Los cuarenta y nueve niños que hace seis años murieron en la guardería ABC de Sonora, los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos en Iguala, la Casa Blanca de Enrique Peña Nieto y su falsa declaración patrimonial, las casas de Videgaray… todos son casos claros de la impunidad que se vive en México. Un nación que ocupa el segundo lugar a escala mundial en flagelo, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas.
En México no hemos enfrentado la impunidad de la manera descarnada en que debiéramos; si tú le explicas a un extranjero lo que es un procurador, no lo entiende porque procurar es de alguna manera arropar o cuidar a tal o cual. Y en México el fiscal se llama procurador. En nuestro país existe una vinculación del Ejecutivo federal con los ejecutivos locales que es patológica, y para abatir la impunidad tenemos que dejar atrás a los procuradores y tener fiscales que sean autónomos del Poder Ejecutivo”, afirma Federico Reyes Heroles.
El escritor y comentarista político asegura que parece ser que tanto la corrupción como la impunidad han dejado de ser un mal exclusivo de nuestro país. Y que Peña Nieto no es el único presidente que necesitaría de un milagro para reivindicar su corrompida imagen. Alude a otros líderes del mundo: la infanta Cristina, Dilma Rousseff, Michelle Bachelet… en los últimos tiempos todos han protagonizado serios escándalos en esas materias. “Incluso los presidentes del Fondo Monetario Internacional no cantan mal las rancheras”, agrega.
Lo cierto es que, precisa nuestro entrevistado, en México hay impunidad “porque el sistema es perverso; no es que los mexicanos seamos genéticamente chuecos, es que el diseño institucional está mal hecho”.
El caso de los niños que murieron en la guardería ABC del estado de Sonora prueba que la impunidad es institucional. Seis años después no hemos visto resultados legales en contra de los responsables de esta tragedia. “Es un caso de impunidad y de corrupción porque sabemos que esa instalación era clave para el gobierno estatal”, afirma Reyes Heroles, fundador y presidente del Consejo Rector de Transparencia Mexicana, organización que donó al IMSS un sistema de vigilancia social para que esto no vuelva a suceder.
El sistema de observación civil diseñado por esta ONG se sustenta en una elección aleatoria de siete padres que inspeccionan las instalaciones de las guarderías. De este modo se gesta un involucramiento de la sociedad con las instituciones. En este caso concreto se entrena a los padres de familia para que sepan qué buscar en las instalaciones: por ejemplo, que los extintores no estén caducos, que haya salidas de emergencia funcionales, etcétera. Transparencia Mexicana propuso reforzar la vigilancia social porque el problema de la impunidad y la corrupción no sólo conciernen al gobierno: “También supone una falta de involucramiento de la sociedad, pues esta funciona mejor cuando los ciudadanos están asociados. La tragedia de la guardería ABC fue una lección muy dolorosa, pero lentamente nos vamos dando cuenta de que hay una salida”.
A propósito de esas prácticas tan arraigadas en nuestra cultura, nos referimos al Sistema Nacional Anticorrupción. Recientemente fue creado para coordinar y homologar las acciones y políticas en los tres órdenes de gobierno —federal, estatal y municipal— para prevenir, detectar y sancionar actos de corrupción. Al respecto, Reyes Heroles ironiza: “Deberíamos de levantar un monumento a la Casa Blanca de Peña Nieto, porque sin ese caso no habría pasado la legislación del Sistema Nacional Anticorrupción: el sistema se sintió amenazado y ahora hay un avance en ese sentido”.
México, líder de estímulos perversos
El fundador de la revista Este País considera que todos los sistemas políticos del mundo funcionan con base en estímulos y que estos pueden ser alternativamente perversos o correctos.
“En México hay muchos estímulos perversos; cuando ves encuestas en las que se pregunta: ‘¿Cuál es la mejor vía para hacer política?’ Las respuestas más comunes son: ‘Marchas callejeras o buscar al presidente y entregarle una carta’. La organización ciudadana y la concepción de una petición en conjunto vienen en segundo o tercer lugar”, explica, siendo que en Estados Unidos, por mencionar un caso distintivo, los ciudadanos buscan asociarse para hacer más efectivas sus demandas.
El caso de México es singular: los ciudadanos trabajan solos y raramente pertenecen a algún tipo de organización ciudadana. Por esa razón, abunda, tienen lugar las marchas de protesta, los incendios de presidencias municipales, los bloqueos en carreteras, etcétera. “En México el sistema funciona a base de estímulos perversos, y lo podemos ver con la cancelación de la evaluación de los maestros: una reforma que pasó por todo el camino institucional fue echada abajo por el 4 por ciento de un sindicato, es decir, la minoría de una minoría.”
Frente a las diversas críticas que ha recibido el gobierno peñanietista por suspender la evaluación docente, y los diversos actos de protesta de la CNTE, que han sido catalogados como delictivos, días antes de que se celebraran elecciones intermedias en el país, Reyes Heroles cuestiona: “¿Cómo es posible que una elección federal sea el rehén de un grupo minoritario?”.
El gasto en seguridad no es parejo
No es un secreto que México vive una situación de violencia generalizada, y ello ya forma parte de las principales planas de los medios de comunicación internacionales. No obstante, matiza el académico, “los niveles de violencia que está viviendo México son muy inferiores a los que viven otros países de América Latina; lo que en verdad nos vino a afectar fue el narcoterror, México nunca había vivido terrorismo como lo vivimos en el sexenio pasado: degollados, colgados, incendiados”.
La otra parte del problema, estima, es “la reacción poco racional del gobierno de la república al convertir la guerra contra el narco en el motivo principal de su gestión”. El analista político dice que los medios de comunicación cayeron en la trampa montada por los criminales, incrementando así el daño a la sociedad y a la imagen del país. Que en naciones como Colombia y España hubo acuerdo entre los medios para pactar no hacerles el juego a los narcoterroristas.
Por otro lado, asegura que México no está invirtiendo lo que debería en seguridad.
“Lo que vino a desnudar toda la guerra contra el narco es que había entidades como San Luis Potosí que estaban invirtiendo 10 dólares por ciudadano en seguridad; la Ciudad de México es la única que cumple con los requisitos de elementos policiacos por cada
10 000 habitantes que sugiere la ONU”.
Un estudio de la oficina de Drogas y Crimen de la Organización de la ONU indica que los tres países más seguros del continente americano son Estados Unidos, Canadá y Chile, países en los que los gobiernos locales invierten considerablemente en seguridad. Brasil y México, que presentan altos niveles de violencia, son naciones en las que el gobierno federal gasta más en seguridad que los gobiernos locales.
“Hay una cuestión de un reordenamiento de la federación; es muy fácil cuando los municipios estiran la manita y piden dinero a los gobernadores y los gobernadores piden a la federación y al final no se están financiando. En los países de la OCDE el que menos cobra predial es México (el promedio es 3 o 4 por ciento del PIB de impuestos a la propiedad, en México se cobra el .2 por ciento del PIB); la Ciudad de México es la única entidad que cobra predial y por eso tiene seguridad”.
Candidatos ciudadanos: válvula de escape
Hubo un tiempo en el que pertenecer a un partido político era considerado un símbolo de estatus; se votaba más por los partidos que por los candidatos. A decir de Reyes Heroles esto ya no es así.
“Ahora nadie quiere militar en un partido político, a los jóvenes no les interesa pertenecer en lo político y todo esto tiene que ver con la disminución del voto ideológico: en la década de 1960 las ideologías entraron en crisis y esto se ha seguido acentuando. El votante de hoy no tiene un impulso ideológico: cada vez más observa a los candidatos y sus campañas.”
En este sentido, acota que dicha situación puede ser problemática debido a que los partidos que existen hoy en el país son considerados débiles y las posibilidades de que surjan nuevos partidos con propuestas fundamentadas y una ideología clara son casi nulas. Sin embargo, destaca una mayor exigencia ciudadana que ha devenido en las candidaturas independientes.
Describe a estos candidatos ciudadanos como una “válvula de escape a esa situación en la cual los partidos políticos no postulan buenos candidatos. En la mayoría de las ocasiones se presentan en los niveles más cercanos a la ciudadanía: presidentes municipales, diputados locales porque, de otra forma, el aparato partidario es difícil de vencer”.
Aquí también resalta el papel de las redes sociales como una nueva forma de hacer política. “Todavía no sabemos qué ocurre con las redes sociales, sabemos que introducen temas a la agenda, pero no sabemos si inclinan el voto. Lo que pasa con estas es que estamos caminando a una organización sin organizaciones; nos vamos a poder organizar alrededor de ciertos temas, pero una vez logrado el objetivo, se disuelve.”
Todo es revolución… y mala educación
En las marchas de protesta que tienen lugar en México siempre se escuchan consignas que llaman a hacer un revolución. Se lee en los grafitis que quedan en las calles tras el paso de los manifestantes; en mítines estudiantiles se habla de la revolución como condición necesaria para que “florezca la nueva república”. ¿Qué hace que en México todo sea revolución?
“Es algo cultural —responde el escritor—; aquí veneramos a los revolucionarios: incluso hay dos partidos que tienen en sus siglas la palabra revolución. Lo que sucede es que hay una enseñanza de que los verdaderos valientes son quienes se levantan en armas, son los que hacen patria, no los civilizados que aceptan las normas y que a través de las normas impulsan reformas; en México el reformismo es mal visto y ser reformista es lo mismo que ser traidor”.
Para Reyes Heroles el problema revolucionario de México no es sólo cultural, tiene que ver con la educación. “La situación que afecta la educación en México es que el ritmo de crecimiento de la población supera cualquier intento de dar educación. Necesitamos crear una estrategia de emergencia para mantener en el aparato educativo a los jóvenes que se están saliendo. Y, siendo realistas, el Estado mexicano no va a tener los recursos para hacer esa inversión.”
En este punto devuelve la mirada a la cultura de los mexicanos, quienes creen que abrirse al mundo es venderse a ellos, y entonces la educación queda solamente en manos del Estado, un Estado al que siempre se le van a presentar otras urgencias, como la salud y la infraestructura. “Deberíamos de permitir que la educación sea un buen negocio. Que la investigación sea un buen negocio”, propone.
En México el 80 por ciento de los recursos de investigación provienen de las universidades públicas, en particular de la UNAM, mientras que en otros países el Estado invierte el 10 por ciento y lo que da son incentivos para que las grandes empresas investiguen. “Hay que liberalizar y permitir la investigación para que surjan más recursos.”
Para finalizar, Reyes Heroles apunta que la mayoría de los problemas por los que atraviesa el país tienen su raíz en aprendizajes culturales: “somos revolucionarios porque nuestras calles llevan sus nombres; marchamos en las calles y somos violentos porque el gobierno es a lo único que responde; pero dejamos de estudiar porque el Estado no nos da de comer y robamos porque el Estado no nos da trabajo y hacemos trampa porque el Estado no nos educa. En México todo es culpa del Estado y el Estado no alcanza para todo”.