El presidente del Ecuador, Rafael Correa, en
sus enlaces sabatinos del mes de enero mencionaba en reiteradas ocasiones una
página de memes llamada Crudo Ecuador. Se refería a su administrador y a otros
usuarios de redes sociales como “jocositos o canallas” y los retaba
diciéndoles a ver “si son tan valientes” luego de que se investigue y
exponga su identidad. A Crudo Ecuador la describía como una campaña sistemática
de desprestigio financiada por la oposición.
Esto ha generado críticas desde ciertos
sectores, incluyendo al humorista inglés John Oliver en su programa Last Week
Tonight, quien cuestionaba la tolerancia del presidente y su sensibilidad hacia
los contenidos de redes sociales. En el país, desde el año 2013, con la
aprobación de la Ley de Comunicación, sectores denuncian atropellos a la
libertad de expresión y falta de garantías. Hasta este año la expresión y
difusión de ideas en redes sociales habían permanecido al margen de la
discusión. En los Enlaces Ciudadanos del 17 y 24 de enero, Correa cuestionaba
la manera en que Crudo Ecuador satirizaba hechos y personajes de la realidad
nacional y, en particular, a su persona.
Crudo Ecuador manejaba un perfil en Facebook
y una cuenta de Twitter; su administración era anónima y había alcanzado los
400 000 seguidores, las publicaciones tenían un promedio de ser compartidas
5000 veces y la página tenía un alcance orgánico de 3 millones de personas. El
mandatario decía que las publicaciones estaban manejadas por usuarios que se
“esconden detrás del anonimato para criticar al gobierno” y aseguraba
que serían investigados y sus identidades expuestas. Incluso lanzaba una contra
página llamada Somos+; donde por cada tuit “difamador” se recibirían
10 000 tuits de apoyo a su proyecto político.
En su perfil de Facebook, Crudo Ecuador reaccionó
con otro meme, donde le agradecía al presidente por la publicidad. Continúo
publicando hasta el 20 de febrero cuando tuiteó: “Bueno, hasta aquí llega
todo#UstedGanó @MashiRafael”. Y en Facebook también anunciaba el fin de
sus contenidos. Días antes el administrador y su familia habían recibido un
ramo de flores con amenazas. Desde su derecho al anonimato, conversamos con
Crudo Ecuador sobre su percepción de la libertad de expresión en el país, la
seguridad jurídica y el porqué de su decisión de no publicar más.
—¿Cómo Crudo Ecuador llegó a ser tema de
sabatinas (Enlace Ciudadano)?
—Todo empezó con un meme que mostraba al
presidente en un centro comercial de Ámsterdam y se hacía énfasis en las
declaraciones del mandatario en meses anteriores donde recalcaba que los
“pelucones” (clase alta) estaban acostumbrados a comprar cosas suntuarias en el
exterior y eso afectaba la economía ecuatoriana.
—Dicen que usted hace sátira política. ¿Cómo
califica sus memes e imágenes?
—La verdad hay de todo tipo de temas, no solo
políticos, hay memes deportivos, de noticias de coyuntura y temas de la
idiosincrasia ecuatoriana.
—¿Por qué manejar Crudo Ecuador e invertirle
tiempo y esfuerzo?
—Siempre me gustó comentar en páginas de
medios locales, así como también debatir o criticar, así que decidí mejor crear
mi propia página para dar mi opinión y que si a alguien le gusta que la
comparta, al que no que la debata, y tener un espacio para la libertad de
expresión. Le dedico tiempo como a un hobby, muchos gastan tiempo en el Play
Station, yo le dedicaba ese tiempo a leer los comentarios o mensajes de mi
página.
—¿Por qué transformar un hecho noticioso en
algo satírico?
—Porque es una manera de hacerlo digerible y
convertirlo en viral. Puede que muchos de los seguidores de mi página no estén
interesados en temas de coyuntura o política, pero al tratarlos de una manera
amena, irónica y humorística se logra llegar a esa gente.
—¿Cuál era su objetivo en mente cada vez que
creaba un meme o imagen?
—Me interesaba siempre la viralidad, ver cuántas
personas compartían el contenido, eso indica la aceptación del meme o de la
idea que trasmitía; por lo general, si en los primeros 10 minutos el meme no
llegaba a los 100 compartidos, lo borraba porque me parecía que no funcionó. También
me interesaba ver lo que la gente comentaba y si se armaba debate en los
comentarios.
—¿Por qué cree que su página tuvo tanta
acogida?
—Creo que la página justamente tuvo acogida
porque yo como administrador era imparcial, no era una típica página administrada
por alguien lleno de odio, sino más bien alguien que miraba con objetividad lo
bueno y lo malo. Eso creo que te da más credibilidad.
“A diferencia de otras páginas esta solo
tenía un administrador, entonces la gente sabía que si me escribía, me enviaba
algo o me consultaba era yo el que le respondía y no uno de los administradores
como normalmente pasa en otras páginas. Trataba de darme tiempo para responder
a la mayoría.”
—¿Usted cree que los ecuatorianos comparten
la visión del presidente sobre su trabajo?
—Hay de todo, muchos que sí y muchos que no.
El gobierno se ha ido desgastando, pero no hay que negar que tiene todavía
muchísima aceptación.
—¿Qué busca el presidente al hablar de usted
en Enlaces Ciudadanos?
—El presidente se ha caracterizado por ser
alguien que no soporta la crítica, o un punto de vista diferente al suyo, en su
mismo partido ha habido casos de asambleístas que han sido castigadas por
intentar dar un punto de vista diferente (Paola Pabón). Él ha atacado a varios
frentes, medios de comunicación, editoriales, caricaturas, y creo que estaba
descuidando un frente muy grande… las redes sociales, así que creo que me
cogió de pretexto para empezar a controlar este frente.
—¿Qué opina de los Enlaces Ciudadanos? ¿Son
un espacio necesario?
—Me parece bueno, y diferente a lo que se
acostumbraba con anteriores mandatarios, el que el presidente nos rinda cuentas
de lo que ha hecho cada semana. Esta fue la idea con la que se inició este
espacio, pero ahora se le utiliza para hacer campaña y para atacar a la gente
que no comulgue con el gobierno, y todo esto pagado con nuestros mismos
impuestos.
—¿Encuentra razones por las cuales el
presidente no debería ser objeto de sátira?
—No encuentro ninguna, y mucho menos si él y
su doble discurso se presta para esto a diario.
—Se dice que es diferente la ironía de la
difamación. ¿Usted ha encontrado su propio límite entre ambos conceptos?
—Claro, lo más difícil de crear en el meme
es la manera de dar la idea sin llegar a acusar o difamar, me cuido bastante de
no pasar este límite, obviamente ya la gente en los comentarios se da cuenta y
completa la idea.
—Alianza País (partido del gobierno)
promueve estos límites. ¿A su parecer los respeta?
—Para nada, Alianza País se ha caracterizado
por dar un discurso e incumplir primero lo que dice. Hay varias páginas del
gobierno, campañas que se han pautado en radio, TV y redes sociales donde se
difama a otros candidatos y de eso no dicen nada. Hasta la misma página que se
supone crearon para contrarrestar el anonimato en las redes sociales (Somos +)
es anónima, nadie sabe quién la maneja.
—¿Cuando usted fue objeto de comentarios en
una sabatina a qué temía?
—La verdad fui muy confiado, pensé que como
el presidente mismo dijo que no cometía nada ilegal, se iban a respetar mis
derechos y esto se iba a seguir manejando a escala de redes sociales. Por eso
seguí publicando y hasta le agradecí por la “publicidad” que hizo a mi página.
Nunca pensé que el gobierno iba a saltarse la ley e iba a empezar a investigarme
como si fuera un criminal peligroso.
—Usted dijo que pasó del miedo a la
indignación. ¿Cuál es la diferencia?
—La diferencia es gigante, uno siente miedo
cuando no sabe lo que le puede pasar, estar pensando cuál será el próximo
movimiento del gobierno y ver que te demuestran que ellos tienen todo el poder
para localizarte y tenerte en la mira. Pero pasa a la indignación cuando ve que
uno como ciudadano puede ser violentado en sus derechos por el Estado, que se
salte el debido proceso legal y que no haya la manera de reclamar ni a quién
hacerlo.
—¿Encuentra usted un apoyo y amparo, en caso
de que la situación vaya más allá, en la ley e instituciones reguladoras del
Estado?
—Para nada, al día siguiente de que el presidente
me nombrara en la sabatina aparecieron los mensajes con amenazas de muerte
contra mí y mi familia, el ministro del Interior, creo que por la coyuntura del
momento, presentó la denuncia a la fiscalía, pero esto simplemente quedó en el
olvido. El día en el que fui a presentar yo la denuncia sobre el ramo de flores
que me había llegado, la fiscalía no quiso recibir la denuncia. Hubo luego una
pronunciación de la CIDH sobre mi caso, y el Estado tampoco le prestó atención.
Así que no hay un organismo que me pueda proteger o defender como ciudadano
ante el gobierno.
—¿Le parece correcta la manera en que se
está aplicando la ley de comunicación en casos como el diario El Universo y el
caricaturista Bonil?
—Claro que no, la Ley de Comunicación no
tiene nada de “ley”, es todo subjetivo y acoplado a los intereses del gobierno.
—¿Qué impresión le ha dejado lo sucedido con
el semanario Charlie Hebdo?
—Es lamentable, aunque yo no haya sido un
lector o fan de su forma de hacer humor, no es para nada justificable lo que se
hizo. Si a alguien no le gusta lo que el otro dice o publica, es simple, no lo
lea y busque algo que sí le guste. Nadie puede mandar en el gusto y
preferencias de los demás.
—¿Qué oportunidades ofrecen las nuevas
tecnologías para quien desea expresarse?
—Te dan la posibilidad de dejar de ser un
simple receptor de información y convertirte en un comunicador.
—¿Cree que las redes sociales limitan el
control al que puede aspirar un gobierno o realmente no alteran la balanza?
—Las redes sociales cada vez son un espacio
más importante en la sociedad, ya que los mensajes de los ciudadanos se
masifican y se puede notar una atmosfera de apoyo o rechazo a las decisiones o
actitudes del gobierno.
—¿Cuál es el panorama para la libertad de
expresión en Ecuador?
—Cada vez hay menos libertad de expresión,
acá hay libertad de “repetición”; si uno no dice lo mismo o comulga con lo que
dice el gobierno ya es considerado como conspirador, odiador, desestabilizador o
traidor.
—¿Qué riesgo representaba usted? ¿Por qué
amenazarlo?
—Bueno, mi página tenía 400 000 seguidores,
las publicaciones tenían un promedio de ser compartidas 5000 veces y la página
tenía un alcance orgánico (sin pagar publicidad) de 3 millones de personas en
un país que tiene 15 millones de habitantes. Es decir, sí llegaba mucho más que
algunos medios tradicionales. Era incómoda no solo para el presidente, sino
para las empresas y personas que manejan la estrategia en redes del gobierno,
ya que se podía ver cómo una página manejada por una persona, y gratis, estaba
pesando mucho más que toda una estrategia de varios años y de algunos millones
invertidos en redes sociales por parte de los encargados de la comunicación
oficial. Creo que a ellos son los principales a los que estaba perjudicando con
mi página.
—¿Ecuador es un país libre?
—Si quieres apoyar al gobierno ciegamente,
eres libre de hacerlo, si quieres dar un punto de vista diferente, tienes que
andarte con cuidado.
—¿Es una derrota el cerrar su página y decir
que ganaron?
—No siento como derrota, creo que si necesitaron
pasar de la batalla en redes a lo personal al mandarme amenazas contra mi
familia es porque en las redes ellos se dieron por vencidos.
—¿Y ahora qué queda? ¿Qué viene?
—Bueno, por el momento estoy retomando
algunos proyectos y trabajos que tenía pendientes por todo el tiempo que me
demandó esta batalla en las redes. No tengo claro ni he pensado qué hacer en el
futuro, estoy todavía tratando de regresarle un poco la tranquilidad a mi
familia.