Crear campañas en redes sociales se
ha vuelto tan fácil como complicado para cualquier compañía. El mito de abrir
un usuario en Twitter o crear una fan pagede Facebook que le vayan a
dar la presencia necesaria a la marca para traducirse en ventas, no es muy
claro.
La competencia, el conocimiento de la sociedad
de las
redes y la apatía que se han ganado estas con el tiempo, han hecho que día a
día aparezcan agencias y departamentos enfocados 100 por ciento en la
mercadotecnia digital. Esto ha propiciado que la generación de marketing por
medio de redes sociales, con o sin inversión, se vuelva tarea difícil.
Aun así, existen herramientas tecnológicas y otras
opciones que, aunadas a la creatividad y dedicación de los emprendedores y
encargados de marketing de estos pequeños negocios puedan crear engagement
(compromiso) y ventas.
Twitter tiene tres formas de vender publicidad en su
plataforma: promoviendo cuentas, promoviendo tuits y promoviendo tendencias. La
forma de calcular el costo varía. Solo se paga cuando la gente comienza a
seguir la cuenta o se le da retuit, favorito, se recibe respuesta o se le da
clic al tuit. A esto se le llama costo por acción y la inversión mínima es de
15 000 dólares por trimestre o 10 000 dólares por un mes y está sujeto a la
segmentación y competencia.
Estas opciones están disponibles para cualquiera y
solo se necesita una tarjeta de crédito para las microempresas. En el caso de
una marca más grande, un especialista de Twitter Ads se encargará de la cuenta.
La realidad es que resulta imposible garantizar el
éxito de una campaña pagada en Twitter. Por ello, muchas marcas recurren a
tuiteros populares para crecer en redes sociales. Por ejemplo, en noviembre
pasado, cuando México sufría para calificar al Mundial de Brasil y jugaba el
repechaje contra Nueva Zelanda, una popular marca de cerveza contrató a varios
jugadores de la Selección Nacional para que estos anunciaran sus productos a
través de Twitter. La campaña fue un rotundo éxito y los futbolistas se
embolsaron alrededor de 20 000 pesos por cada tuit que vendieron.
A diferencia de una campaña pagada directamente a
Twitter, la marca cervecera contrató a estos influencers y de forma “orgánica”
obtuvo los resultados que esperaba. En la actualidad, estas alternativas son
muy comunes, especialmente en el mercado latinoamericano. El problema radica en
que los influencers han vis-
to una mina de oro en estas prácticas y ahora compran followers
(seguidores) fantasmas para impresionar a las agencias digitales y que les
compren tuits. Si dichas agencias no conocen el negocio a la perfección,
terminan abusando de ellas con campañas sin éxito, ya que los seguidores
fantasma son incapaces de generar engagement, que es el objetivo final de una
marca.
La tecnología para hacer mejor uso de las redes y
anticiparse a todo lo que conforma una campaña para tu negocio existe, hay que
saber cuál es la adecuada y como usarla. Beneficiarse de esta puede ayudarnos
para no terminar abrumados. Saber horarios de engagement y programar campañas
de estas redes podría ser una ventaja primaria para un buen arranque.
El uso correcto de las redes sociales podría
catapultar a una marca, pero al igual que cualquier campaña de marketing
general, una campaña digital requiere de un propósito, plantación y un target
muy bien definido. Es decir, una página web o una landing page (página
de aterrizaje) debería ser el primer paso para dirigir a tus próximos clientes.
La tecnología social y el engagement nos dan grandes
ventajas para viralizar una campaña a audiencias exponenciales, pero siempre
hay que considerar a la vieja escuela del marketing. Internet, las redes
sociales y las herramientas tecnológicas solamente son un medio para llegar a
las personas.
Por cierto, 10 000 seguidores cuestan 127 dólares o 25
000 seguidores por 297 dólares, según twitterwind. com (ahora todo tiene
sentido: ya sabemos de dónde salen los llamados twittstars).