Estados Unidos y Cuba iniciaron este viernes en Washington la segunda ronda de un histórico diálogo de alto nivel para avanzar hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas, aunque no faltan piedras en el camino: el embargo y la salida de Cuba de la lista de países que apoyan al terrorismo, entre otras.
Por el lado norteamericano, la delegación estuvo encabezada por la subsecretaria de Estado para América Latina, Roberta Jacobson, y su contraparte cubana por Josefina Vidal, jefa del departamento de Estados Unidos en la Cancillería de Cuba.
El saldo de la primera reunión en La Habana.
Las dos delegaciones ya mantuvieron una histórica primera reunión en enero en La Habana, también conducida por Jacobson y Vidal, y ahora buscan avanzar rápidamente en acuerdos objetivos que permitan la reapertura de las respectivas embajadas.
Esa primera reunión de alto nivel en La Habana sirvió para romper un hielo de décadas entre los dos países, en un gesto aplaudido enérgicamente por la comunidad internacional, pero terminó con escasos acuerdos firmes y la determinación de seguir las conversaciones.
La segunda reunión en Washington.
Estados Unidos y Cuba podrían reabrir sus respectivas embajadas antes de la Cumbre de las Américas, en abril, a pesar de los temas que quedaron pendientes al fin de la segunda ronda de negociaciones, dijo la jefa de la delegación estadounidense, Roberta Jacobson.
Jacobson afirmó que Estados Unidos está “trabajando duramente” para resolver esos temas pendientes, en especial la remoción de Cuba de la lista del Departamento de Estado sobre terrorismo, una medida que “podemos hacerla a tiempo para la Cumbre de las Américas”, añadió.
La remoción de Cuba del listado sobre estados que promueven el terrorismo, dijo Jacobson, es “un proceso que está en marcha”.
Poco antes, la jefa de la delegación cubana, Josefina Vidal, aseguró que la retirada de Cuba de esa lista “no es una condición” para alcanzar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero que el tema era “una prioridad” para su país.
Las piedras en el camino.
Pero si bien el restablecimiento de las relaciones diplomáticas parece una tarea limitada a acuerdos sobre cuestiones prácticas y de logística, los dos países han dejado clara su convicción de que la normalización completa de los lazos bilaterales será un proceso mucho más largo y complicado.
Uno de los obstáculos más apremiantes es la permanencia de Cuba en la lista del Departamento de Estado sobre países que promueven el terrorismo. Aunque Obama ya ordenó revisar esa inclusión, la eventual remoción del país de esa listada aún podría demorar más tiempo y aparentemente el caso no estaría resuelto antes de la Cumbre de las Américas.
Este viernes, el Secretario de Estado, John Kerry, dijo que las conversaciones se concentran en las relaciones diplomáticas y su equipo no está negociando la exclusión de Cuba de esa lista. “La designación sobre países que promueven el terrorismo es un proceso separado, no es una negociación”, dijo.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas “sería más fácil” si no se relaciona ese proceso con la lista sobre terrorismo, expresó la fuente estadounidense el jueves.
El obstáculo mayor es el embargo comercial y económico estadounidense a Cuba, que después de casi medio siglo de aplicación se encuentra codificado en ley (en especial la llamada Ley Helms-Burton), de forma que la supresión completa de la maraña de sanciones sólo podrá ser, en definitiva, obra del Congreso estadounidense.
El propio Obama ha reiterado que el embargo “no ha funcionado” y por ello defiende su desmantelamiento, pero como su Partido Demócrata no controla ninguna de las dos Cámaras del Congreso, la tarea no se presenta fácil.
Buscan nueva estrategia bilateral.
“Buscamos una nueva estrategia”, respondió el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Reiteró que “la estrategia anterior, llevada a cabo durante más de 50 años, que consistía en intentar aislar a Cuba para hacer presión sobre el gobierno y que cambie su manera de tratar a los ciudadanos” había arrojado “muy pocos resultados”.
La administración estadounidense flexibilizó en las últimas semanas algunos aspectos del embargo –para el sector privado de empresas cubanas y en las telecomunicaciones–, pero lo esencial sigue vigente.
Las discusiones del viernes también podrían permitir establecer una fecha para un primer encuentro oficial sobre derechos humanos, según diplomáticos estadounidenses.
(Con información de AFP).