Los estadounidenses se introducen muchas agujas en las venas. Según cálculos, cada día se puncionan alrededor de 2.7 venas en el país: entre extracciones de sangre para “chequeos” anuales, colocación de soluciones intravenosas, donaciones de sangre y demás, médicos y enfermeras están en constante búsqueda de la vena perfecta para perforarla cuidadosamente. Con todo, la extracción de sangre sigue siendo un procedimiento difícil pese a su generalización y hallar una vena es complicado; se calcula que 30 por ciento de los pacientes requieren de varios pinchazos.
La neoyorquina AccuVein promete remediar el problema con un nuevo dispositivo que utiliza tecnología infrarroja para proyectar la imagen de las venas en la superficie de su piel. Si bien la tecnología ha existido desde hace casi una década, los primeros aparatos de visualización venosa eran demasiado costosos para la mayor parte de las clínicas de salud y también excesivamente pesados (alrededor de 75 kilogramos) para resultar prácticos. En cambio, el nuevo AccuVein AV400 pesa escasos 300 gramos y cuesta solo 5500 dólares.
Según la empresa, el dispositivo ya se utiliza en más de tres mil establecimientos de salud, incluidos muchos hospitales de enseñanza.
“Antes de AccuVein, la única opciónpara encontrar una vena –sobre todo en pacientes muy jóvenes, ancianos, de piel oscura y obesos- era la palpación”, explica Catherine Nunn, coordinadora del programa de acceso venoso del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, donde se utiliza AV400. Eso causaba muchos problemas, incluido el movimiento de pacientes, cosa que la tecnología de localización venosa “resuelve sin dificultad”. Esa tecnología ha “generado un mayor nivel de confianza en los técnicos de venopunción, y un técnico más confiado se traduce en pacientes más confiados”. Además, al disminuir el temor relacionado con la punción de la aguja podría incrementarse la cifra anual de pacientes vacunados.
“En general, hay dos tipos de personas que rehúsan la vacunación”, señala el doctor William McKay, profesor de manejo del dolor en la Universidad de Saskatchewan. “El primero, quienes sufren de paranoia por las vacunas y el segundo, los que padecen de fobia a las agujas”. Tal vez la tecnología no pueda hacer mucho por el primer grupo, pero los aparatos para visualización venosa quizás puedan aliviar los temores del segundo.