DESPUÉS de enfermar,
en agosto, el Dr. Senga Omeonga, cirujano de Monrovia, Liberia y superviviente
del ébola tuvo que aguardar una semana para recibir una cama en la única Unidad
para Tratamiento de Ébola de la ciudad. Nación del tamaño de Tennessee, Liberia
tiene casi 4000 casos de ébola y sin embargo, la unidad de tratamiento en la
ciudad más abrumada solo tiene capacidad para 40 camas y Omeonga –vomitando y
con fiebre muy alta se encontraba en cuarentena con otros enfermos que
necesitaban atención.
“Daban prioridad a los trabajadores sanitarios, pero incluso yo tuve que
esperar una semana”, explica el médico. Explica que, entre la falta de camas y
la escasez de equipo protector para los trabajadores de salud, deben negar
tratamiento a muchos pacientes de ébola. “Así que [los enfermos] regresan a
casa y diseminan la infección en sus comunidades. Es un problema muy grave”.
La epidemia de ébola ha asestado un terrible golpe a la infraestructura de
salud de África occidental. Sin embargo, ya que la ayuda internacional llega a
las regiones devastadas en contenedores de embarque, ¿no sería posible que esos
mismos depósitos llevaran también unidades desplegables para el tratamiento del
ébola.
Durante 13 días, estudiantes de la maestría en arquitectura de la
Universidad de Texas A&M trabajaron día y noche diseñando prototipos de
esas unidades.
Asesorados por expertos como Annette Sobel, mayor general de la Fuerza Aérea
y especialista en vigilancia global de enfermedades, los alumnos produjeron 11
diseños de pabellones ébola portátiles que podrían transportarse sin dificultad
en un contenedor de embarque o avión de carga, tan ligeros que podían izarse en
helicópteros y lo bastante sencillos para armarlos rápidamente en un
estacionamiento o en campo abierto.
“Es crítico que esas unidades no estén en terrenos contiguos a hospitales
existentes. No se puede correr el riesgo de contaminar hospitales completos”,
previene George Mann, director de un estudio de arquitectura para salud pública
de la universidad. Por supuesto, las unidades también debían tener aire
acondicionado e incorporar espacios para que los trabajadores sanitarios
descontaminaran sus equipos de protección, y algunos diseños también incluían
cercados y puestos de seguridad. “Por desgracia, cuando no haya suficientes
camas, los enfermos tratarán de entrar por la fuerza y los trabajadores de
salud y los pacientes deberán estar protegidos”.
Un alumno, Soheil Hamideh, diseñó un pabellón de ébola con material flexible
y resistente a la radiación UV que puede plegarse para transportarlo y después,
expandirse como un acordeón para formar largas unidades rectangulares con
capacidad para 48 pacientes. Los pabellones expansibles incluyen duchas
descontaminantes para el personal, unidades para almacenar desperdicios y un
depósito de cadáveres para mantener los cuerpos, aún contagiosos, lejos de las
zonas de tratamiento.
Otra estudiante, Qianqian Zhang, diseñó sus unidades como una red de celdas
geométricas con paredes de politetrafluoroetileno, material sintético, ligero y
altamente impermeable extendido sobre una sencilla estructura de travesaños con
piezas de articulación, como una sofisticada tienda de campaña de lados rígidos.
P. K. Carlton Jr., exdirector de Salud de la Fuerza Aérea, quien ayudó a
asesorar a los estudiantes dijo a Fast Company que el próximo paso será mostrar
los diseños a los miembros del Congreso. Estados Unidos ha dedicado millones de
dólares a la ayuda de emergencia y la infraestructura de salud de Guinea,
Liberia y Sierra Leona, pero aún no ha anunciado proyecto alguno para
implementar pabellones portátiles como los diseñados por esos jóvenes.