Hace apenas una década pensábamos que todos terminaríamos con un álter ego en línea —un avatar— que podríamos crear y controlar, tal vez modelándolo como la persona que quisiéramos ser, con grandes músculos o mucha personalidad o la cabeza de un T. rex. Ese era el concepto del mundo virtual Second Life, por no hablar de gran parte del género de ciencia ficción.
Aunque las cosas no se dieron así, no hay duda de que estamos creando un doppelgänger virtual, nos guste o no. Sin embargo, la criatura no es lo que queremos, sino una versión burda, sin censura y brutalmente reveladora de nuestra personalidad, construida a partir de nuestros historiales de clics, tecleos, barridos, likes, transacciones y accesos, y carente de todo sistema integrado de creencias. Si el alma es lo que somos sin importar qué ven los demás, entonces esa criatura digital es lo opuesto al alma: acción pura sin intención. De modo que no hay iglesia que lo redima o altere retroactivamente.
Tim Cook, director ejecutivo de Apple, fue muy criticado recientemente cuando manifestó inquietud sobre su privacidad en línea. Y numerosas encuestas demuestran que el público está cada vez más preocupado por ese asunto, a pesar de que —como el calentamiento global o la adicción a las papas fritas— seguimos haciendo lo que hacemos, esperando que nada pase.
No obstante, este asunto es mucho más profundo de lo que sugieren los lloriqueos de Cook. ¡Estás creando una versión tuya que afectará tus futuras entrevistas de trabajo, solicitudes de préstamo y hasta tus citas! Si quieres una probadita de lo que está por venir, visita el sitio de Digital Shadow, donde las primeras palabras que verás son: “No eres un individuo. Eres un grupo de datos”. Y la cosa se pone cada vez más rara, pues, con sólo seguir tu rastro de datos, adivinará tu sueldo o señalará a los amigos que podrían traicionarte.
Tu identidad digital se desarrollará cada vez más, incluso emocionalmente. Demos un vistazo al potencial de la nueva versión de Google Photo. Cuando le entregas tus fotos digitales, el software las escanea para identificar rostros y situaciones, y compara las imágenes con lo que ha aprendido de las miles de millones de otras fotos que hay en su sistema. Por lo pronto, ya es capaz de reconocer y etiquetar personas, lugares y cosas para que puedas encontrar la foto donde apareces con tus hermanos junto a la estatua del David, pero Google asegura que, muy pronto, también podrá reconocer emociones, como cuando estás contento o enojado. Y entonces, cuando aprenda a analizar las emociones de un colección fotográfica suficientemente amplia, Google empezará a entender tus relaciones con amigos, familiares y colegas: te “conocerá” de una manera que trasciende, con mucho, el rastreo de tu historial de búsquedas.
De hecho, es posible que Facebook ya te conozca mejor que tu pareja. Según un estudio académico publicado el año pasado por la Academia Nacional de Ciencias, un modelo computarizado construido con base en los “me gusta” de un usuario de Facebook puede juzgar los rasgos de personalidad del individuo con más precisión que sus amigos o familiares. De hecho, el análisis hizo una buena “predicción de los desenlaces de vida, como abuso de sustancias, actitudes políticas y salud física”, informaron los investigadores. Imagina las consecuencias si esa información se utilizara en un sitio de citas o para una entrevista de trabajo.
La variedad de acciones que están convirtiéndose en datos es pasmosa. Detallistas en línea como Amazon saben qué compras; Netflix conoce tus gustos en películas; Spotify ofrece tus preferencias musicales; Uber sabe adónde vas y cuándo; Tinder intuye qué meter en tu cama esta noche; LinkedIn conoce tus destrezas; Seamless sabe qué comes; y los sitios de noticias ven lo que lees. Por su parte, Google está enterado de lo que escribes en Gmail y sus calendarios llevan un registro de cómo inviertes el tiempo. Y ahora, con su Nest, puede avisarte quién está en tu casa y a qué hora del día. Sólo necesita popularizar su Google Glass para recoger datos de todo cuanto ves.
Esa inmensa cantidad de información podría volcarse en una identidad digital más sólida y auténtica, y empiezan a surgir toda suerte de compañías para interactuar con esa nueva versión tuya. En el ámbito financiero, Lenddo dedicó unos tres años a demostrar que era posible analizar datos de Facebook de solicitantes de préstamos para entender quién cumpliría con los pagos: un sistema de calificación crediticia más preciso que la propia calificación crediticia. De hecho, la empresa ha utilizado su sistema para prestar fondos a miles de individuos de países en desarrollo que jamás han tenido una cuenta bancaria, y ahora está vendiendo su tecnología a instituciones financieras.
Una de las áreas más atractivas en la inversión de capitales de riesgo es la tecnología de seguros, ya que, muy probablemente, durante la próxima década los seguros se enfocarán en la identidad digital; es decir, en el “asegurado” que no puede falsear las cosas. Así que, en adelante, el seguro que compres para tu hogar, auto, salud o vida dependerá completamente de tu identidad digital.
Conforme más industrias descubran que tu identidad digital es un predictor preciso de tu desempeño en la vida real, tu álter ego virtual se convertirá en tu representante; en otras palabras, será la escala obligada en el camino hacia tu primera cita, la visa con la que entrarás en otro país, tu documento para ingresar en una universidad o la carta de aprobación de la junta vecinal para comprar una casa. En suma, el avatar que estás creando hoy determinará tu futuro.
No hay una sola entidad que pueda conjuntar toda tu información en un solo lugar, pero Google ya sabe lo suficiente de los usuarios frecuentes para casi replicarlos. Con todo, así como hoy debes permitir que un corredor hipotecario revise tus finanzas antes de comprar una casa, mañana tendrás que dejar que un posible patrón o asegurador revise tus datos: estarás obligado a presentarlos con tu identidad digital.
Esta situación no es del todo mala. Y, en algunos casos, será estupenda. Si tu avatar predice que eres un conductor seguro, pagarás menos por el seguro del auto. De cierto modo, esto nos remonta a la época de las ciudades pequeñas, cuando personas y negocios con los que interactuabas conocían a tu familia, tu historia personal, tu verdadera naturaleza. Como demuestra Lenddo, ese es el futuro de la banca, no sólo su nostálgico pasado.
Sin embargo, como sucede con toda tecnología, la creación y liberación de nuestra identidad digital podría causar problemas, pues podría usarse para manipularnos o controlarnos de maneras que aún no podemos comprender. Y tal vez eso es lo que Cook trató de expresar con su arrebatado discurso de este mes en la conferencia Campeones de la libertad, del Centro de Información sobre Privacidad Electrónica. “Quizá les gusten esos supuestos servicios gratuitos, pero no creo que, a cambio, debamos permitir que exploten y vendan nuestros correos, nuestros historiales de búsqueda y, ahora, hasta nuestras fotos familiares para Dios sabe qué propósito”, dijo. “Y creo que, un día, los clientes se darán cuenta de lo que sucede en realidad.”
Ese día es hoy. Y lo que sucede es que ha nacido otro tú.