El posicionamiento que el pasado jueves 27 de noviembre tomó
el presidente Enrique Peña Nieto al presentar sus “10 medidas para mejorar
la seguridad, la justicia y el Estado de derecho” resulta consecuente con
los hechos que han antecedido y que han puesto en jaque a la sociedad mexicana,
y que evidentemente han afectado la percepción que se tiene de la eficacia del
gobierno.
Este decálogo, además, posee puntos débiles, por ejemplo, la
pretensión mostrada en el discurso de presentación de que con una reforma
constitucional se pueden solucionar los problemas de inseguridad que hoy
aquejan a México.
Pese a ello, de acuerdo con Óscar de los Reyes Heredia,
director del Departamento de Derecho del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa
Fe, en las medidas adoptadas por el presidente de México “existen elementos
interesantes, como el tema de un instrumento de identidad para la ciudadanía y
el atacar directamente a los estados que tienen o que están padeciendo el
problema”.
Sin embargo, opina el especialista, “es muy importante
destacar que el problema no necesariamente se puede resolver en los años de
gestión que le quedan al presidente, es un problema estructural en el que es
muy importante destacar la corresponsabilidad tanto de la sociedad civil como
del gobierno. No se debe pretender que en un sexenio se pueden resolver
problemas que llevan varios años”.
Días antes de la presentación del decálogo del presidente, la
sociedad mexicana esperaba una respuesta inmediata a hechos inmediatos y
dolorosos, pero al parecer no recibió lo deseado.
Nuestro consultado explica que ello se debió a que entre la
población civil se generó una expectativa demasiado alta, “por eso el
discurso pudo resultar insuficiente para lo que la sociedad esperaba”.
Explica al respecto: “Había una expectativa de cambios en
el gabinete, de reposicionamientos, pero tampoco hubiese sido oportuno porque
no olvidemos que el año que entra es electoral, y la toma de decisiones en
términos del cambio de gabinete se debe dar en otros tiempos y bajo otras
circunstancias. Aquí la expectativa que se generó en la sociedad fue de cambio,
que tampoco necesariamente hubiese sido garantía de eficacia, ese es otro
asunto que tiene que ver con la cultura, hay ciertas debilidades estructurales
que no cambian moviendo a una persona, sino cambiando o reorientando las
estrategias”.
Es decir, “los acontecimientos en un momento dado no
necesariamente pueden resolverse de manera inmediata; creo que la debilidad fue
haber generado una expectativa mayor”.
De los Reyes Heredia, doctor en Derecho Constitucional y quien
en su larga carrera como catedrático e investigador ha ocupado diversos puestos
tanto en el servicio público como privado, añade que Peña Nieto está ante la
oportunidad de colocarse como el impulsor de una verdadera transformación del régimen.
“El asunto es que pueda, en un momento dado, tener la
capacidad de operación política para conjuntar los distintos intereses que
coinciden o coexisten o que están en juego en este momento. Lo que sí es muy
claro es que nuevamente se reafirma que estamos en presencia de una tendencia
hacia centralizar el control de los aspectos más álgidos de la situación que
hoy en día estamos viviendo, es decir, la Federación está cada vez
fortaleciéndose más para ejercer el control”.
El problema de inseguridad que hoy asola a México no es
reciente ni surgió de un día para otro. Por el contrario, ha existido en el
país históricamente y ningún presidente se ha atrevido a atacarlo con decisión
y vigor.
“Este es un problema que ya es de varios sexenios
—interviene nuestro entrevistado—. Y no me gusta utilizar la palabra ‘sexenio’
porque sería caer en esto que estoy tratando de combatir, que la sociedad
mexicana ponga sus expectativas en un sexenio cuando el asunto es un problema
que tiene que verse a largo plazo, es decir, tener como principio una visión de
Estado. Si el presidente logra materializar y, sobre todo, que la sociedad
confíe en que haya un proyecto de Estado, en ese sentido puede presentar todos
los intereses que están en juego en este momento”.
Para el experto en el tema, el jefe del Ejecutivo tiene que
atender lo importante y lo urgente, y no nada más ejecutarlos, sino que la
sociedad perciba que está atendiéndolos.
“En términos de la percepción los decálogos ayudan, ya lo
han hecho en otros países, pero aquí lo importante es que los decálogos vayan
aparejados con estrategia concretas, focalizados para generar el cambio, pero
también la percepción del cambio, no nada más que sobrevenga la transformación,
que se atiendan los problemas, sino que haya la percepción de que se están
atendiendo de manera eficaz”.
Para concluir, el experto en derecho manifiesta que algo muy
importante que debe destacarse es que la sociedad civil también tiene una
enorme responsabilidad en el tema de la inseguridad:
“Gran parte de las decisiones que está tomando el
gobierno tienen que ver con la movilización de la sociedad civil de manera
espontánea. Es decir, la sociedad mexicana ha cambiado y, en un momento dado,
tenemos que trascender del papel de demandante, de denunciante, al papel de
exigir que nos abran espacios para contribuir con el gobierno a atender los
grandes problemas nacionales y que esto signifique que el gobierno no nos deje
de lado en temas tan importantes como la seguridad nacional, la seguridad
pública y, sobre todo, la seguridad humana”.
@JoelAguirreA