De acuerdo con el investigador de la UAEH Francisco Patiño Cardona hay diversas formas de evitar nuevos focos de contaminación con el traslado de miles de toneladas de jales a Epazoyucan.
El primero de ellos, dijo Patiño Cardona, es evitar el movimiento de la tierra bajo cualquier principio, debido a que en el fondo de los cerros de jales se han acumulado cantidades importantes de mercurio y cianuro, ambos riesgosos para la salud humana y el medio ambiente.
El primero de estos químicos fue utilizado por más de 350 años en la separación de la plata y el oro. Posteriormente, este proceso se realizó mediante el uso del cianuro.
Para el investigador, se deberá utilizar el tiosulfato como mecanismo de separación de metales, porque no contamina.
Patiño hace notar que una vez que ha obtenido la plata y el oro de los jales, la empresa debería, mediante la composición de lodos y cemento, depositar de nueva cuenta el material en los tiros de mina, permitiendo con ello la solidez que necesita el suelo pachuqueño y con ello frenar los hundimientos.
Mientras que el terreno donde están depositados, recalca el académico, debería ser reforestado con el tipo de arbolado que tolere las condiciones del suelo y con ello, iniciar el proceso de recuperación de las decenas de hectáreas que durante años han significado un riesgo para la salud humana.
Francisco Patiño indicó que de este modo se tendría una solución viable, ambientalista y que permita a los empresarios obtener el oro y la plata, que son su objetivo.
Patiño Cardona ha sostenido como recomendación “no remover, ni trasladar los jales de Pachuca, porque van a trasladar un problema de contaminación, por el sílice, que sería permanente en Epazoyucan, y los materiales pesados como mercurio, plomo y arsénico, sería una amenaza latente sobre la población”.