Un estudioso de la Biblia afirma que Jesús y sus seguidores no eran pacifistas.
Según un erudito análisis de los libros del Nuevo Testamento, es posible que crucificaran a Jesús porque sus seguidores portaban armas.
Dale Martin, profesor de estudios religiosos de la Universidad de Yale, señala que este aspecto de las historias relatadas en los Evangelios ha recibido poca atención, pero podría explicar la ejecución de Jesús y demostrar que el Nazareno no era el pacifista que muchos suponían.
Los libros de Marcos y Lucas afirman que, al menos uno (y quizá dos o más) de los seguidores del Mesías portaban espada cuando fue arrestado poco después de la Última Cena, durante la festividad judía de la Pascua; es más, según el Evangelio de Juan, un discípulo –Simón Pedro- utilizó el arma para cercenar la oreja de un soldado que arrestó al Maestro.
Es casi indiscutible que los romanos, al mando del prefecto Poncio Pilatos, no habrían tolerado esa conducta militante, explica Martin a Newsweek. Por ejemplo, documentos históricos demuestran que, en esos tiempos, era ilegal circular con armas por Roma y otras ciudades romanas; y aunque no quedan registros legales de Jerusalén es razonable concluir, con base en el conocimiento de la historia romana, que los regentes de la región habrían proscrito el uso de armas y no habrían tolerado que pandillas de judíos armados rondaran la ciudad durante la Pascua, festividad a menudo turbulenta, explica Martin.
“Igual que en Roma arrestaban a cualquiera por llevar siquiera una daga, el hecho de que los seguidores de Jesús fueran armados era motivo suficiente para crucificarlo”, dice Martin, cuyo análisis fue publicado este mes en Journal for the Study of the New Testament.
Harold Attridge, exdecano de la Escuela de Divinidad de la Universidad de Yale, no participó en el artículo, pero dijo a Newsweek que el análisis de Martin es confiable y que “posiblemente los romanos habrían sido muy estrictos con cualquiera a quien percibieran como una amenaza política”, como sin duda lo fue Jesús.
El artículo “nos recuerda que los primeros seguidores de Jesús y quizás él mismo entraron inevitablemente en conflicto con el arbitrario terrorismo estatal del Imperio Romano, [en el cual] los romanos practicaban actos aleatorios e intencionales de violencia contra las poblaciones conquistadas y mataban decenas de miles crucificándolos”, explica Hal Taussig, especialista en Nuevo Testamento del Seminario Teológico Union de Nueva York.
El trabajo de Martin aborda una interrogante aun más importante, agrega Bart Ehrman, profesor de la Universidad de Carolina del Norte: ¿Por qué iban armados los seguidores de Jesús, sobre todo en una festividad religiosa? Martin argumenta que Jesús y sus discípulos estaban a la expectativa de un inminente enfrentamiento apocalíptico en el que fuerzas divinas (en forma de ángeles) destruirían Roma y el templo de Herodes para dar entrada a un nuevo reino. Y para ello, tal vez habría sido necesario que los seguidores lucharan, dice.
Se antoja un poco descabellado, pero algo parecido describen algunas partes del Libro de las Revelaciones, y el escenario de “fuerzas celestiales a las que se unían fuerzas humanas… era una expectativa en un documento fundamental de los Rollos del Mar Muerto”, grupo de textos que arrojó luz sobre la filosofía de diversos pueblos judíos de la época de Jesús, prosigue Martin.
De hecho, muchos académicos que estudian la historicidad de la Biblia creen que “Jesús fue el profeta judío apocalíptico que aguardaba la inminente llegada del reino de Dios en la Tierra”, afirma Martin.
Su artículo también sugiere que Jesús pudo haber estado a favor de luchar, al menos en esa postura apocalíptica, dijo Ehrman a Newsweek. “[Martin] me hace reconsiderar mi sentir de que Jesús era completamente pacifista”, confiesa. “Y hace falta mucho para hacerme cambiar de parecer respecto de Jesús”.
No todos concuerdan con las opiniones de Martin. Aunque el artículo es una “contribución extraordinaria”, interpone Taussig, es “casi imposible saber muchas de las cosas que propone el profesor Martin, ya sea que tengan validez histórica o no”.
Pues identificar la verdadera historia que subyace en los libros de la Biblia es el objetivo de esta rama de estudio; y no es tarea fácil, si se considera que los primeros Evangelios fueron escritos 40 a 60 años después de la vida de Jesús, por personas que no presenciaron los acontecimientos. Y como cabe suponer, hay muchos desacuerdos entre los estudiosos.
Paula Fredriksen, historiadora de cristianismo antiguo en la Universidad Hebrea de Jerusalén dice que el artículo de Martin tiene varios “agujeros por los que podrían pasar camiones”. Para empezar, no le parece lógico suponer que, como era ilegal portar armas en la ciudad de Roma, la misma ley aplicara en Jerusalén. El control en dicha ciudad no era estricto, argumenta y el prefecto Pilatos solo la visitaba en la Pascua para mantener la paz. Además, en esa época habría sido imposible vigilar a los miles de judíos que visitaban Jerusalén. “Ni siquiera puedo imaginar el caos que habría en esos días festivos”, dice.
Por otra parte, agrega, el término griego utilizado en los Evangelios y que Martin traduce como espada es algo más parecido a un cuchillo y semejante arma podía ocultarse con facilidad. “Solo profesionales”, como los soldados, “portaban espadas”, sentencia. Con todo valora que Martin “defienda su argumento”, pues es lo que deben hacer todos los estudiosos de la historia bíblica. La controversia y los debates son inevitables y “divertidos. Como deportes de contacto”, concluye Fredriksen.
@Douglas_Main