Hemos llegado a un
momento en nuestro país en el que el simple hecho de mencionar algunos estados
nos puede poner los pelos de punta. Los medios de información nos hemos dado a
la tristísima tarea de generalizar problemas locales, haciendo que estados
completos –como lo son Guerrero, Tamaulipas y Michoacán- queden devaluados.
Nos hemos olvidado
de la belleza de los estados porque hemos dejado que el miedo infundido por
externos sea más grande que nuestras tradiciones, que las fiestas que nos
identifican como país y que nos dan un lugar en el mundo.
Michoacán es uno de
los estados más tradicionales de la República Mexicana, año con año miles de
turistas –mexicanos y extranjeros- visitan ésta entidad para celebrar fiestas
como el Festival de Cine de Morelia o las tradicionales fiestas del Día de
Muertos.
El Día de Muertos es
una tradición mexicana de origen mesoamericano en la que se honra a los
difuntos. Se celebra el 2 de noviembre en muchos panteones de la República
Mexicana.
En Michoacán es una
de las fiestas más importantes del año, la gente se prepara física y
emocionalmente para pasar la noche en el panteón, para hacer ofrendas a sus
familiares difuntos y para compartir con ellos una noche más: la única noche
del año en la que los espíritus bajan a la tierra, disfrutan de los alimentos
de los que gustaban cuando estaban vivos y de alguna manera conviven con sus
familiares.
Pasar el Día de
Muertos en Morelia, Michoacán, es una experiencia inolvidable, muy emotiva y
altamente recomendable para quien sea que quiera conocer las tradiciones que se
encuentran en la raíz de nuestra cultura mexicana.
No podemos perder la
oportunidad de dar un paseo en tranvía por las calles de Morelia visitando el
Templo de Guadalupe (una de las cuatro iglesias más hermosas de la República
Mexicana) y finalizando en el famoso Museo del Dulce en el que los visitantes
aprenden a hacer su propio ate de manera tradicional, además de conocer la
historia que llevó a Morelia a ser tan famosa por su producción de dulces
típicos. Todo para pasar la noche en el hotel Cantera 10, un hotel moderno pero
que aún conserva esa magia que cubre a toda la ciudad.
Otra de las
cualidades más importantes de Michoacán es la comida -que fue una gran parte de
lo que llevó a la comida mexicana a ser considerada como Patrimonio Cultural de
la Humanidad-. No podemos ir a
Morelia sin probar las típicas enchiladas placeras del restaurante Los
Mirasoles, un perfecto corte de carne acompañado de un buen vino en El
Parrillón de Tablada o una sopa de huchepo en el típico San Miguelito, en dónde
de paso podemos rezarle a San Antonio por una pareja.
Pero fuera de
Morelia, hay muchas cosas que ver. Un hermoso lago llamado Zirahuén resguarda
la leyenda de una joven princesa que aún vive en el fondo del lago y que se
alimenta de los corazones de los muchachos que se atreven a nadar en él.
En ese mismo lago se
encuentra Zirahuén Forest and Resort, un hermoso lugar en el que los visitantes
pueden pasar un increíble rato lanzándose de tirolesas, poniendo a prueba su
destreza en los puentes colgantes o practicando ejercicio en el kayak. Incluso
puedes pasar la noche ahí, en unas hermosas cabañas, con vista al lago: una de
esas vistas que te llena de ánimo al despertar.
Pasar días en
Michoacán es una experiencia increíble y sumamente llenadora, sobretodo cuando
llega la noche del 2 de noviembre en donde los panteones que rodean el Lago de
Patzcuaro se visten de naranja y desprenden un impregnante olor a leña,
cempasuchil y mezcal.
En panteones como
los de Arócutin, Ihuatzío y Tzintzuntzan la gente se despierta temprano para
decorar las tumbas de sus familiares difuntos y entre frío y tristeza pasan la
noche rezando, cantando o platicando con familiares y vecinos a los que hace
tiempo no veían.
Como turista es una
experiencia fuerte, no solo por la amabilidad de los locales que te platican de
sus tradiciones y comparten contigo pan, frutas o lo que sea que hayan llevado
a sus muertos, pero porque sobretodo te hace reflexionar sobre la importancia
de rendirle homenaje a los difuntos, y sobre la importancia de mantener vivas
nuestras tradiciones.