aplican a los chinos ordinarios no se han aplicado a ellos, y no está claro si Pekín continuará haciéndose de la vista gorda.
Otros cambios en las políticas también están en marcha. El jefe del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, dijo que el objetivo final del gobierno es hacer que el renminbi sea totalmente convertible. Y en mayo, un investigador del Banco Popular de China escribió que el Banco Central tiene como objetivo hacer que eso suceda a finales de 2015. Aunque el momento es aún incierto, David Wong, economista en jefe de Shui On Development Ltd., un gran promotor inmobiliario con sede en Shanghái, declaró a Newsweek que espera que la liberalización total de las cuentas de capital ocurra “en dos años”.
Se trata de un programa ambicioso, y no está exento de riesgos. Si el mercado nacional de los bienes raíces se estanca, en el mejor de los casos, y el mercado de renta variable se mueve en círculos, invertir en el exterior parecerá aún más atractivo. Habiendo tanto dinero ahorrado en los hogares, una importante inversión china en el extranjero podría desatar un éxodo financiero que podría desestabilizar la economía del país. El Fondo Monetario Internacional ha emitido advertencias en ese sentido, afirmando que la rápida liberalización del flujo de capitales hacia China y fuera de ese país podría producir una salida neta equivalente hasta un máximo de 15 por ciento del producto interno bruto del país, o 1.35 billones de dólares. “No aconsejaríamos hacer esto en un solo paso”, declaró Markus Rodlauer, jefe de la misión en China del FMI, a The Wall Street Journal a principios de este año. “Recomendaríamos continuar con un enfoque gradual.”
Un gran número de hogares que invierten en el extranjero es sólo una parte de un posible crecimiento de la cantidad de dinero trasladado al extranjero. Las empresas chinas, públicas y privadas, persiguen de manera más agresiva proyectos de inversión extranjera, que han estado dominados por acuerdos de energía y de recursos naturales. Eso está por cambiar de una manera importante, ya que las empresas chinas tratan de diversificar sus posesiones en el extranjero.
Cuando los individuos de clase media como Zhou ofertan por un apartamento en San Francisco, Sídney o Londres, pocos habitantes de esas ciudades tienden a molestarse. En general, a los propietarios de viviendas les gusta cuando el valor de sus propiedades aumenta. Sin embargo, es probable que un crecimiento de la inversión empresarial china en el extranjero resulte controvertido. En la década de 1990, las compras de activos estadounidenses por parte de los japoneses, desde estudios de cine hasta bienes raíces de alto perfil, provocaron una tormenta de fuego. La reciprocidad (ellos pueden comprarnos a nosotros, pero nosotros no podemos comprarles a ellos) generó un gran problema. Será un problema mucho más grande a medida que China entre en el mismo juego, porque hay sectores enteros de la economía de Pekín, dominados por empresas estatales, que están fuera de los límites establecidos a los inversionistas extranjeros. En un informe del Rhodium Group, una consultoría con sede en Nueva York, y del Instituto Mercator de Estudios de China con sede en Berlín, se afirma que la inversión extranjera directa de China crecerá de 6.4 billones de dólares en activos a 20 billones de dólares para 2020. Si eso es cierto, es probable que provoque una reacción sin precedentes.
Si eso ocurre, China dirá que simplemente está dando el siguiente paso lógico en su integración a la economía mundial. Pero los críticos del país, cuyo número es cada vez mayor, dirán que Pekín tiene la intención de dominar, no de integrarse.