Según un nuevo
estudio colaborativo, 74 expertos de 24 países descubrieron
que una cepa de tifoidea resistente a los antibióticos se ha extendido por
África y Asia en los últimos 30 años.
En un llamado a
la “vigilancia global” contra la enfermedad, el artículo, publicado hoy en la
revista Nature Genetics, revela que
la arquitectura genética de las cepas bacterianas se ha modificado con el
transcurso de las décadas y que la variedad resistente se ha establecido como
la dominante, reemplazando a las que antes podían tratarse con antibióticos.
“Cada año, la
tifoidea afecta a unos 30 millones de personas, así que la vigilancia de escala
global es crítica para responder a una creciente amenaza de salud pública
ocasionada por una cepa resistente a múltiples fármacos, presente en numerosos
países en desarrollo”, declaró la Dra. Vanessa Wong, una coautora del informe
del Instituto Wellcome Trust Sanger, Reino Unido.
Luego de
analizar muestras bacterianas de 63 países, los investigadores descubrieron que
21 contenían la cepa H58.
El estudio demostró
que un solo clado de bacterias tifoideas, llamado H58, es
responsable de todos los casos de tifoidea resistente a los antibióticos.
En vez de
prevenir la infección con vacunas, los países que sufren de epidemias suelen
tratar la tifoidea con antibióticos. Sin embargo, al diseminarse a nuevas
poblaciones, la cepa H58 ha desarrollado mutaciones que le vuelven resistente a
diversos tipos de antibióticos, explicó la Dra. Kathryn Holt, de la Universidad
de Melbourne.
“La tifoidea
resistente a múltiples fármacos ha estado presente, intermitentemente, desde la
década de 1970. Eso se debe a que las bacterias captan nuevos genes de
resistencia antimicrobiana, los cuales pierden cuando utilizamos un nuevo
fármaco”, explicó.
“Sin embargo, en
el caso de H58, los genes se han vuelto parte estable de su genoma, lo que
significa que, esta vez, la tifoidea resistente a múltiples antibióticos no
desaparecerá”, concluyó.
Según la
Organización Mundial de la Salud, la tifoidea infecta anualmente a unos 21
millones de personas y de ellas, 222 000 pierden la vida. Los síntomas incluyen
fiebre de muy alta temperatura, dolor abdominal y diarrea. El patógeno es la
bacteria Salmonella typhi,
emparentada con la Salmonella que
contamina los alimentos.